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La pandemia dispara la cifra de familias de la Comunidad con carencia material severa

La autonomía es la segunda donde más personas sufren problemas para comprar carne, mantener la casa caliente o afrontar imprevistos

Reparto de alimentos en una despensa solidaria durante el confinamiento.

Lo venían advirtiendo los expertos y ahora lo confirma la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística. Los efectos de la pandemia se han dejado sentir de forma mucho más severa entre los hogares más modestos y ha disparado la cifra de personas que sufren carencia material severa.

En el conjunto del país, la población que atraviesa por esta situación -que el INE define como la acumulación de al menos cuatro problemas graves, como no poder comprar carne al menos cada dos días, retrasarse en el pago de la hipoteca o no poder afrontar imprevistos-, ha pasado del 4,7% al 7% en un solo año. Pero los datos son mucho peores en la Comunidad Valenciana, donde el volumen de hogares dependiente de los sectores más afectados por el covid es mayor.

Así, en la autonomía la población con carencia material severa se ha disparado del 4,8% al 11,5%, lo que significa que hay más de 580.000 personas en toda la autonomía y casi 218.000 en la provincia de Alicante en esta situación. Sólo Melilla, con un 13,9%, presenta un mayor volumen de personas con este problema.

Si se desglosa por los diferentes problemas que identifica el INE, la población de la autonomía que no puede permitirse comprar carne o pescado al menos cada dos días prácticamente se ha triplicado, al pasar del 2,6% al 7,2%, sin duda el indicador más preocupante.

Los que no pueden permitirse mantener una temperatura adecuada en sus casas también se duplican, al pasar del 6,1% al 13,6% de la población; y los que han tenido retraso con algún pago relacionado con la vivienda -luz, hipoteca, agua, etc- suman un 13,1%, cuatro puntos más que el año anterior.

Aumentan menos los que aseguran que no puden afrontar imprevistos, que suman el 36,8% frente al 35,3%, aunque probablemente sea porque esta cifra ya era elevada antes. Y lo mismo ocurre con los que no pueden permitirse ni una semana de vacaciones, un 36,1%.

Todo esto ha llevado a que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión -la denominada tasa AROPE- también haya aumentado hasta el 29,3%, aunque el propio INE alerta de que este indicador sólo refleja parcialmente los efectos del covid ya que, además de la población con carencia material, para calcularla también se toma como referencia el nivel de ingresos del año anterior, en este caso de 2019, antes de la irrupción del covid.

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