¿Son sostenibles las granjas marítimas? ¿Cuál es su impacto desde el punto de vista ambiental? ¿De qué modo pueden afectar la acuicultura a la pesca tradicional? ¿Es una opción de futuro? ¿Y de presente? A estas y a otras preguntas respondieron ayer durante el encuentro digital «Acuicultura, una actividad sostenible para la alimentación del futuro» diferentes expertos, quienes coincidieron en poner en valor este método de cultivo de especies acuáticas por su impacto beneficioso desde un punto de vista económico, social y medioambiental.

El evento, que estuvo moderado por Toni Cabot, director del Club INFORMACIÓN, contó con la participación de Javier Ojeda, gerente de APROMAR; Tahiche Lacomba, director de Ventas de Iberia en AVRAMAR; Marisa Navarro. Concejal de Turismo de El Campello; Gabriel Soler, director Científico del Instituto de Ecología Litoral; y Vicente Carlos Baeza, de la Cofradía de Pescadores de El Campello.

Todos los participantes convinieron en destacar la sostenibilidad de la acuicultura que se realiza en España y los beneficios ambientales que generan estas instalaciones en los entornos donde se instalan. Al respecto, Javier Ojeda consideró que la mejor forma de saber si la acuicultura es sostenible es ver qué pasa en una zona 20 años después de que una granja marítima se haya instalado y «lo que vemos y podemos constatar en España es que florece la vida y se convierte en un oasis de biodiversidad».

En esta línea, prosiguió, «no conozco ningún caso de impacto ambiental negativo de acuicultura en España. Por el contrario, estas granjas permiten la recuperación del medio natural y de los espacios naturales como puede constatarse en El Parque Natural de la Bahía de Cádiz o la Reserva Marina de Os Miñarzos». Por ello, confió en este método de cultivo y en las instalaciones existentes en España porque «la acuicultura es muy amplia y no nos responsabilizamos de lo que se pueda hacer en otros países».

Incidiendo también en el valor de la sostenibilidad de la acuicultura, el director científico del Instituto de Ecología Litoral corroboró que los informes realizados sobre las instalaciones de acuicultura revelan que «no generan una alteración significativa medioambiental» achacable a su actividad y destacó que las empresas de acuicultura están sometidas a un seguimiento ambiental muy exigente por el que deben someterse a un informe cada trimestre. Desde su punto de vista, «las compañías que trabajan en este sector tienen el potencial y la capacidad técnica suficientes para minimizar su impacto».

Para Tahiche Lacomba, director de Ventas de Iberia en AVRAMAR -empresa que acaba de abrir una nueva granja marina en El Campello de 144 hectáreas y también posee otras en Calp, Villajoyosa y Burriana-, la acuicultura es una actividad de vital importancia por su triple impacto desde un punto de vista económico, social y medioambiental. «Gracias a nuestra actividad nace en nuestro entorno un nicho de vida que permite una mayor explosión y cría de especies que, a priori, beneficiará a los pescadores. En un lugar donde antes no había nada surgen algas, mejillones,... En definitiva, generamos más vida en el agua», opinó el responsable de la empresa.

En el caso de El Campello, AVRAMAR ha ubicado su granja marítima a una profundidad donde no molestan a los arrastreros, antes de los 50 metros, y tampoco inciden en la Posidonia. Su ubicación es zona protegida, cuenta con unas aguas excelentes y, según apuntó Tahiche Lacomba, «es una de las mejores para la acuicultura».

Desde la granja de cultivo de El Campello se producirán un total de 5.000 toneladas anuales entre las que habrá dorada, lubina y, en mayor proporción, corvina rex, buque insignia del grupo acuícola en España. Con respecto a la corvina, el responsable recordó que este es un pescado que hace cinco años era «prácticamente desconocido» por la población pese a que ahora goza de una cierta popularidad que, en su opinión, irá en aumento. De ahí otro de los factores positivos de la acuicultura, ya que uno de los objetivos es el de «potenciar nuevos pescados y hacerlos accesibles a la sociedad».

Al respecto, la concejal de Turismo de El Campello, Marisa Navarro, defendió la instalación de la granja marítima de AVRAMAR en el municipio y mostró su confianza en una iniciativa destacando que el hecho de que «el Instituto de Ecología del Litoral esté detrás, elaborando los informes de impacto ambiental, es el mejor compromiso que podemos tener. Nos da mucha tranquilidad sobre este proyecto».

Además, prosiguió, defendió la idoneidad de la acuicultura a la hora de producir pescado para mantener y garantizar una alimentación mediterránea, saludable y sostenible en un contexto en el que «vemos que los caladeros se están agotando y no sabemos hasta qué punto se podrán regenerar por muchas paradas biológicas que realicemos».

Pescadores y acuicultura, de la mano

En la parte final de la jornada, los participantes abordaron el impacto que tiene la acuicultura en los pescadores. Al contrario de lo que dicen algunas creencias «populares», los participantes defendieron la complementariedad entre las dos actividades económicas. Así, Tahiche Lacomba aseguró que «queremos colaborar con la cofradía de El Campello porque creemos que la pesca y la acuicultura tienen que ir de la mano, ya que al final buscamos el mismo fin».

De la misma opinión fue Vicente Carlos Baeza, de la Cofradía de Pescadores de El Campello, quien se mostró a favor de la llegada de AVRAMAR a El Campello porque «va a implicar que la zona sea protegida», a lo que añadió que esta industria «es tan positiva como complementaria con la pesca sostenible». Además, recordó que en El Campello quedan siete embarcaciones y que la sostenibilidad en la pesca la pueden conseguir con este tipo de instalaciones de granja marina. «Creemos que se va a crear un ecosistema nuevo con nuevos pescados e incluso recuperar las pérdidas de los sobreexplotados, por lo que esperamos aumentar nuestras capturas y nuestras ventas».

«Nosotros apoyamos el concepto de granjas marítimas porque es una apuesta de futuro. La pesca tradicional está en decadencia y en la pesca de cerco o arrastre se están reduciendo los cupos, lo que implica salir menos días a faenar. Desde la Cofradía creemos que la acuicultura es complementaria con lo que ya hacemos de pesca sostenible y lo que hacemos en la lonja», remarcó.

Para la economía local, además, Vicente Carlos Baeza consideró que la llegada de la granja marítima puede ayudar a reconvertir algunos puestos de trabajo, a lo que el representante de AVRAMAR añadió que «estamos priorizando a la gente de El Campello a la hora de cubrir los puestos de trabajo y estamos convencidos de que vamos a ayudar a dinamizar y potenciar la actividad económica del municipio».

El evento «Acuicultura, una actividad sostenible para la alimentación del futuro» estuvo organizado por el club INFORMACIÓN, el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España, Acuicultura de España, la Unión Europea – Fondo Europeo Marítimo y de Pesca y APROMAR-OPP30.

Sello «Crianza de nuestros mares» para los consumidores

Según explicó Javier Ojeda, las empresas acuícolas, representadas por APROMAR (Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos de España), cuentan con el sello de calidad «Crianza de nuestros mares», un distintivo gracias al que el consumidor puede acudir al lineal de pescado fresco e identificar las doradas, lubinas y corvinas criadas en España, pues van a incorporar un distintivo fijado en las agallas con un sello identificativo y un código de trazabilidad.

«Esta diferenciación es importante porque más del 65% del pescado que se consume en España es de importación, sobre todo de zonas remotas como Vietnam o China donde cuentan con unos criterios de producción y sostenibilidad dudosos».

La iniciativa está siendo, indicó, bien recibida por los consumidores y el sello identifica tanto los pescados de acuicultura como los de pesca tradicional.