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El pedrisco y el arranque de viñas hunden la cosecha de uva de mesa

Los productores estiman unas pérdidas de más de 12 millones de kilos sobre los volúmenes previstos inicialmente - La cantidad recolectada apenas alcanzará la mitad que hace cuatro años

Trabajo de embolsado de la uva de mesa en el Vinalopó. |

La cosecha de uva de mesa del Vinalopó sufrirá este año una caída histórica. Al descenso de las hectáreas cultivadas por los numerosos arranques que se han producido en los últimos años, se suman los efectos de una menor producción por motivos naturales y los daños provocados por las granizadas de los meses de mayo y junio, que afectarán especialmente a la variedad Aledo, la más tardía, que es la que se comercializa para Nochevieja.

Así lo advirtió este jueves la organización Asaja que, eso sí, señala que el fruto que queda será de «calidad excepcional», aunque esto no compensará las pérdidas de los agricultores de la zona, que en estos momentos se encuentran finalizando la tarea del embolsado y han iniciado ya la recogida de las variedades más tempranas.

De esta forma, de los 40 millones de kilos que había inscritos en la denominación de origen para este año, la organización agraria da por perdidos unos 12 millones, lo que dejará la cosecha final en unos 28 millones, un 30% menos. Eso sí, si se compara con los volúmenes que se manejaban hace sólo cuatro años, en 2017, cuando se alcanzaban los 50 millones de kilos, la producción prácticamente se ha reducido a la mitad, según explica el responsable de la sectorial de Uva de Mesa de Asaja Alicante, Pedro Rubira.

La peor parte se la lleva la variedad Aledo, la uva de Nochevieja, de la que se han perdido 7 millones de kilos por los fuertes episodios de pedrisco de mayo y junio, los abandonos del cultivo y los arranques de parra de este último año por falta de rentabilidad, que Asaja calcula en 300 hectáreas. Así, de los 20 millones de kilos de esta variedad tardía inscritos en el consejo regulador, este año solo se podrán comercializar 13 millones de kilos.

Eso sí, la calidad será «excepcional», según Rubira, debido al descenso de cosecha y las lluvias de abril, que propiciaron «que el racimo alargase y el fruto tuviera buen cuaje».

Por su parte, en las variedades tempranas, como la Victoria o Red Globe, el descenso de producción será menos acusado, del 25%, por lo que, junto con otras variedades primerizas como la Ideal, Dominga o Doña María, se esperan recolectar alrededor de 15 millones de kilos.

La mitad de empleos

Además de los perjuicios para los propios agricultores, desde Asaja señalan que otra de las consecuencias del descenso de producción ha sido la reducción del número de puestos de trabajo que se han creado en la tarea del embolsado de la uva, que se realiza a mano, racimo a racimo, cada verano. Así, si habitualmente el cultivo de la uva empleaba en la comarca a alrededor de 11.000 personas, esta campaña solo han podido trabajar en el campo alrededor de 5.000 operarios, explica el también presidente de Asaja Novelda.

Por otro lado, Asaja denuncia que un año más la campaña de la uva de mesa del Vinalopó está marcada por un incremento de los costes de producción para el agricultor, que ha visto como han aumentado en un 75%, mientras se sigue pagando lo mismo por kilo de uva que hace 20 años.

Estas subidas de los costes ha llevado a que en los últimos años se hayan arrancado numerosas viñas por falta de rentabilidad. Así, de las aproximadamente entre 2.300 y 2.400 hectáreas inscritas en la DO hace cuatro años, se ha pasado a unas 1.600. Solo en el último año se han arrasado unas 300 hectáreas.

El sector reclama una reducción permanente del IRPF

Asaja recordó ayer su reivindicación de lograr una rebaja permanente del IRPF que pagan los productores de uva de mesa del Vinalopó, para compensar la baja rentabilidad de este cultivo actualmente. En concreto, reclama una rebaja de los coeficientes que se aplican a los pequeños productores que tributan por módulos. De forma excepcional, el Gobierno ya los ha bajado del 0,42 al 0,32 este año, pero los agricultores del Vinalopó quieren que la reducción sea permanente y que se fije el coeficiente en el 0,22 para siempre.

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