La farmacéutica alicantina Asac Pharma consiguió cerrar el pasado ejercicio con 38,2 millones de facturación, sólo un 1,6% menos que en el año anterior, a pesar del notable impacto que la pandemia tuvo en su negocio en los principales países de Latinoamérica en los que opera, donde, además de la caída de ventas, también tuvo que hacer frente a la devaluación de sus monedas. Sin embargo, la contención de la caída de su división de fármacos en España y, sobre todo, la buena marcha de la evolución de su filial marroquí -Laboratorios Pharmaceutiques Iberma- consiguieron que la compañía acabara el año prácticamente empatando con el ejercicio anterior, e, incluso, con un resultado de explotación mayor -de 3,6 millones frente a 3,1 de 2019- aunque el resultado final se contrajo de 1,5 a 1,2 millones por las diferencias de cambio ya mencionadas.
En este sentido, el director general de la firma, Eliseo Aller, recordó ayer que, además de fabricar diversas especialidades, la filial marroquí es suministrador de productos para la red hospitalaria de este país, por lo que sus ventas se vieron incrementadas con la pandemia.
De cara al futuro, la compañía apuesta por una reordenación de su presencia en Latinoamérica, la potenciación de la división marroquí y una mayor presencia en Asia. La compañía también mantiene su otra gran apuesta, que le ha llevado a poner en marcha en Alicante una fábrica de vacunas personalizadas. Una actividad que el año pasado se resintió con la pandemia por la caída de consultas en esta especialidad, pero a la que Asac sigue viendo un gran futuro. Tanto es así que ya ha comprado la nave adjunta para una futura ampliación de sus instalaciones.
