La compañía alicantina de alquiler de automóviles Centauro Rent-a-Car vio descender el año pasado más de un 37% su facturación debido a las consecuencias de la pandemia. Una cifra que podría haber sido mucho mayor de no ser por los ingresos extraordinarios que la compañía consiguió con la venta de buena parte de la flota que no utilizó, una estrategia que emplearon todas las firmas del sector.

Así se observa en las cuentas que la compañía ha entregado en el Registro Mercantil, que son una buena muestra de la situación por la que atravesaron la mayor parte de los negocios que dependen de una forma u otra de la llegada de turistas.

En concreto, Centauro Rent-a- Car SLU registró una cifra de negocio de 45,2 millones de euros frente a los 72,1 millones del ejercicio anterior, un 37% menos. Sin embargo, los ingresos por prestación de servicios, es decir, por los alquileres de vehículos cayó mucho más, casi un 62%, al pasar de 65,2 a 24,9 millones. Por el contrario, los ingresos por ventas pasaron de los 6,9 millones del ejercicio anterior a 20,3 millones.

Las compañías de rent-a-car suelen desprenderse regularmente de una parte de sus flotas tras la temporada alta para ajustar su capacidad a la demanda y renovar sus vehículos. Una práctica que este año las firmas del sector llevaron al extremo ante la necesidad de obtener tesorería.

En cualquier caso, aunque la firma propiedad 100% del grupo Mutua Madrileña logró frenar la caída de ingresos, esto no impidió que entrara en pérdidas, con unos números rojos de 6,1 millones de euros. Para ayudarle a sobrellevar la situación, el grupo asegurador inyectó cinco millones en la firma. También ayudó a mitigar la situación el hecho de que Centauro inaugurara cuatro nuevas delegaciones en Madrid antes de la llegada del covid.