El próximo 20 de octubre el Teatro Principal acogerá la II Gala de Empresas Centenarias de la provincia de Alicante, cita que el pasado ejercicio quedó aplazada por la pandemia. Y es que cada año, las entidades organizadoras -Cámara de Alicante y Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (AEFA), con el patrocinio de Cajamar y la Diputación de Alicante, se han propuesto homenajear a varias empresas documentadas con cien años de historia en una gala anual e invitarlas a pertenecer al Club de Empresas Centenarias de nuestra provincia.

Este año se reconocerá a siete compañías que acumulan más de un siglo de vida a sus espaldas. Una de ellas es Destilerías Tenis, que lleva desde 1921 elaborando el anís más famoso de nuestra tierra y otras bebidas espirituosas siguiendo los mismos procesos ancestrales de antaño.

Imagen conmemorativa del centenario de Destilerías Tenis.

Al otro lado del Mediterráneo

Para viajar a los orígenes de Destilerías Tenis tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX y trasladarnos de Monforte del Cid a la próspera Argelia de la época, donde la presencia española tuvo una notable importancia desde el primer tercio de siglo.

Fue en aquellos tiempos cuando el matrimonio monfortino formado por Francisco Ignacio Limiñana y Josefa María Ramona Belda decidieron enviar a su hijo mayor, Pascual Limiñana Belda (de 15 años) a este país vecino donde, desde hacía casi una década, su tío José Belda Amorós regentaba un bar en Argel, concretamente en la Rue de la Marine, en Bab-El-Oued, ubicado en el centro-norte del país, junto a la costa del mar Mediterráneo.

Pascual comenzó a trabajar en el bar de su tío a cambio de estancia y manutención. Se trataba de un local muy frecuentado por españoles, sobre todo de la zona de levante por su proximidad geográfica. Una vez Pascual estuvo instalado, y su tío muy agradecido por el servicio que le prestaba, barajaron la posibilidad de que sus hermanos, Manuel y Francisco (de 15 y 7 años respectivamente) también marchasen rumbo a Argel. Así que cuando Pascual cumplió los 18 los tres hermanos se reencontraron en tierras africanas.

De sobra conocían los hermanos Limiñana las bondades del anís ya que allí, en su tierra, Monforte del Cid, habían colaborado en el negocio de la familia Lozano, dedicados a la destilación de tan apetitosa bebida. Por tanto, no tardaron en proponerle a su tío que les consiguiese unos calderos de cobre, un alambique y semillas de flor de anís: los útiles y la materia prima necesaria para fabricar ellos mismos este licor.

Así es como en el propio almacén del bar comenzaron a destilar anís y, además de abastecer el negocio de su tío, también empezaron a vender garrafas a domicilio. El anís se convirtió en el estandarte de este establecimiento y cada vez era más la gente que frecuentaba el local para paliar el calor mediterráneo con un anís de «los Limiñana» con agua fría: la Paloma.

Aquella parcela acabó convirtiéndose en la fábrica de «Anís Cristal».

Poco tiempo después, con sus ahorros, los hermanos Limiñana decidieron montar su propio negocio, «independizándose» de su tío y comprando una parcela en la Rue Caussemille nº 26, donde construyeron una pequeña edificación en 1884 y montaron una modesta destilería con la intención de fabricar y comercializar ese néctar tan apreciado: el anís.

Aquella parcela acabó convirtiéndose en la fábrica de «Anís Cristal», que por aquellos entonces competía con anises muy consolidados en la zona, (Phoenix, Galiana, Gras…). No obstante, la familia siempre tuvo presente a su país y al mar mediterráneo (hilo conductor entre Alicante y Argel), de ahí el mensaje en la fachada: «Destilería Mediterránea» y la bandera española en la etiqueta de la botella.

Evolución de la botella de Anís Tenis desde 1921 a la actualidad.

El camino hasta Anís Tenis

El primero de los hermanos en regresar a Monforte del Cid fue Pascual, que con el dinero ahorrado compro unas parcelas en el municipio, donde plácidamente acabo sus días en 1954. Manuel y Francisco Limiñana siguieron fabricando y comercializando su «Anís Cristal» en Argel hasta que en 1919 Francisco decide venderle su participación en la empresa a su hermano y regresar, también, a su tierra.

Francisco había conocido en Argel a un paisano nueve años menor que él: Antonino Botella Limiñana, el cual regentaba un Restaurante-Brasearía en Argel a la vez que se dedicaba a la importación de productos, sobre todo regaliz. Francisco y Antonino compartían parentesco familiar con José Lozano Gómez, que se dedicaba a la destilación de aguardiente en Monforte del Cid. Esto, acompañado por la añoranza a la tierra, los conocimientos sobre la fabricación de anís de Francisco y el conocimiento del mercado de la materia prima necesaria para la destilación de Antonino, hizo que en una de sus reuniones en el casino de Monforte del Cid decidieran crear una fábrica de anís. Así es como el 8 de diciembre de 1921 crean la sociedad «Limiñana y Botella, S.L.».

El 8 de diciembre de 1921 se crea la sociedad «Limiñana y Botella, S.L.».

Juntos, Francisco y Antonino comenzaron a fabricar y comercializar «Anís Fénix», pero al poco tiempo por problemas de registros (ya que en Argel existía desde 1860 un anís «Phénix»), tuvieron que cambiarle el nombre. No eligieron «Tenis» porque sí, sino porque se pronunciaba parecido a Fénix y porque la sobrina de Francisco, Clara Joséphine Limiñana (hija de Manuel), era una excelente tenista y así se representó en la etiqueta, vestida a la moda de la época.

Como dato curioso, en 1925, el compositor catralense, Juan Miralles Leal, compuso un pasodoble para Anís Tenis. Años más tarde Juan José Guarido creo la letra de esta composición: «El anís Tenis es la mejor bebida / el anís Tenis alegra nuestra vida / es un néctar selecto y superior / que al beberlo te dará buen humor».

De la segunda generación a la empresa en la actualidad

La segunda generación de la compañía estuvo compuesta por Francisco Limiñana Richart, hijo de Francisco Limiñana y por Antonino Botella Gras y Manuel Botella Gras, hijos de Antonino Botella, que les tocó vivir la España de los años 30 y 40: una generación marcada por una complicada situación política, social y económica. No por ello esta saga paró su actividad, sino que continuó destilando anís e innovando con nuevos productos: Menta, Coñac, Ron, Ginebra, Crema de Cacao, Verbena, Nuez de Kola…

Segunda y tercera generación de los Limiñana y Botella.

Francisco Limiñana Botella y Antonino Limiñana Botella, hijos de Francisco Limiñana Richart, y Antonino Botella Cantó, hijo de Antonino Botella Gras, formaron años más tarde la tercera generación de Destilerías Tenis. En esta época, los Limiñana y Botella desembolsaron entre 120 y 130 millones de pesetas para modernizar su maquinaria. ¿El resultado? Una fábrica que ha llegado hasta el día de hoy, moderna pero que mantiene las pautas de fabricación tradicionales.

Y es que el proceso de elaboración del anís es sencillo. El secreto está en la correcta mezcla de alcohol, agua, anís y azúcar. Si la destilación se hace en caliente, el anís tarda más tiempo en estar listo para ser embotellado, pero tiene una calidad superior a la que se obtiene con el mismo proceso en frío. Así lo aprendieron los Limiñana y Botella de sus ancestros.

Los anises más empleados por las destilerías de Monforte son el anís verde o matalauva y la esencia de anís que extraen de la planta de la badiana, lo que se conoce como anís estrellado. La empresa lo importa del sur de España, especialmente de Almería y Jaén, ya que el anís no crece a orillas del Vinalopó.

El secreto de esta bebida está en la correcta mezcla de alcohol, agua, anís y azúcar.

En la actualidad, las riendas de esta empresa centenaria, solapadas entre su tercera y cuarta generación, están en manos de Antonino Botella Cantó y Santiago Limiñana Esplá, (hijo de Francisco Limiñana Botella). Tío y sobrino luchan día a día para que la tradición y la calidad sean el estandarte de todos y cada uno de sus actuales 22 productos.

Al visitar las instalaciones de Anís Tenis da la impresión de que pocas cosas han cambiado. Las máquinas se mueven a las órdenes de un complejo programa informático, sí, pero las naves o la distribución de las oficinas, parecen haber sido siempre como se ven ahora.

Tampoco han cambiado mucho las cosas para el producto hermano del Anís Tenis: el licor de mandarina, que nació al mismo tiempo y para cuya esencia sólo se utiliza la cáscara del fruto. En 1921 se pelaban las mandarinas a mano: y ahora también, ya que los Limiñana y Botella no han hallado una máquina que pueda automatizar este proceso.

El licor de mandarina Tenis nació al mismo tiempo que el anís.

Tres días a la semana, a las 5 de la mañana, las manos sabias de Antonino Botella ponen la máquina a funcionar, y la caldera comienza a ejecutar un sabio trabajo que va desde el anís o mandarina centenarios, cantuesos y herberos, hasta las actuales cremas, licores o ginebras….. Cien años ya con la ilusión y el respeto por los procesos ancestrales. Sin duda, solo las manos de Limiñana y Botella hacen que las bebidas de Tenis gocen de esa calidad que solo el buen hacer, desde la tradición, es capaz de conseguir.

Actual fachada de Destilerías Tenis en Monforte del Cid.