Agricultores, ganaderos, transportistas, policías... la lista de colectivos que tiene previsto protestar en los próximos días y semanas contra el Gobierno y sus políticas es cada vez más larga; sin embargo, en muchas de esas convocatorias faltarán unas siglas que suelen estar en la mayor parte de manifestaciones en las calles y concentraciones ante edificios oficiales: las de CCOO y UGT. Y no es por falta de motivos, o de ganas: ambas organizaciones tienen muchas movilizaciones en marcha, y otras en cartera; es porque, en buena parte de estos casos, los sindicatos están protestando precisamente contra las patronales que ahora quieren protagonizar las reivindicaciones de los sectores del campo y la carretera.

Un buen ejemplo es el transporte de mercancías por carretera: ante la "huelga" (en puridad, un paro patronal) anunciada para finales de diciembre por parte de las principales organizaciones empresariales del sector para exigir bajadas en los carburantes y mejoras en la fiscalidad, CCOO ha emitido este martes un comunicado en el que amenaza a la su vez con movilizaciones si no se mejoran las condiciones laborales de los trabajadores. El blanco de sus críticas: las propias empresas de transporte, a las que culpan de los males de los conductores (entre otros, salarios bajos, incumplimiento de los convenios, presiones de la dirección para acortar los tiempos de descanso y fraude en las cotizaciones a la Seguridad Social), aunque incluyen también aviso al Ejecutivo: "Si el Gobierno progresista piensa que la situación del sector se resuelve únicamente abaratando combustibles y rebajando impuestos a las empresas, no nos queda más remedio que prepararnos para una movilización".

UGT ya había emitido un comunicado en la misma línea la semana pasada, en el que reclaman asimismo al Gobierno que se siente con empresarios y sindicatos para combatir la precariedad, "verdadera lacra [...] que viene etiquetándose últimamente y de forma tramposa como un problema de 'falta de conductores profesionales'. No hay un problema de escasez de conductores sino de salarios muy escasos que están generando desinterés hacia la profesión".

Salario mínimo y convenios

En el campo, los sindicatos comparten diagnóstico con sus compañeros de la carretera: "A los empresarios, les digo 'paguen más', como Biden", asevera Vicente Jiménez, responsable del sector agrario de CCOO Industria. En este sector, el conflicto dura años, ha estado a punto de ocasionar huelgas en los dos últimos veranos y tiene mucho que ver con la negociación colectiva y con el Salario Mínimo Interprofesional. "Hay convenios sin renovar desde 2015, otros judicializados y otros que no recogen las subidas del SMI de los últimos años", enumera Sebastián Serena, secretario del Sector Agroalimentario de UGT FICA. "Nosotros simpatizamos con las reivindicaciones de los empresarios, estamos en contra de que los precios que se abonan no permitan cubrir los costes de producción, por ejemplo, pero hay que pagar a los trabajadores al menos el mínimo que marca la ley". "Es un trabajo muy duro, a veces se hace a centenares de kilómetros de la propia casa, y ni siquiera ofrecen un alojamiento en condiciones", apostilla Jiménez; "las reivindicaciones de la patronal me parecen muy bien, pero que no se rasguen las vestiduras cuando los demás reclamamos lo nuestro, que es que cumplan con los salarios, con los convenios y con la ley".

Politización

Para el líder de CCOO, Unai Sordo, el impacto de estas convocatorias empresariales tiene que ver con una combinación de elementos económicos y políticos: "Se mezcla todo. Se trata de dar una sensación de caos en el país con movilizaciones desde sectores empresariales que tienen problemas, nadie lo niega, pero por razones que tienen que ver con una estructuración muy deficiente de esas actividades: su cadena de suministro hace que no puedan repercutir sus aumentos de costes en precios, y por ello cualquier subida -como la de los combustibles- les afecta mucho. Ahora reivindican, pero enseguida incurren en contradicciones: me gustaría oírles pronunciarse sobre la próxima subida del SMI, a ver de qué clase de huelguistas estamos hablando", ironiza.

En todas estas protestas abanderadas por patronales, en las que además se ha anunciado la presencia de representantes de la oposición, los sindicatos aprecian un componente político que sobrepasa la reivindicación económica o laboral: "Yo soy muy respetuoso con todas las movilizaciones, pero no es lo mismo la reivindicación de los trabajadores del metal pidiendo un salario digno que las patronales dirigiéndose a Sánchez en manifestaciones con Pablo Casado detrás. No es lo mismo" sentencia Mariano Hoya, Vicesecretario General de Política Sindical de UGT.