Una granja de engorde de pollos broiler de Alfarrasí, en Valencia, ha obtenido la autorización ambiental de la Generalitat para ampliar sus instalaciones con el objetivo de cuadruplicar su producción. En 2016, el promotor obtuvo los permisos para gestionar una explotación avícola de 38.000 animales -dividida en una nave y dos almacenes anexos- en una parcela ubicada en la partida del Raboser, cerca del término de l’Olleria.

Con la ampliación, que se proyecta sobre antiguos terrenos agrícolas con evidentes signos de abandono desde 2015, la actividad podrá expandirse a cuatro nuevas parcelas y tendrá capacidad para albergar hasta 152.000 pollos de engorde. Las instalaciones ocuparán una superficie total de 35.372 metros cuadrados, de los cuales el 23,26% corresponderán a las edificaciones de la granja, puesto que se plantea la construcción de dos nuevas naves y almacenes anexos.

En todas ellas, la actividad a desarrollar consistirá en el engorde de broilers hasta que alcanzan un peso de 2.100 kilos. Según consta en la declaración de Impacto Ambiental aceptada por la Conselleria de Agricultura, los animales serán descargados de forma manual y se criarán sobre camas de viruta durante 50 días. Una vez transcurrido este tiempo y alcanzado el peso previsto, serán retirados y se finalizará el ciclo de crianza. A continuación se retirará el estiércol, se limpiará la nave y se practicará un "vacío sanitario" durante unos diez días. Al año se prevén entre 5 y 6 ciclos de crianza.

Las instalaciones necesitarán 11,1 millones de litros de agua al año de origen municipal. El consumo de pienso será de 7.670 toneladas al año, que se suman a 190 kw diarios de electricidad, 76.000 kilos de gas propano para la calefacción de las naves, 304 toneladas anuales de viruta para la cama de los animales y 2.280 toneladas de estiércol producidos. La macrogranja garantiza que los residuos veterinarios se almacenarán en un contenedor específico y una zona determinada dentro de los almacenes de forma previa a su retirada, al igual que los cadáveres de los animales. Como medida preventiva, se ha construido un estercolero impermeable.

Entre los requisitos que pone como condición la Dirección General de Calidad Ambiental para autorizar la ampliación figura la obligación de separar los residuos de obra para que sean asumidos por un gestor autorizado o la necesidad de que el consistorio de Alfarrasí -que informó favorablemente sobre el proyecto- complete la concesión relativa al agua que necesita la explotación. También la inclusión en el programa de vigilancia ambiental de una correcta evacuación de pluviales y del control de las aguas de limpieza de las naves o del amoníaco.

El olor no será un problema

Para evitar la dispersión de olores e integrar la granja en el paisaje, el proyecto propone la creación de una barrera vegetal, aunque para la conselleria es suficiente con que las partes de las parcelas que no forman parte de la explotación ganadera permanezcan en cultivo o se plante en ellas arbolado propio de la zona. Según defiende el promotor, los sistemas de ventilación de las naves, unido a un adecuado de los animales, minimizarán la emisión de olores, que solo serán perceptibles en un radio de unos 100 metros y no afectarán a núcleos de población, situados a más de 1 kilómetro. También la producción de metano, con efectos sobre el cambio climático, se considera que será testimonial.

Legalizan una explotación porcina para 1.732 cerdos en Llutxent

La Conselleria de Agricultura y Desarrollo Rural también ha estimado aceptable la declaración de impacto ambiental solicitada por una explotación porcina de Llutxent para legalizar su actividad. Las instalaciones, con capacidad para 1.732 cerdos de cebo, se ubican sobre una parcela de 11.828 m2 donde se disponen las cuatro naves donde se despliega la crianza de los animales. El sistema productivo se inicia con la entrada en las naves de los animales, de entre 16 y 20 kilos de peso, retirados tras un periodo de crianza de 182 días. La granja generará 3.723 m2 de purín y aporta una base territorial de 134 hectáreas capaces de absorber 17.227 kilos de nitrógeno anuales, cantidad superior a la producción prevista. La conselleria autoriza la actividad con una serie de exigencias en materia medioambiental y de emisiones.