El cultivo del almendro en la provincia de Alicante pierde cerca de un 30% de hectáreas en las últimas dos décadas por la falta de rentabilidad para muchos agricultores y el sector se aferra a la producción ecológica para salvar el preciado fruto seco.
Tras la caída de los precios en algunas campañas, así como la crisis por la plaga de la avispilla en todas las comarcas, hicieron tirar la toalla a muchos agricultores que han terminado apostando por otros cultivos extensivos como el de la granada, que ya supera las 2.000 hectáreas en la provincia.
Sin contar, además, que cada vez hay menos relevo generacional en el campo y muchas fincas han acabado absorbidas por la presión urbanística. Si bien, en el último lustro la curva mejora y han vuelto a plantarse más almendros, aunque han ido desapareciendo ejemplares de forma progresiva desde la década de los ochenta, hasta el punto de que hoy en día hay un 65% menos de terrenos dedicados a este cultivo.
En 2020 se registraban 22.861 hectáreas frente a las 31.821 en 2002, lo que se traduce en una reducción del 28%, la caída más abrupta si se compara con cítricos, viñedos u olivares, según estadísticas de la Conselleria de Agricultura.
Santiago Pascual, secretario del sindicato de la Unió de Llauradors de Elche, tiene la percepción de que a pesar de que hay buenos cultivos de almendros «la gente se ha tirado más a los granados porque salvo alguna campaña delicada salen precios razonables».
«A pesar de tener buenos cultivos los agricultores se han tirado más a los granados porque salen precios razonables» SANTIAGO PASCUAL, UNIÓ DE LLAURADORS
Por otra parte, estima que prácticamente siete de cada diez nuevas plantaciones de almendro son ecológicas porque esa es la demanda actual, y atendiendo a que la política europea y las estrategias a nivel autonómico influyen para orientarse hacia una producción más sostenible y sin pesticidas.
Sin embargo, en la actualidad este tipo de modelo no es predominante ya que sólo 5.593 hectáreas se destinan a la cosecha de frutos secos de forma ecológica, aunque la cifra es un 38% mayor que hace una década.
En los últimos tiempos se ha producido cierto «boom» por la proteína vegetal de la almendra por las posibilidades que ofrece para la industria cosmética y el consumo más extendido de la leche de almendra, por ejemplo, con la que ya se elaboran en España quesos y yogures naturales.
«Nuestra salida hacia el futuro tiene que ir con la producción ecológica, donde América no puede competir» ARTURO BELMONTE, COOPERATIVA EL MAÑÁN
Arturo Belmonte, director técnico de la Cooperativa Frutos Secos de El Mañán, con sede en Pinoso y la segunda con más producción de almendra del país, confía en que el modelo ecológico sea el futuro para diferenciarse de otros mercados como el americano, que sobrepasa fuertemente al español porque de allí se importa casi el doble de lo que se produce en España.
Trino Agulló tiene cerca de diez hectáreas de almendros en varias de sus fincas de Elche. Decidió seguir la estela de su familia y desde hace décadas se dedica al campo. Recuerda que aquellos tiempos de esplendor del fruto acabaron. «Jubalcoy era la madre de las almendras y ahora no hay n un 20% de la cosecha que había antes. La explotación agraria ha disminuido y cosecheros de cantidades grandes quedan muy pocos por la zona en la que vivo porque es más difícil ya que, por ejemplo, el agua escasea», expone el agricultor.
«No hay ni un 20% de la cosecha que había antes porque grandes productores quedan pocos, la cosa está difícil» TRINO AGULLÓ, AGRICULTOR EN ELCHE
La floración se adelanta a enero entre el temor a posibles heladas
La mayoría de comarcas de la provincia ya tienen almendros en flor. Una bella estampa que amantes del entorno rural aprovechan para hacer escapadas y fotografiarse junto a los árboles. Si bien la floración se ha adelantado al ciclo natural, que suele ser a principios de febrero por el Día de la Candelaria. Este adelanto está motivado por los diferentes cambios metereológicos a lo largo del otoño e invierno, teniendo en cuenta que se han alcanzado temperaturas primaverales que han facilitado esta floración. Esta situación podría ser negativa para la cosecha ya que si se producen heladas próximamente la producción podría verse reducida tras la buena campaña del pasado 2020.