Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El retraso en la entrega de coches nuevos y la caída del teletrabajo dan oxígeno a los talleres mecánicos

La facturación remonta un 17% en el último año, aunque aún sigue por debajo de las cifras prepandemia - La patronal teme que la electrificación acabe con el 20% del sector

Un taller de reparación de vehículos en Alicante. | ALEX DOMÍNGUEZ

Tras el desplome del negocio que provocó el confinamiento y el avance del teletrabajo, que dejó miles de vehículos aparcados en las puertas de las casas o en los garajes, los talleres mecánicos de la provincia empiezan a recuperar el pulso. El regreso progresivo a la normalidad en los centros de trabajo, que ha conllevado un incremento en el uso del automóvil privado, unido a los retrasos en la entrega de los nuevos vehículos, lo que obliga a una mayor inversión en el mantenimiento de los antiguos, han permitido al sector recuperar parte de la facturación perdida, aunque, eso sí, sin llegar a los niveles anteriores a la pandemia.

Al menos así lo señalan desde la Asociación de Empresarios de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines de la provincia de Alicante (Atayapa), que cifra en un 17% el aumento del negocio, tras haber perdido alrededor de una quinta parte del mismo en el ejercicio anterior.

En concreto, la organización integrada en Fempa calcula que los casi 1.200 talleres existentes en la provincia -1.198, para ser exactos- ingresaron el año pasado unos 350 millones de euros, frente a los 300 millones que registraron en 2020. Un avance considerable aunque aún por debajo de los 375 con que cerraron 2019, antes de la aparición de coronavirus.

El presidente de Atayapa y de Fempa, Guillermo Moreno, recuerda que, con la llegada de la pandemia y las medidas que se adoptaron para frenar su expansión, cayó considerablemente el uso de los vehículos y muchos ciudadanos postergaron las operaciones de mantenimiento habituales. Tampoco ayudó la incertidumbre sobre la situación económica, que llevó a muchos conductores a dejar en espera reparaciones que podían resultar muy costosas. El resultado fue un desplome de la actividad en los talleres.

La situación no empezó a cambiar hasta la primavera del año pasado, cuando la economía inició su recuperación con fuerza, a medida que la vacunación avanzaba. Fue entonces, según Moreno, cuando muchos de estos conductores empezaron con la puesta a punto de sus automóviles e, incluso, con las ITV que muchos habían dejado sin pasar durante el año anterior.

A esta mejora de la economía se sumó el efecto que tuvo en los talleres el retraso en la entrega de los nuevos vehículos, por la denominada crisis de los chips, que ha ralentizado la producción de la mayoría de factorías de automoción en todo el mundo y ha generado retrasos de varios meses en los concesionarios. Estos retrasos han obligado a prolongar la vida de muchos automóviles -lo que suele implicar su paso por el taller- y, en términos generales, ha elevado la edad media del parque móvil en circulación, lo que también significa más mantenimiento y más probabilidad de averías.

Es lo que está ocurriendo también con muchas flotas de empresa, que debían renovarse este año, pero que se están prorrogando por la falta de nuevos vehículos, como apunta, también, el propietario del concesionario Autonáutica de Benidorm, Ginés Pérez.

Más cierres

En cualquier caso, los dos años de pandemia también han dejado cicatrices permanentes en el sector. Así, desde Atayapa señalan que la situación ha acelerado el ritmo habitual de cierres que suele producirse todos los años como consecuencia de que muchas personas que estaban próximas a la jubilación han optado por adelantar su retirada. Así, si lo habitual era que cada ejercicio bajaran la persiana definitivamente entre 12 y 15 talleres, en los últimos dos años fueron 30 y 35 los cierres, respectivamente.

Pero, además, el covid-19 también ha acelerado los planes de la Administración para fomentar la electrificación de los vehículos que circulan por las carreteras, lo que supone una presión añadida para estos negocios, por las fuertes inversiones que implica su adaptación. «Hay muchos pequeños talleres que no tienen riñón para afrontar estas inversiones y que no van a sobrevivir», asegura Guillermo Moreno. En concreto, el presidente de Atayapa y de Fempa calcula que entre un 20% y un 25% de los establecimientos actuales desaparecerá en los próximo años, forzados por esta transformación que, de hecho, ya se percibe en muchos talleres. «Cada vez dependen más de máquinas de diagnóstico que se conectan con el fabricante y es éste el que dice qué hay que hacer. Y eso tiene también un coste», recalca Moreno.

En este sentido, desde la organización empresarial tratan de impulsar la adaptación de estos establecimientos y también la formación de los nuevos perfiles profesionales que serán necesarios para atender al coche eléctrico, ya que la escasez de mano de obra con la cualificación necesaria es otro de los problemas a los que se enfrenta el sector con la electrificación.

Demoras en los recambios y bajas por el covid

A pesar de la mayor carga de trabajo, no todo son buenas noticias para los talleres mecánicos. Los problemas de transporte están provocando retrasos en la obtención de los repuestos necesarios y, además, la expansión de la variante ómicron provoca numerosas bajas, que también demoran el trabajo, según explica Ginés Pérez, de Autonáutica. El resultado es que algunos talleres tienen listas de espera de varios días para atender a sus clientes, frente a la situación que vivían hace apenas un año, cuando aún se arrastraban las peores consecuencias de la pandemia.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats