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La guerra paraliza la venta de viviendas a rusos en la Costa Blanca tras crecer un 15% el año pasado

El país eslavo es el octavo mercado en importancia para el inmobiliario alicantino, con 863 operaciones y un volumen de inversión de 140 millones en 2021, según datos del Colegio Notarial

Un cartel en ruso en una inmobiliaria de Benidorm David Revenga

El sector inmobiliario también acusa las consecuencias de la guerra. La expulsión de los principales bancos rusos del sistema de intercambio internacional Swift y la caída en picado del rublo han paralizado la venta de viviendas a ciudadanos rusos en la Costa Blanca, un mercado que sólo el año pasado movió unos 140 millones de euros en la provincia, cuando se firmaron 863 operaciones, un 15% más, según los datos del Colegio Notarial de la Comunidad Valenciana.

"Se ha frenado en seco el mercado. La gente no puede mover el dinero y, además, con la devaluación del rublo, los precios se les han duplicado. Se están cayendo las operaciones", reconoce el CEO de la inmobiliaria torrevejense Marsol Internacional, Pedro Menárguez. 

Una situación que llega cuando, además, este mercado ya se había visto bastante tocado por los efectos de la pandemia y el hecho de que la UE no reconociera como válida la vacuna Sputnik. "Muchos de los rusos que estaban comprando desde el estallido de la pandemia era gente que ya tenía la residencia aquí, que compraba como inversión, o que tenía el dinero en Europa", explica el propietario de la inmobiliaria K&N Elite, el ucraniano Ihor Katrych.

"Con la guerra lo que han dejado de venir son nuevos clientes desde Rusia y tenemos operaciones atrapadas", señala Katrych, que cita el caso de la venta de una vivienda de 1,2 millones en la que el comprador había entregado 200.000 euros, pero que ahora no puede pagar la cantidad restante porque "tenía el dinero en rublos, que ahora valen la mitad".

De segundo a octavo mercado

"Va a ser muy complicado que los compradores rusos se mantengan, con la situación actual", apunta también el vicedecano del Colegio Notarial, Delfín Martínez. En este sentido, según los datos facilitados por este organismo, Rusia llegó a representar el segundo mercado exterior en importancia para el sector inmobiliario de la Costa Blanca a principios de la pasada década, únicamente por detrás de los británicos.

Las ventas alcanzaron su nivel más elevado en el año 2013, cuando se contabilizaron hasta 1.861 operaciones. Sin embargo, la invasión de la península de Crimea por parte de las tropas de Putin y las sanciones que se derivaron de aquel primer conflicto entre Rusia y Ucrania provocaron que el número de transacciones se hundiera a la mitad al año siguiente y tocara fondo, con 861, en 2016.

Desde entonces, las cifras habían remontado poco a poco, sobre todo por el esfuerzo del sector por recuperar un mercado que consideraban muy interesante, y en 2019 las ventas alcanzaron las 1.271 viviendas. Con el estallido de la pandemia, volvieron a caer hasta las 750 en 2020 y el año pasado, sobre todo en la segunda parte del año, cuando empezaron a levantarse las restricciones a los viajes internacionales, volvieron a repuntar.

Urbanizaciones en la costa de Orihuela. TONY SEVILLA

Eso sí, lo hicieron la mitad que el conjunto del mercado internacional de la Costa Blanca, ya que las 863 viviendas vendidas a rusos en 2021 supusieron un aumento del 15% frente al 39% de lo que se incrementaron las transacciones a todo tipo de extranjeros, que sumaron 21.458.

De esta forma, los rusos fueron la octava nacionalidad más numerosa entre los compradores extranjeros de viviendas, con una inversión que rozó los 140 millones de euros, según las estadísticas notariales.

Ucranianos en busca de alquileres

Desde la Asociación Provincial de Promotores (Provia) han lanzado estos días una llamada para pedir que no se criminalice a todos los ciudadanos rusos por la actuación del Gobierno liderado por Vladimir Putin y que, por ejemplo, no se les impida acceder a la denominada "Golden Visa", el permiso de residencia que se concede a ciudadanos extracomunitarios que invierten más de 500.000 euros en España.

Una petición que llega después de que las inmobiliarias empiecen a detectar algunas situaciones que rozarían con la discriminación, como compradores europeos que rechazan adquirir viviendas si los vecinos son rusos, según apunta Pedro Menárguez.

Más allá de la situación de los rusos, el secretario general de Provia, Jesualdo Ros, señala que desde el estallido de la guerra los promotores alicantinos también han detectado un aumento del interés por comprar desde mercados como Finlandia o Suecia, una tendencia que relacionan con la incertidumbre que ha generado la invasión de Ucrania en otros países cercanos a Rusia.

En cuanto a los ucranianos, el número de operaciones se había incrementado considerablemente en los últimos años, al considerar la Costa Blanca como un buen destino para pasar sus vacaciones o instalarse, aunque los notarios no disponen de datos desagregados. Sin embargo, desde el estallido de la guerra lo que están recibiendo las inmobiliarias son llamadas de familias de clase alta que buscan, de momento, alquileres. "Atiendo unas 20 llamadas al día. Las familias ucranianas aún no saben qué va a suceder y prefieren alquilar, con la esperanza de que en unos meses la situación se calme y puedan regresar. Cómo no saben qué ocurrirá, no quieren gastar el dinero que tienen ahorrado en comprar", explica Ihor Katrych.

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