Los sindicatos han insistido en las últimas semanas en que la negociación salarial que mantienen con la patronal tiene sustantividad propia, pero también admitían que hablar de sueldos sin saber qué medidas baraja la Administración para contener los precios era avanzar a tientas. Ahora que este lunes el Ejecutivo ha aclarado parte de sus planes, sobre todo en lo referido a los combustibles, el diálogo a dos bandas (que permanecía aletargado, confiesan desde el diálogo social, a la espera de conocer los proyectos del Gobierno) puede continuar donde se había quedado la semana pasada, tras cinco horas de conversaciones que registraron avances pero sin acuerdo.

Según fuentes de la negociación, está previsto que esta misma semana se programe una nueva reunión, la cuarta desde que comenzaron las conversaciones sobre esta materia. Lo más inmediato, dicen estas fuentes, es que CEOE responda a las propuestas de subida salarial formuladas por UGT y CCOO (cada sindicato ha presentado la suya), después de que los sindicatos hayan rechazado la que los empresarios trasladaron el pasado martes. 

Aquella oferta patronal contemplaba subidas fijas de salarios del 2,5% en 2022, del 2% en 2023 y del 1,5% en 2024, y un 1% anual más si en cada uno de los ejercicios el crecimiento del empleo supera el 4% y el de la productividad el 2%. Es decir, en el mejor de los casos los salarios subirían un 9% en tres años, algo insuficiente para los sindicatos cuando los precios están ya aumentando un 7,6% solo en comparación con el año pasado. 

En cambio, los documentos que han presentado los sindicatos y que ahora estudia CEOE recogen subidas fijas mayores (de hasta el 5%) y cláusulas que contemplan que si los precios acaban superando esos dígitos, los salarios se revisarán para ajustarse al comportamiento de la inflación.

Revisión o actualización

La clave, según los negociadores, está en esas partes variables de las subidas salariales y en el alcance que tengan para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores: en definitiva, ha de decidirse si las cláusulas son de revisión o de actualización. Las cláusulas de revisión suponen recuperar, al final de cada año, toda la diferencia que se produce entre la cifra pactada y la subida de los precios; es lo que quieren los sindicatos, pero los empresarios se oponen aduciendo que esos aumentos retroalimentarán la inflación. Las cláusulas de actualización, en cambio, no recuperan el poder adquisitivo perdido a lo largo del ejercicio, pero sí que reformulan los salarios de cara al año siguiente al compás del incremento de los precios.

La disputa entre las partes se centrará, explican desde la mesa de diálogo, en qué combinación de las dos fórmulas de reajuste salarial es considerada aceptable para unos y para otros, teniendo en cuenta que la intención es cerrar un acuerdo a tres años y que por lo tanto el tiempo es un factor también a la hora de negociar una recuperación escalonada del poder de compra. El objetivo sigue siendo, según estas fuentes, cerrar un pacto antes de fin de mes, pero “no pasaría nada porque nos metamos unos cuantos días en abril”, aseguran. 

Además, aunque la ambición es construir un nuevo Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva (AENC), es decir, un gran pacto que vaya más allá de los salarios, todos tienen claro que la parte de los sueldos es la que corre más prisa, así que los esfuerzos de los negociadores se concentran en ellos para poder abordar con más calma en las próximas semanas el resto de materias, desde la digitalización hasta la igualdad, pasando por la seguridad en el trabajo.