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La lluvia ahoga a los olivos

El prolongado temporal desfolia los árboles y arruina la cosecha provincial justo cuando el sector del aceite había logrado regresar a cifras positivas tras dos años sin cubrir costes

Campos afectados por el hongo del repilo en el municipio de Gorga. JUANI RUZ

Nunca dura la alegría en casa del pobre. Eso es lo que le ha sucedido al sector del aceite de oliva en la provincia de Alicante, que justo cuando había logrado volver a cifras positivas tras dos años sin poder cubrir ni los costes de producción, ha visto cómo el eterno temporal de lluvias registrado durante los últimos 20 días ha dado al traste con cualquier atisbo de optimismo. Y es que la sucesión de borrascas ha infectado a los olivos con el hongo del repilo, que los está desfoliando de manera implacable, arruinando casi por completo la próxima cosecha. El panorama que se vislumbra por delante es de todo menos alentador, hasta el punto que algunas zonas no podrán recolectar ni una sola aceituna. 

Los elevados excedentes de aceite de oliva, en dos años marcados por la pandemia de coronavirus, tuvieron unas consecuencias sumamente negativas para el sector del aceite en la provincia de Alicante. Los costes de producción son en este territorio mucho más elevados que en otras zonas productoras como Aragón o Andalucía, donde predominan los cultivos intensivos y de un rendimiento mucho mayor. La complicada orografía, sobre todo, de las zonas interiores de El Comtat, l’Alcoià o las Marinas, juega en contra. 

Así las cosas, mientras en las comunidades antes mencionadas los 2,40 euros que se pagaban el año pasado por el kilo de aceite de oliva virgen extra les resultaban rentables, en el caso de las comarcas alicantinas no eran suficientes ni siquiera para hacer frente a los costes de recolección y mantenimiento del propio cultivo, estimados en al menos 3 euros. Y si esa cotización ya era negativa, el de la campaña anterior aún fue mucho peor, dado que se situó en apenas 1,80 euros, lo que trajo como consecuencia que una parte importante de la cosecha se quedase sin recoger ante la evidencia por parte de los agricultores de que iban a perder dinero.

Pues bien, la situación cambió de manera notable en la última campaña. Pese a que la cosecha se redujo alrededor de un 15%, situándose en alrededor de 45 millones de kilos de aceitunas, los precios registraron un repunte durante la época de recolección que los acercaron a los 3,50 euros el kilo de aceite virgen extra, lo que supuso un auténtico balón de oxígeno para un sector que estaba atravesando horas muy bajas. La cotización, incluso, mejoraba a raíz de el estallido de la guerra de Ucrania, al cortarse el suministro de aceite de girasol desde este país y desatarse entre los consumidores la fiebre acaparadora de este producto, lo que trajo consigo un incremento de su precio del 50% y, de rebote, una escalada también del de oliva, que ha llegado hasta los 3,80 euros.

El panorama que se dibujaba, por tanto, pasaba a ser optimista tras dos años de penurias, pero la situación ha dado ahora un giro radical, y no por factores coyunturales a nivel internacional, sino por una cuestión que, en ocasiones, llega a tener una incidencia brutal sobre los productos del campo, como es la meteorología.

Y es que el temporal que ha estado afectando a la provincia hasta esta misma semana, acumulando 20 jornadas casi consecutivas de precipitaciones, ha tenido un efecto devastador sobre los olivos. El repilo, un hongo que propicia la caída de las hojas de los árboles, ha irrumpido con gran fuerza, hasta el punto de que amenaza con reducir la próxima cosecha a la mínima expresión. 

Así lo señala Julián Úbeda, productor y responsable del sector oleícola de La Unió, quien destaca que el problema se ha registrado justo cuando está a punto de empezar la floración, «por lo que lo normal -apunta-, es que no cuaje, porque los olivos estarán muy debilitados y las flores muy expuestas, al no contar con la protección de las hojas». En estos momentos es complicado hacer pronósticos, pero Úbeda es de la opinión de que «el 90% de la próxima cosecha ya está perdida. Quizá, si se disipara la humedad a base de días soleados y cálidos, podría recuperarse algo, pero las perspectivas son sumamente negativas»

La afección dependerá de las zonas y las variedades. En principio, comarcas como l’Alcoià, El Comtat o la Marina Alta, que es donde más ha llovido, tienen las de perder, también porque justo en estos enclaves es donde se concentran los tipos de aceitunas que sufren más las consecuencias del repilo, como son la blanqueta y, en menor medida, la mançanell y la alfafarenca. El responsable de la almazara de Planes, Hilario Calabuig, no duda a la hora de señalar que «·la cosa pinta muy mal, porque hay zonas en las que la desfoliación de los árboles está siendo muy intensa, por lo que será muy complicado obtener producción».

En parecidos términos se expresa Juanvi Ferrando, de l’Almàssera de Millena, quien apunta que la variedad que se está viendo más afectada en la zona de El Comtat es la blanqueta. Con todo, también destaca que, si bien ha sido ahora cuando se ha puesto de manifiesto la presencia del repilo, coincidiendo con el temporal, «el problema se incubó con anterioridad, a raíz de la humedad generada por las recurrentes nieblas».

Por su parte, Hugo Quintanilla, representante de Asaja y productor de la firma Señoríos de Relleu, destaca que en su zona la incidencia, de momento, no está siendo tan elevada, aunque reconoce que va a suponer un problema que se va a ver reflejado sobre la cosecha. Respecto a los precios, señala que, efectivamente, lo sucedido con el aceite de girasol ha subido la cotización de refinados, orujos y los de semillas. En cualquier caso, la buena noticia es que se han acercado a los del aceite de oliva virgen, «por lo que, a parecidos costes, es posible que los consumidores se decanten por los nuestros», apunta.

Pese a que las lluvias no han sido tan intensas en el Camp d’Elx, el repilo también ha hecho acto de aparición en la zona, según reconoce el responsable de la almazara El Tendre, Joaquín Sempere, que está a la espera de lo que pueda suceder en las próximas semanas, cuando se inicie la floración.

Realizar estimaciones en cuanto a pérdidas es muy complicado en estos momentos, ya que dependerá de los precios que se abonen la próxima campaña y de la incidencia final del hongo. En cualquier caso, y poniéndose en lo peor, podrían llegar incluso a superar los 40 millones de euros.

Las precipitaciones también han causado estragos en las cerezas

La oliva no es el único producto agrícola de la provincia de Alicante que ha salido muy perjudicado como consecuencia del prolongado temporal de lluvias registrado en las últimas semanas. La otra gran damnificada es la cereza, que, de entrada, ya acumula pérdidas de 4,5 millones de euros a causa de una reducción de la cosecha cifrada en el 60%. El problema ha venido determinado por la coincidencia de las precipitaciones con el periodo de floración, lo que ha apelmazado las flores y ha evitado la polinización por parte de las abejas, que no han salido durante estos días de sus colmenas. El presidente de la Denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante y responsable de la cooperativa de Planes, Hilario Calabuig, destaca que «no recuerdo un temporal de lluvias tan prolongado como este», lo que ha acabado teniendo consecuencias muy negativas para una fruta tan delicada como las cerezas. La esperanza está depositada ahora en que el tiempo pueda acompañar a las variedades más tardías, para al menos obtener algunos ingresos. Cabe reseñar que el sector cerecero viene de encadenar varias campañas negativas, bien por problemas de cuajado o, como en la mayoría de las ocasiones, a causa de las lluvias, que sin duda son su principal enemigo.

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