Faltaban dos meses para que la Covid se convirtiera oficialmente en pandemia, y Oxfam Intermón ya lamentaba en su informe anual que la pobreza se reducía de forma cada vez más lenta en todo el mundo. “En 2030 seguirá habiendo cientos de millones de personas en situación de pobreza extrema”, criticaba la ONG en este documento. Dos años, una guerra y varios meses de inflación disparada después, la misma organización estima que la cifra se acercará a los mil millones y este mismo año: según sus últimos cálculos, 860 millones de personas -un 11% de la población mundial- terminarán el año sobreviviendo con menos de 1,90 dólares al día (1,70 euros), el umbral que el Banco Mundial establece para determinar la pobreza extrema.

Esta entidad financiera ya había alertado que la Covid y el empeoramiento de las desigualdades sociales podían llevar a 198 millones de personas a esta situación a lo largo de 2022. A esta cantidad, la ONG agrega ahora el “aumento desorbitado” del precio de los alimentos, lo que de acuerdo con la institución impactará de forma decisiva sobre otras 65 millones de personas. Así, de cumplirse estas previsiones, a cierre de 2022 habrá 260 millones de personas en todo el mundo en situación de pobreza extrema que al empezar el año no lo estaban, un incremento que equivale a la población del Reino UnidoFranciaAlemania y España juntas.

“Si no se toman medidas radicales e inmediatas, podemos estar ante el aumento más grande de los niveles de pobreza extrema y sufrimiento de la humanidad del que se tiene constancia”, advierte el director de Oxfam, Franc Cortada. “Este panorama es más desolador si se tienen en cuenta el número de billones de dólares acaparados por un puñado de hombres poderosos sin ningún tipo de interés en frenar esta escalada”, añade.

Este responsable se refiere a otro estudio publicado desde la misma ONG a principios de año que indica que los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna en los dos años que llevamos de pandemia hasta superar los 1,5 billones de dólares (1,3 billones de euros).

Crecen las desigualdades

En el lado opuesto, Oxfam señala la larga ristra de obstáculos que enfrentan las rentas más bajas. “Las personas en situación de pobreza son las más perjudicadas por esta crisis”, asegura la organización en un comunicado. “El incremento del precio de los alimentos supone el 17% del gasto de los consumidores y consumidores en los países ricos, pero llega al 40% en el África subsahariana”, destaca. Y la inflación -continúan- está alterando “de forma exacerbante” las desigualdades: en Estados Unidos, por ejemplo, el 20% de las familias más pobres destinan casi 3 de cada 10 euros que ingresan a la compra, mientras que el 20% más rico, menos de uno.

A esto hay que sumar, de hecho, que los ingresos se han estacando o incluso reducido para la mayoría de trabajadores de todo el mundo. En España en concreto, la subida de un 10% del precio de la cesta de la compra hasta marzo supone el incremento del IPC (Índice de Precio de Consumo) más alto en casi 40 años e implica una pérdida global de poder adquisitivo de 16.700 millones de euros, según Funcas.

Más impuestos y ayudas

Para mejorar este cuadro, la ONG recurre a medidas que son reclamos habituales en el organismo: introducir impuestos sobre la riqueza, gravar los beneficios extraordinarios de las grandes corporaciones, cancelar los pagos de deuda a los países en desarrollo que así lo necesiten, incrementar los fondos de ayudas y destinar nuevos paquetes económicos a sufragar la respuesta a Ucrania.

“Es necesario que el G20, el Banco Mundial y el FMI incrementen la ayuda a los países pobres, les condonen la deuda de manera inmediata y que, conjuntamente, protejan a la gente de la calle de una catástrofe evitable”, concluye Cortada. “Rechazamos la idea de que los Gobiernos no tienen fondos o medios suficientes para sacar a todas las personas del hambre y la pobreza y garantizarles la salud y el bienestar; por el contrario, lo que sí que vemos es una falta total de creatividad económica y de voluntad política para hacerlo”, remacha.