El catedrático emérito de la Universidad de Alicante Antonio Escudero se encargará de presentar este miércoles, durante un acto en Casa Mediterráneo (19.00 horas) los principales contenidos del dosier El impacto del covid-19 en la economía alicantina, que el próximo domingo se entregará junto al ejemplar de INFORMACIÓN. Un trabajo en el que han colaborado 22 investigadores del Instituto de Economía Internacional de la UA y que supone el mayor análisis realizado hasta la fecha de las consecuencias de la pandemia en la provincia. Un documento que también incluye un adenda con las primeras repercusiones de la guerra de Ucrania. En la presentación también intervendrán el conseller de Hacienda y Modelo Económico, Vicent Soler, y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig

¿Cuáles han sido para la provincia las principales consecuencias de la crisis derivada del covid-19?

Un exceso de mortalidad del 10,6%, muy inferior al más elevado, que fue el de la Comunidad de Madrid (41%) y superior al de Galicia (6%), la región con menor mortalidad. Luego, un desplome del PIB que hemos estimado en un 10,2%, cuyo mayor responsable fue el sector más afectado por las restricciones a la movilidad y la caída del turismo ya que el valor añadido de comercio, transporte, hostelería y ocio descendió un 20,7%. Y, en tercer lugar, un aumento de la pobreza. En cambio, y gracias a los ERTE, el desempleo creció moderadamente si se compara con las cifras de la Gran Recesión.

Una de las cosas que apunta en el capítulo que escribe junto a José Manuel Casado es que Alicante llegó a esta nueva crisis sin haber resuelto ninguno de sus problemas estructurales, ¿cuáles son los más acuciantes?

Como la española, la economía alicantina adolece de tres problemas estructurales: productividad, empleo y desigualdad. Cuando finalice la guerra de Ucrania, nuestra economía puede superarlos progresivamente. Los fondos Next Generation y la apuesta de la Generalitat por el plan de transformación del modelo económico o el Distrito Digital deben incrementar la productividad. También es presumible que la precariedad descienda con la reforma laboral. Si hay más empleo y menos precariedad, mejorará la distribución personal de la renta. Finalmente, la reforma fiscal aplazada por la guerra y la deseable modificación de la financiación de las Autonomías deben permitir un mayor gasto público para paliar desigualdad y pobreza.

Gracias a los ERTE, el desempleo creció moderadamente si se compara con las cifras de la Gran Recesión

¿Cree realmente posible el cambio de modelo económico se propugna como una de las vías para solventar estos problemas?

Cambiar el modelo económico alicantino significa aumentar la productividad incorporando la Economía del Conocimiento a nuestras empresas, grandes o pymes y, especialmente, a las de la industria y el turismo. La provincia cuenta con condiciones favorables: ayudas europeas, nacionales y autonómicas y el sector público como tractor de digitalización e inteligencia artificial. También las empresas están procediendo a una mayor innovación.

Uno de los aspectos en los que incide el dosier son los efectos sobre la pobreza, ¿por qué la provincia presenta unas cifras tan elevadas, superiores a las nacionales y autonómicas, incluso antes de la pandemia?

Probablemente por el desempleo y la elevada precariedad, todo ello agravado en 2020 en las comarcas con gran peso del turismo.

La portada del dosier que INFORMACIÓN repartirá este domingo.

La portada del dosier que INFORMACIÓN repartirá este domingo.

En esta crisis se ha logrado romper con la correlación que hacía caer el paro mucho más que el PIB gracias a los ERTE, ¿cree que esta figura, tal y como se ha regulado en la reforma laboral, seguirá siendo útil en el futuro?

Creo que sí porque, en caso de crisis económica o de empresa, los nuevos ERTE priorizan la reducción de la jornada sobre la suspensión del empleo y ésta sobre el despido.

¿Qué otras lecciones deberíamos aprender de la gestión de esta crisis?

Los fondos Nex Generation constituyen un hito de enorme transcendencia por dos razones. La primera es que, mutualizando la deuda, abren el camino hacia una política fiscal que haga de la UE una zona monetaria óptima donde se pueda hacer frente a los desequilibrios económicos no sólo con políticas monetarias, sino con medidas fiscales solidarias que eviten costosos períodos de austeridad para algunos países. La segunda razón es que conllevan inversiones para incrementar la productividad y lograr un crecimiento sostenible.

El Gobierno ha hecho bien al emplazar a la patronal y los sindicatos a negociar un pacto de rentas

Ahora la principal preocupación son las consecuencias de la guerra en Ucrania, ¿por qué descartan en el dosier el temido escenario de la estanflación?

Porque no se dan por ahora las condiciones que provocaron ese fenómeno durante la Crisis del Petróleo. La inflación está ligada a la guerra de Ucrania; la dependencia del gas y del petróleo ruso no es hoy tan grande como entonces lo era la del petróleo; no se han producido los efectos de segunda ronda que se dieron entonces y, aunque el crecimiento del PIB se resentirá, las previsiones para 2022 y 2023 no son de estanflación.

¿Qué medidas deberían tomarse para afrontar esta situación de inflación derivada del conflicto?

Puede que el Banco Central Europeo suba los tipos; debe acelerarse el uso de energías renovables; es preciso un pacto de rentas y pueden bajarse impuestos o dar ayudas indiscriminadas, pero sólo de modo temporal porque, en su defecto, ambas medidas ceban la demanda agregada y la inflación además de aumentar el déficit y la deuda pública. Otra cosa son las ayudas a las familias vulnerables. Éstas sí que deben mantenerse hasta que se moderen los precios.

¿Cómo valora el plan que ha puesto en marcha el Gobierno?

El Gobierno ha hecho bien en emplazar a patronal y sindicatos a negociar un pacto de rentas y las medidas temporales del pasado 29 de marzo pueden hacer que la inflación disminuya este año, pero no que desaparezca.

¿Cuándo recuperaremos el nivel de PIB anterior a la pandemia?

Si se cumplen las previsiones del FMI, Banco de España o Funcas, durante el primer trimestre de 2023.