La cuesta de enero es uno de los periodos del año donde más nos interesa controlar nuestros gastos y, si es posible, ahorrar algo de dinero. Si queremos lograr este objetivo hay varios métodos de ahorro bastante conocidos de los que podemos echar mano, pero ahora te proponemos que "ataques" la forma de hacer tu lista de la compra.

Seguro que para que cuando llegues a casa no eches nada en falta te haces una lista donde llevas apuntado todo lo necesario para tu hogar. No obstante, puede ocurrir que se nos escape alguno y que cuando vayamos a cocinar, por ejemplo, nos demos cuenta de que no lo habíamos apuntado, y por lo tanto, tampoco comprado. Para evitar confusiones como éstas existe un método de lo más eficaz y sencillo de realizar: la compra inversa.

Este truco, consiste en escribir una lista de la compra con los productos que tenemos, en lugar de los que necesitamos. De esta forma, generaremos un listado de artículos que utilizamos en nuestra cotidianidad.

Es recomendable asignar un día concreto al mes para llevar acabo esta tarea. Así, tendremos claro cuándo dedicar el tiempo a confeccionar nuestra lista. Si no seleccionamos un día concreto es probable que dejemos de hacerlo. Cuando llegue el momento, anotamos en una lista toda la comida que tengamos en nuestra despensa, nevera y armarios. El primer día será más engorroso porque se empieza desde cero. Pero tranquilidad. El resto de ocasiones será mucho más sencillo.

Planificar los menús del mes

Cuando tengamos el listado preparado podemos planificar los menús del mes. Así, lograremos rotar la comida y utilizar todos los ingredientes que ya tenemos, ahorrando dinero y sin desperdiciar nada. Si necesitas algún ingrediente que no tienes, apúntalo. Y si encuentras algún producto en tus armarios que no te gusta o no vas a consumir regálalo a un amigo, un familiar o al mismo vecino. Así, evitaremos tirar nada.

Por último, cabe destacar que una de las grandes ventajas de ese sistema es que iremos al supermercado con una lista lógica y con productos absolutamente necesarios. Así, solo compraremos lo que necesitamos. Además, si acudimos a hacer la compra con el estómago lleno será más difícil que caigamos en tentaciones y no compraremos caprichos superfluos. Ahora bien, si de verdad nos hace especial ilusión comprar algo en concreto, podemos hacer una excepción que valga la pena.