Alicante, Torrevieja y Orihuela se mantienen como los grandes motores del negocio inmobiliario de la provincia después de la pandemia, al acaparar más de un tercio de todas las transacciones registradas durante el año pasado, de acuerdo con los datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Y eso a pesar de que ninguna de ellas se encuentra entre las poblaciones donde más ha crecido el volumen de transacciones con respecto a 2019, un honor que corresponde a las poblaciones del interior, donde la demanda embalsada local favoreció un año excepcional para el sector, y a los municipios de la costa predilectos de los compradores holandeses, alemanes o belgas, que son los que más se incrementaron durante el último ejercicio.
Por el contrario, aquellas poblaciones más dependientes de los compradores británicos -cuya recuperación fue más lenta- son las únicas donde las cifras totales de ventas aún siguen por debajo de las que se daban antes del covid.
En total, durante el año pasado se vendieron 46.091 viviendas en el conjunto de la provincia, lo que supone un aumento de más del 40% sobre el fatídico 2020 -cuando el confinamiento redujo el número de operaciones-, pero, sobre todo, casi un 9% más que en 2019, antes de la pandemia.
El municipio con más transacciones fue la ciudad de Alicante, donde se vendieron 6.619 viviendas, con lo que la capital logró superar en un 1% las cifras prepandemia. Si se cruzan los datos del Ministerio con los del Colegio Notarial -que desglosan la procedencia de los compradores-, lo que se observa es que esta recuperación se debió al repunte de la demanda del público local y el nacional, mientras que el volumen de compradores extranjeros -aproximadamente un tercio del total, en el caso de Alicante- seguían por debajo de las cifras precovid.
En segunda posición se mantiene Torrevieja, a pesar de que es uno de los pocos municipios donde todavía no se ha recuperado del todo la demanda, por su mayor dependencia de las nacionalidades que, por motivos distintos, acusaron las mayores caídas de ventas en 2020 y no han logrado remontar el vuelo, como ocurre con británicos, los rusos y los noruegos. Así, en la ciudad de la Vega Baja se contabilizaron 5.018 operaciones, un 4,9% menos que en 2019.
Un problema que quedó más atenuado en la vecina Orihuela, la tercera de la lista, que logró superar en un 1,75% los niveles de 2019, con un total de 3.833 transacciones.
En cuanto al resto de los municipios, aparecen con incrementos por encima de la media la mayor parte de los municipios del interior de la provincia, donde la demanda embalsada de público local -impulsada por el ahorro que se generó durante el confinamiento- dinamizaron el mercado. Así, en Alcoy el volumen de operaciones superó en un 39% a las de 2019, con un total de 1.016 transacciones. En Villena aumentaron un 25,6%; en Petrer, un 24,5%; o en Novelda, un 35,5%, aunque hay que tener en cuenta que partían de cifras muy bajas. En el caso de Elche se formalizaron 3.397 compraventas de viviendas, un 20,5% más que antes de la crisis del coronavirus;
También en la costa hay municipios con incrementos significativos, sobre todo aquellos donde más se ha notado la llegada de un mayor volumen de compradores holandeses, alemanes o belgasm, además de madrileños y de otras provincias españolas. Así, Dénia registra 1.876 compraventas, un 22% más que en 2019, y supera a Benidorm, que apenas mejora sus cifras prepandemia, con 1.752 operaciones. También mejoran Xàbia (+22,5%), Altea (+26,5%) o Santa Pola (11,9%).
Por el contrario, al igual que le ocurre a Torrevieja, son aquellos municipios más dependientes de los británicos los que aún siguen rezagados. Así, Guardamar registró 825 operaciones, un 7% menos; en Calp fueron 993 (-3,5%) o en Rojales, 761 operaciones, un descenso del 5,7%.
Los promotores aseguran que la demanda se mantiene
A pesar del temor a que la venta de viviendas se resintiera una vez que se agotara la demanda embalsada del confinamiento, desde la Asociación Provincial de Promotores (Provia) aseguran que el ritmo de ventas se ha mantenido en los primeros meses de 2022. De hecho, el principal problema del sector en estos momentos está en la falta de mano de obra y, sobre todo, en el aumento de costes, que impide a los empresarios planificar los trabajos y empezar la comercialización de nuevos promotores ya que no se fían de fijar un precio para las nuevas viviendas.
