El complicado contexto económico que se está viviendo a nivel internacional ha empezado a impactar de manera negativa sobre la industria manufacturera. Así se pone en evidencia en un informe emitido por la Cámara de Comercio de Alicante, en el que se concluye que cuestiones como los problemas de suministro y el encarecimiento de las materias primas propician que la actividad haya perdido impulso en los últimos meses, coincidiendo también con la guerra de Ucrania.
El último informe del gabinete de estudios de la entidad cameral sobre indicadores del transporte y las materias primas correspondiente a los primeros meses de 2022 dibuja un panorama cuanto menos inquietante para la industria. Factores como la persistencia de las alteraciones en las cadenas globales de suministro, agravadas por la invasión rusa a Ucrania, la intensificación de las presiones inflacionistas y el impacto de la reciente huelga de transporte han propiciado un freno en la producción y una caída de los nuevos pedidos.
El índice de gestores de compras (PMI) del sector manufacturero, que había repuntado hasta el 56,9 el pasado mes de febrero, ha disminuido hasta situarse en un valor de 53,3 en abril. Y es que las expectativas empresariales, que en el inicio del año se mantenían elevadas con la esperanza de que la mejora de la situación de la pandemia impulsaría las ventas y la producción, se han deteriorado debido a la guerra y al impacto de la elevada inflación sobre la demanda.
Según el informe cameral, además, el descenso de la confianza y el aumento de la incertidumbre está afectando a las decisiones de contratación y de compra de materias primas y otros insumos, cuyos plazos de entrega por parte de los proveedores siguen alargándose. El persistente incremento de costes está llevando a las empresas a incrementar sus stocks de materias primas y a trasladar parcialmente esos mayores costes a los precios de ventas.
Apoyándose en la última edición de la encuesta del Banco de España a las empresas sobre la evolución de su actividad, el informe destaca que los problemas de oferta están aumentando su incidencia negativa sobre la actividad, especialmente el encarecimiento de los inputs energéticos, que ya afecta a un 80% de las firmas. En la industria manufacturera, las dificultades para recibir suministros afectan a un 45% de las compañías.
Estas tensiones están aumentando los costes empresariales. Cerca del 82% declara incrementos en sus consumos intermedios y espera que las tensiones inflacionistas persistan, lo que afecta a sus perspectivas sobre los precios de venta. Así, en el primer trimestre, algo más de un 40% de las compañías afirmaba haberlos aumentado, mientras que el resto preveía hacerlo a lo largo del año. En cualquier caso, los incrementos previstos de los precios de venta siguen siendo inferiores a las subidas observadas en los costes, de lo que se desprende que las empresas siguen repercutiendo una parte importante de los encarecimientos en sus cuentas de resultados.
Con todo ello, el informe de la Cámara advierte de que las perspectivas de recuperación del nivel de actividad anterior a la crisis se retrasan.
