El sector pesquero está atravesando por uno de sus peores momentos, una galerna que parece no tener fin y que lo ha llevado a encallar en términos económicos. Cuestiones como el nuevo recorte en los días de pesca impuesto por Bruselas o la imparable escalada del precio de los combustibles han puesto a la flota contra la espada y la pared, hasta el punto de poner en riesgo su actividad. Sin embargo, en medio de este temporal, el Ministerio de Agricultura y Pesca está ultimando un decreto por medio del cual las embarcaciones, a través de fondos europeos, verán incrementadas alrededor de un 15% las ayudas que perciben para compensar la disminución de las jornadas de trabajo. Un balón de oxígeno que, en cualquier caso, puede no ser suficiente si el gasoil se mantiene por las nubes.
La decisión de la Unión Europea de introducir un nuevo tijeretazo de entre diez y doce días para la pesca en el Mediterráneo había puesto contra las cuerdas al sector, toda vez que, con esta restricción, las embarcaciones de arrastre solo podrán faenar este año 165 jornadas de las 240 de las que disfrutaban hace apenas dos ejercicios. En la provincia de Alicante, sin ir más lejos, la medida afecta a 130 embarcaciones, comprometiendo la continuidad de 800 puestos de trabajo. El panorama que se dibujaba por delante era de todo menos despejado, aunque las presiones ejercidas por el propio sector y la Conselleria de Agricultura y Pesca para reclamar algún tipo de compensación parece que han dado resultado.
Así lo señala el secretario autonómico de este departamento, Roger Llanes, quien destaca que el ministerio está ultimando la elaboración de un decreto, por medio del cual las embarcaciones afectadas van a recibir ayudas procedentes del Fondo Europeo Marítimo de Pesca y de Acuicultura (Fempa). «Era de justicia que los pescadores pudiesen tener una indemnización por las ganancias que van a perder como consecuencia de estos recortes», afirma.
La medida, en la práctica, va a suponer un cambio en el sistema, de manera que decaerán lo que hasta el momento eran ayudas por las paradas biológicas, para dar paso a las compensaciones por reducción del esfuerzo pesquero.
A este respecto, el secretario de la Federación de Pescadores de la provincia de Alicante, Juan Mulet, señala que, según los cálculos realizados, esta modificación propiciará que las ayudas crezcan alrededor de un 15%, lo que, dependiendo del tipo de embarcación, posibilitará que se cobren entre 2.500 y 4.000 euros. Según señala, «vamos a tener algún ingreso más, lo que, sin duda, es positivo, sobre todo teniendo en cuenta la situación de la que venimos».
En cualquier caso, también deja claro que estas compensaciones no despejan el futuro incierto del sector, con unos precios del gasoil pesquero que se mueven por encima de los 80 céntimos y que ya han amortizado las ayudas del Gobierno. «La gente está saliendo a faenar simplemente para poder pagar la Seguridad Social y los salarios de los trabajadores», lamenta.
Por su parte, Rafael Torres, representante de los pescadores de Alicante, señala que tanto los fondos que se prometen desde el ministerio como los del combustible «suponen un pequeño respiro, pero el panorama continúa estando muy complicado».
Más tajante es Pedro Carmona, patrón de la Cofradía de Torrevieja, quien destaca que el sistema de fijación de precios, basado en las subastas, propicia que no hayan subido para los pescadores. «No poder ponerle precio a tu trabajo es muy triste, y, cuando la única opción es vivir de subvenciones, lo mejor es marcharte a casa», concluye.
