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La provincia pierde más de 2.000 comercios en la última década

El avance de las cadenas y franquicias reduce la cifra de autónomos del sector y aumenta la de personal asalariado

Un establecimiento en liquidación durante la pandemia. German Caballero

El sector del comercio vivió en 2021 un año de transición, en el que logró recuperar buena parte de los ingresos y del empleo que se perdieron como consecuencia de las restricciones para frenar la pandemia en el ejercicio anterior, pero en el que se mantuvieron las grandes tendencias que ya afectaban al negocio antes de la aparición del coronavirus. Entre ellas, la constante reducción del número de establecimientos físicos, como consecuencia del avance del comercio electrónico. Unos cambios que también se traducen en una reducción del número de autónomos que se sitúan detrás del mostrador –es decir, del tradicional comerciante propietario de un establecimiento- y un aumento del personal asalariado, que depende de cadenas o franquicias.

Así lo pone de relieve el Informe de la Distribución Comercial 2022 que acaba de publicar el Pateco, la oficina especializada del Consejo de Cámaras de la Comunidad Valenciana.

De esta forma, el documento señala que al inicio del año pasado había en la provincia de Alicante 24.807 establecimientos abiertos al público, lo que supone 345 menos que en 2020. Es una merma considerable, pero, como apuntan los propios autores del informe, no resulta excesivamente superior a la que se venía registrando en los ejercicios anteriores.

Un dato que indicaría, a su juicio, que las medidas puestas en marcha por el Gobierno lograron atenuar el golpe que sufrió el sector con el confinamiento y las restricciones de movilidad, y que los negocios que cerraron son aquellos “que ya se encontraban en una situación vulnerable antes de la pandemia y que ésta ha acelerado su cierre”.

De esta forma, lo más significativo es la tendencia acumulada, que muestra que en los últimos diez años han desaparecido de las calles de la provincia 2.050 comercios, lo que supone el 8% de todos los que existían, debido a los cambios en las tendencias de consumo y, sobre todo, el auge de las compras online.

A nivel autonómico el descenso ha sido aún mayor, del 10,8% de todo el tejido comercial, con un descenso de 7.243 locales, lo que deja la cifra actual de tiendas en funcionamiento en la Comunidad en 59.875. De esta forma, si hace una década hasta el 17,1% de todos los centros de trabajo de la autonomía eran un comercio, en la actualidad este porcentaje se ha reducido al 14,2%.

Si se analiza por tamaño, lo que se observa es que los cierres se han concentrado en los pequeños establecimientos, especialmente entre aquellos que estaban atendidos únicamente por sus dueños –que han pasado de 35.564 a 31.253 en este tiempo en toda la autonomía- y los que contaban con 1 o 2 empleados, que descienden de 20.278 a 18.375. Por el contrario, han aumentado los que cuentan con 20 o más asalariados.

Esto se ha traducido en que cada vez hay más dependientes contratados y menos autónomos en el sector. Así, si en el año 2011 del total de ocupados en el comercio valenciano, 60.166 eran autónomos, en 2021 la cifra había caído a 56.233. Por el contrario, se ha pasado de 132.035 asalariados a 155.679.

 El golpe del covid

Por lo que respecta a los efectos concretos de la pandemia en el sector, el informe destaca que, si bien las restricciones han tenido efectos importantes en alguna categoría vinculada a gastos que son aplazables o que van ligados a la vida social, también ha generado nuevas oportunidades. De esta forma, el mayor volumen de cierres se produjo entre las zapaterías, con un descenso del 10,1% en el número de establecimientos en activo; o en las papelerías, donde bajaron la persiana el 9,3% de los locales. También cerraron el 7,9% de los comercios especializados en la venta de electrodomésticos o el 6,4% de las floristerías y tiendas de animales.

Por el contrario, el año cerró con más comercios destinados a la alimentación, como panaderías (+6%), pero, sobre todo, se incrementaron los comercios de libre servicio. Es decir, autoservicios y supermercados.

Pero, sobre todo, se incrementó la cifra de locales destinados a las ventas “por correspondencia o internet”, que sumaron un 22% más establecimientos, gracias al crecimiento del comercio electrónico. Ya son 1.423, de acuerdo con este estudio.

En cuanto a la facturación, el gasto total realizado en los comercios de la autonomía ascendió durante el pasado año hasta los 21.495 millones de euros, lo que supone un incremento de más del 13,5% con relación al ejercicio anterior, pero aún se queda ligeramente por debajo de las cifras que se daban antes de la pandemia. Las previsiones apuntaban a que este año se recuperaría todo el terreno perdido por la pandemia, aunque ahora la inflación hace temer que se produzca una contención del consumo que frene estas perspectivas.

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