A pesar del cierre forzoso de las tiendas durante varias semanas y de las restricciones que se aplicaron durante la mayor parte del tiempo, Sprinter logró cerrar el primer año de la pandemia con un ligero incremento de sus ingresos, aunque con una caída de sus beneficios, debido a los mayores costes soportados. Así lo reflejan las cuentas que la compañía con sede en el polígono de las Atalayas de Alicante ha depositado en el Registro Mercantil, correspondientes al ejercicio que abarca del 1 de febrero de 2020 al 31 de enero de 2021.

En concreto, la cadena de tiendas de ropa y material deportivo, cuyo accionista mayoritario es la británica JD Sports, facturó 399,9 millones de euros durante el citado ejercicio, lo que supuso un incremento del 0,6% sobre las cifras del año anterior. Un crecimiento que puede parecer modesto, pero que contrasta con la evolución de la mayoría del sector comercial durante el mismo periodo.

Así, todo apunta a que la firma se vio beneficiada por el importante aumento de las ventas a través del canal online –como apunta el Estado de Información No Financiera que ocurrió para el conjunto del grupo Iberian Sports Retail Group (ISRG), que incluye también a JD, Sport Zone y Size?- y por el auge del consumo de ropa cómoda y material deportivo para hacer ejercicio en casa que se produjo a raíz del confinamiento.

Eso sí, los beneficios no corrieron la misma suerte, ya que Sprinter Megacentros del Deporte SL vio caer casi un 26% sus resultados, por los mayores costes de aprovisionamiento. Aún así, las ganancias ascendieron a la nada despreciable cantidad de 18,3 millones de euros.

Como la práctica totalidad de las empresas durante ese tiempo, la compañía hizo uso de los instrumentos que puso en marcha el Gobierno para facilitar la supervivencia de las empresas durante la pandemia y aplicó un ERTE a 3.307 de sus trabajadores durante tres meses, además de solicitar un préstamo ICO de 38,5 millones, según consta en los balances de la firma.

La compañía concentra la práctica totalidad de sus ventas en la península ibérica, mientras que los envíos a otros países de la Unión Europea durante el ejercicio apenas sumaron 748.000 euros, según las mismas fuentes.

Sprinter nació en 1995 de la mano de la familia Segarra, que en el año 2011 vendió la mayoría del accionariado a la multinacional británica JD Sports Fashion. Posteriormente, en el año 2018 dieron entrada en el capital al grupo Sonae, hasta entonces propietaria de Sport Zone, que pasó a integrarse en el grupo.

Al cierre del ejercicio, Sprinter controlaba 166 tiendas, aunque el conjunto del grupo ISRG tenía más de 360 establecimientos. El año pasado, el conglomerado anunció la compra del 80% de la empresa de venta de material deportivo online Deporvillage. Además, Sprinter ha inaugurado recientemente sus primeras tiendas en Holanda.