Políticos y empresarios coinciden en la urgencia de agilizar trámites e ir de la mano con los municipios en el evento organizado por Grupo Prensa Ibérica en colaboración con Statkraft. Puig admite el retraso y señala la energía verde como clave para la economía

«En un momento disruptivo, el inmovilismo nunca es la opción». Con esta frase Ximo Puig alerta sobre la necesidad de avanzar con paso firme en la transición hacia las energías limpias y recuperar el terreno perdido frente a otras autonomías españolas. «Es una obligación ética, una urgencia para nuestra economía y algo fundamental para el futuro», remarcaba el presidente de la Generalitat en el encuentro informativo «El desafío renovable en la Comunitat Valenciana». 

El evento, presentado por Silvia Tomás, directora de relaciones institucionales de los medios de comunicación que Prensa Ibérica tiene en València, estuvo organizado por el propio Grupo Prensa Ibérica a través de sus periódicos INFORMACIÓN, Levante-EMVMediterráneo. Contó con la colaboración de Statkraft, empresa líder y la mayor productora de renovables en Europa.

Consciente de que alcanzar la soberanía energética es clave en un contexto de conflicto bélico por la invasión de Rusia a Ucrania y sus derivadas por la dependencia de los combustibles fósiles, Puig admitía el retraso con el despliegue de la fotovoltaica. Citaba al ex primer ministro sueco Olof Palme, asesinado en 1986, y que ya en una cumbre de las Naciones Unidas en 1972 acuñó el término ecocidio para referirse a la destrucción intencionada del medio ambiente. Palme, al que Puig definió como un «visionario», marcó hace cinco décadas el camino a seguir. «Tenemos que llegar, no podemos mirar hacia otro lado», insistía el jefe del Consell. «Debemos lograr ecosistemas limpios y un estado social potente. Lo haremos por ética, eficiencia, conciencia y decencia», enfatizaba.

Puig abría una intensa jornada sobre el tránsito a las energías verdes en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (Muvim), con dos mesas redondas de expertos, empresarios y representantes públicos que clausuraba Mireia Mollà, consellera de Agricultura y Transición Ecológica. 

Toni Cabot, Pedro Fresco, José Miguel Ferrer, Silvia Cerdà y Adolfo Utor, en la primera mesa redonda. Fernando Bustamante

Toni Cabot, director del Club Información, daba paso al primer debate con una idea compartida por todos los ponentes: la necesidad imperiosa de pisar el acelerador. Pedro Fresco, director general de Transición Ecológica de la Generalitat, defendía el decreto para el despliegue de las renovables aprobado en 2020, ampliado y actualizado en abril de 2022. 

José Miguel Ferrer, director general de Statkraft en España y Portugal, replicaba que su visión de la normativa autonómica era distinta. «Se hizo para ayudar pero no ha funcionado del todo. La voluntad existe, pero la herramienta no ha funcionado del todo», insistía. 

Un total de 441 proyectos

Silvia Cerdà, directora general de industria, energía y minas de la Generalitat, hacia especial hincapié en la singularidad del territorio valenciano, recordando que se trata de un espacio «muy vertebrado, donde algunas instalaciones son complicadas». De los 441 proyectos presentados en la ventanilla de la Administración valenciana, Cerdà avanzaba que muchos «no podrán salir, aunque trataremos de que salgan adelante los máximos». En la misma línea, Fresco advertía de que aunque no todos consigan superar el trámite ambiental pertinente, «el objetivo de alcanzar los 10.000 MW debe ser posible».

Cerdà no dudaba de que pese a las objeciones de muchos ayuntamientos «se ha de ir a plantas algo mayores». «Si es preciso introducir modificaciones en el decreto, lo haremos, vamos a poner todo el empeño para llegar al objetivo 2030». «Solo el 20 % de la energía producida llega de las alternativas pero estamos haciendo un esfuerzo enorme por llegar en estos siete años a los objetivos, llámese hidrógeno verde, biogás o biometano, cualquiera que no dependa de los fósiles», dijo.

Adolfo Utor, presidente y máximo accionista de la naviera Balearia, ya de entrada afirmaba que el cambio climático «es la verdadera pandemia». Y señalaba el desafío importante que supone la descarbonización para los barcos. «En el mar no hay catenarias y aunque estamos plenamente alineados con las renovables su traslación genera cierta confusión al no saber hacia dónde orientar las inversiones», explicaba. 

Utor centraba las críticas en el exceso de trámites administrativos y pedía un plus de valentía. «Hay que tirar adelante, pongámonos todos a estudiarlo, sé que no es fácil pero hay que animaros a seguir en esa dirección», insistía dirigiéndose a los representantes públicos de las primeras filas. Fresco le daba la razón y aprovechaba para recordar a Azaña y un término que usaba a menudo: «desprevenido». «A España nos ha pillado un poco así, vamos cogidos al vagón, pero no en el primero», confesaba.

José Luis Valencia, Abelardo Salvo, Marcos J. Lacruz, Samuel Falomir y César Moreyra. Fernando Bustamante

Los ponentes de la primera mesa convenían en el potencial de la Comunidad Valenciana como productora de energía alternativas y sostenibles, además de contar con una industria potente capaz de fabricar baterías para el almacenamiento, una pata clave en el cambio radical del modelo productivo. Aspecto que subrayaba Ferrer: «Tenemos un recurso solar brutal pero también tenemos infraestructuras e industria, como es el caso de Power Electronics».

Colaboración público-privada

Otro factor de coincidencia era el de la necesaria colaboración público-privada en aras de una mayor eficiencia. Así como la necesidad de contar con el respaldo social para el despliegue de plantas solares. «Con los ayuntamientos se ha de ir siempre de cara, si la transición energética no es aceptada no va a salir adelante porque además las comunidades autónomas no podemos competir entre nosotras», argumentaba Pedro Fresco. Los proyectos, además, «han de seducir a los vecinos y generar beneficios tangibles en el territorio», según Cerdà, en una idea compartida por todos. 

Ferrer abogaba por campañas potentes de concienciación ciudadana al estilo de «Si bebes, no conduzcas». «No hemos sabido trasladar a los vecinos los beneficios. Hemos de escuchar también a los ayuntamientos e integrar nuestro proyecto en esa localidad. Así lo estamos haciendo en lugares como San José del Valle, en Cádiz, o Talayuela, en Extremadura, con planes de empleo y de formación y con medidas extraordinarias de protección del medio ambiente, un punto clave y vertebrador de nuestros proyectos», señalaba Ferrer.

«No podemos perder ya más tiempo»

José Miguel Ferrer, director general de Statkraft en España y Portugal, apelaba a la necesidad imperiosa de «agilizar la puesta en marcha de los proyectos que tengan sentido económico, medioambiental y social para llegar al objetivo marcado de 10 GW en 2030 en la Comunitat Valenciana». La compañía, destacaba, cuenta con numerosos proyectos solares en el territorio valenciano. Ferrer incidía en la primera intervención que la apuesta por las renovables «es una medida frente al cambio climático, decisiva además para la competitividad de una región con industrias tan energéticamente intensivas como las cerámicas». «No podemos perder ya más tiempo, vamos a la cola de España», enfatizaba.