El campo valenciano advierte que el recorte de productos fitosanitarios que propone la Comisión Europea (CE) poner en riesgo la seguridad alimentaria. La Unió de Llauradors, tras revisar los cambios que Bruselas quiere introducir en el marco legislativo sobre uso sostenible de productos fitosanitarios, lamenta que el ejecutivo comunitario opte por un reglamento en lugar de la directiva actual y plantee unos «objetivos desmedidos en cuanto al plazo y métodos de reducción en su utilización». La organización de agricultores que lidera Carles Peris se muestra contraria a la celeridad de tal proceso y lo tilda de «incongruente».

Ante la propuesta de reducción de estos productos con el objetivo común de alcanzar una reducción del 50 % en 2030, advierte la Unió de que tal objetivo no atiende a la realidad productiva del sector agrario, que, además, no está acompañado de un estudio de impacto riguroso, que no presenta alternativas ciertas y viables para las explotaciones y que no hace ninguna referencia a las sustancias prohibidas que entran a través de las importaciones alimentarias de países terceros.

La organización agraria, asegún asegura a través de un comunicado, ya alertó de que los objetivos ambientales apuntados en la Estrategia de la Granja a la Mesa se acabarían reflejando en reglamentos de obligado cumplimiento. «Ahora se ven las consecuencias de cuando el Consejo y el Parlamento dieron alegremente su visto bueno a aquella estrategia» critica, al tiempo que considera una irresponsabilidad continuar con la misma hoja de ruta planteada desde 2019, «como si, en el mundo en estos tres últimos años, no nos hubiera caído encima una pandemia global y una crisis bélica en Europa». En este sentido, Carles Peris, indica que «la Unión Europea no debe tolerar firmar acuerdos sin reciprocidad en el uso de materias activas, sin adquirir los compromisos de reducción que plantea la estrategia europea ‘De la granja a la mesa’ y sin ordenación en cuanto a los periodos de importación para que no solapen a las producciones europeas que no sean deficitarias».

Producción ecológica

Insiste en que el peso del planeta debe ser asumido por más espaldas, tanto de distintos sectores como lugares. «Además de no presentar ninguna alternativa tangible para nuestras producciones, la CE deja entrar productos que han sido cultivados o trabajados con materias activas que aquí están prohibidas y seguirá permitiéndolo sin mirar el grado de intensidad», comentan desde la organización. «Parece que lo que se contamina en la otra parte del mundo computa en otro planeta, así como las emisiones de CO2 que se generan al traerlo», añaden. Critican que en este reglamento no se habla nada de los fitosanitarios fabricados en Europa y exportados fuera. Asimismo se evidencia el doble rasero de los últimos acuerdos comerciales cerrados que suponen una competencia desleal con los productores europeos que soportan los mayores costes de su historia.