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Empleo

La vendimia se queda sin trabajadores en Galicia

Las duras condiciones del campo y la falta de relevo generacional dificultan encontrar empleados a las bodegas gallegas, que ven cómo el fenómeno aumenta año tras año

Vendimia en la bodega Martín Códax. IÑAKI ABELLA DIÉGUEZ

Los empresarios mencionan varios factores: falta de vocación en la gente joven, práctica inexistencia de relevo generacional, las diferencias de la ética de trabajo entre los trabajadores veteranos cercanos a la jubilación y los pertenecientes a la nueva hornada, la dureza del trabajo del campo... Pero el diagnóstico es el mismo: las bodegas gallegas están teniendo dificultades para encontrar profesionales para la época de vendimia. Se trata, naturalmente de una época clave para el sector y la carencia de trabajadores supone un importante trastorno para las empresas.

“La gente mayor dejó de trabajar”, explica a FARO DE VIGO, medio del grupo Prensa Ibérica al que también pertenece este diario, Lisa Vázquez, de Bodegas Godeval. “Nosotros hace años llegamos a tener hasta 50 trabajadores; este año pusimos anuncios para 50 y nos respondieron cinco”, lamenta. “El campo es muy duro, hay que reconocerlo, pero nosotros pagamos bien y ofrecemos buenas condiciones”, dice. El problema, explica Vázquez, lleva “ocho años”. Con la crisis financiera “llovía la gente. Ya en mayo me empezaban a llamar. Pero a partir de entonces la gente se fue retirando”, dice.

El tema de las fechas, eso sí, va por barrios. Distintas empresas consultadas sitúan en momentos distintos el inicio de la pérdida de trabajadores interesados en la vendimia. Pero el presidente de la Asociación Agraria de Galicia (Asaga), Francisco Bello, cuenta a este diario que el problema empezó a notarse en los años 2018 y 2019. “Cada vez hay más problemas porque el Ministerio de Trabajo empezó a hacer más inspecciones y eso desanimó a muchas personas que se venían dedicando a eso”, cuenta. “La gente del campo está envejecida y los estudiantes también fueron a menos”, explica. Los universitarios, precisamente, eran uno de los colectivos que tradicionalmente se dedicaban a la vendimia justo antes de empezar el curso académico para tener un dinero extra o para ayudar a sus familias.

“El problema cada vez va a más”, alerta Juan Vázquez, de Bodegas Martín Códax. Con todo, ve lo positivo de la situación: “Afortunadamente eso significa que los empleados de la hostelería siguen trabajando y no se quedan en paro al terminar agosto”. Este colectivo es otro de los que históricamente se dedica a la vendimia, que comienza justo cuando termina la temporada alta estival. Vázquez opta por “desdramatizar” y, si bien reconoce que la situación es un problema, asegura que en ningún caso supone pérdida de productividad o de volumen de negocio. “Si acaso, el trabajo que antes se hacía en una semana, ahora se hace en tres”, explica. Y aunque sí tiene esas dificultades para encontrar trabajadores, cuenta que en ningún caso se queda con menos plantilla de la que necesita, ya que compensa la carencia de sus profesionales tradicionales con personal que contrata a través de empresas de trabajo temporal. En su caso, en concreto, asegura que tiene un plantel de 500 personas, entre su bodega y los que tienen viñedos propios.

Javier Peláez, de Marqués de Vizhoja, opta por otro método. “Hacemos batidas poniendo carteles. Como me muevo mucho, la gente me llama todos los años”, celebra. Eso sí, si antes tardaba 10 días en encontrar la plantilla que necesitaba; ahora le lleva un mes, cuenta.

Cambio de modelo productivo

Bello comenta que, para paliar la falta de trabajadores, se están empezando a traer de Portugal, pero incluso eso es “cada vez más complejo por la normativa y la burocracia”. Asegura también que “la reforma laboral no ayuda porque la mayoría de esos trabajos son de temporada”. También afecta la subida del SMI, cuenta, porque los beneficios del campo son reducidos “por no decir que a veces se trabaja a pérdidas”.

El futuro, para Bello, pasa por la mecanización de la vendimia y la paulatina desaparición de los 10.000 trabajadores que, calcula, hay vendimiando en Galicia. “Hay grandes bodegas que ya lo están haciendo, pero la tecnología aún tiene que mejorar porque, ahora mismo, las uvas pueden salir dañadas”, explica.

Las empresas de trabajo temporal, al rescate del vino

La carencia de empleados que describen los empresarios del sector de la vinicultura la están saldando, en muchos casos, acudiendo a empresas de trabajo temporal (ETT), que se están convirtiendo, en ocasiones, en el balón de oxígeno que necesitan estas compañías en una temporada clave para ellas. Algunas de estas ETT, como por ejemplo Nortempo o Synergie manifiestan no tener grandes obstáculos para encontrar profesionales con los que cubrir los puestos que se necesitan, pero hay otras que sí perciben la misma carencia que aqueja a las bodegas. Es el caso de Eurofirms. “Este año estamos teniendo dificultades; es algo que ya pasó el año pasado”, cuenta a FARO Vanessa Fernández, de la oficina que la compañía tiene en Vilagarcía de Arousa. Fernández achaca esta falta de personal a que “hay un repunte importante en el mercado” de la vinicultura y eso hace que la demanda de profesionales vaya en aumento, con lo que se acrecenta proporcionalmente la dificultad para encontrarlos. Aunque prefiere no decir cuántos trabajadores le han pedido las empresas para esta temporada, sí asegura que, pese a los mayores obstáculos vividos en el último par de años, es capaz de cubrir la totalidad de los empleados que le piden las bodegas.

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