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La falta de chips ya provoca demoras de hasta un año en la entrega de vehículos en Alicante

Los mayores retrasos se producen en las furgonetas por el aumento de la demanda que registran y los parones en la fabricación

Un cliente mira uno de los vehículos que conservan en exposición en un concesionario de la provincia. Pilar Cortés

Para comprar un coche en estos momentos hay que tener bastante más dinero que antes de la pandemia y, sobre todo, mucha más paciencia. A pesar de los esfuerzos de los fabricantes, la falta de microchips y de otros componentes mantiene la producción de vehículos al ralentí en todo el mundo, lo que se traduce en demoras que en los casos más extremos ya superan el año de duración en algunos modelos, según apuntan en varios concesionarios alicantinos. Un problema que se está registrando especialmente con los furgones y las furgonetas, un producto cada vez más demandado por el auge del reparto o por modas como la "camperización" y que, sin embargo, los fabricantes parecen haber relegado en sus prioridades.

En el resto de modelos la situación tampoco ha mejorado en lo que va de ejercicio y los plazos de espera más habituales que repiten los responsables de los concesionarios consultados van de los seis a los nueve meses, con alguna excepción que rebaja este tiempo a los cuatro meses.

El resultado es que, mientras que las ventas de viviendas o el turismo baten récords y han recuperado ya todo lo perdido durante la pandemia, las matriculaciones de vehículos siguen en cifras que las propias patronales del sector, como Faconauto, Ganvam o Anfac, califican de "raquíticas".

En el caso de la provincia, a pesar del repunte registrado en el mes de agosto –cuando el número de operaciones aumentó un 36%-, el volumen de matriculaciones en el acumulado del año cae un 5,34% sobre las cifras de 2021, en lo que sería el tercer ejercicio consecutivo de contracción del mercado. En concreto, en los primeros ocho meses se vendieron 21.688 turismos y todoterrenos en Alicante, un 55,5% menos que en el mismo periodo de 2019, cuando fueron 48.830, de acuerdo con las cifras de las citadas organizaciones.

"Es muy frustrante tener que decir a los clientes que entran que no hay coches. Llevamos ya dos años así y la situación no mejora. Los plazos van de los seis a los nueve meses y eso si no hay más retrasos", se lamenta el gerente de Cimotor (Citroen), Jorge Sánchez. Un problema que se agrava aún más en el caso de las furgonetas. "No hay y cuando aparece una, se dan de tortas. Tengo a diez clientes para llamar cuando alguna de segunda mano", explica el empresario.

"Tengo un cliente que lleva un año esperando una furgoneta, y lo más frecuente es que sean cinco, seis, siete meses", corrobora la gerente de Movilsa (Ford), Ruth Candela, que señala los problemas que esta situación está provocando a los concesionarios. En su caso, por ejemplo, han optado por ofrecer coches de cortesía a algunos clientes mientras los vehículos encargados acaban de llegar, con el consiguiente gasto.

Algo más optimista se muestra el gerente de Sala Hermanos (Seat, Volkswagen, Cupra), Benito Cabrera, quien asegura que el 70% de las entregas se realizan en unos "tres o cuatro meses", mientras que los problemas se acumulan en el 30% restante, donde los plazos se dilatan. "En realidad, esa espera de tres o cuatro meses siempre ha ocurrido, pero los concesionarios tenían stock y el cliente no lo notaba. Eso es lo que ha cambiado ahora", explica Cabrera que, además, señala que los compradores "han aprendido" y ya asumen que tienen que ir con tiempo cuando quieren renovar el coche. "Los problemas llegan cuando hay alguna necesidad, tras sufrir una avería grande o cuando se acaba el plazo del renting", apunta el ejecutivo.

Después de tres años de caídas de facturación por la falta de vehículos, ahora los concesionarios temen que el problema se traslade a la parte de la demanda. La incertidumbre económica provocada por la inflación y la guerra empieza a notarse en el volumen de clientes que acuden a sus instalaciones, lo que anticipa una caída de las futuras operaciones que prolongaría la mala racha del sector. Una mala racha que ya dura tres años y que está obligando a las empresas a hacer malabarismos para mantener el negocio.

Segunda mano

La falta de stock de vehículos nuevos está derivando a un número cada vez mayor de clientes hacia el mercado de segunda mano, lo que ha provocado que el número de automóviles disponible también empiece a escasear. «Muchos clientes buscan ahora seminuevos -automóviles con menos de cuatro años-, pero también resulta muy difícil conseguirlos», asegura Jorge Sánchez. En el caso de las furgonetas se están pagando más de 20.000 euros por vehículos que acumulan ya más de 200.000 kilómetros, según el responsable de Cimotor.

Una de las consecuencias de este fenómeno es que el parque móvil está envejeciendo considerablemente, con los problemas que puede ocasionar si no se realiza bien el

Fuerte repunte en el precio medio de los coches

La escasez ha provocado un considerable encarecimiento del precio de los automóviles desde el final de la pandemia. Según el INE, el aumento de costes roza ya el 10% desde marzo de 2020, aunque los datos del precio medio por operación que ofrece la Agencia Tributaria apuntan a una subida de más del 20%. Además del encarecimiento de los materiales o del transporte, una parte de este aumento del precio medio se debe a que los fabricantes han priorizado la fabricación de los modelos o las gamas de serie más alta, que dejan mayor margen que los modelos básicos.

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