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Círculos concéntricos

Una Caixa en continua reconstrucción

El grupo presidido por Isidro Fainé afronta nuevas remodelaciones en su estructura y participadas

Isidre Fainé, presidente de la Fundación Bancaria la Caixa. ALBERT BERTRÁN

Hasta la ‘Estrella de Miró’ merece una atención especial. Es fruto de las relaciones fraternales establecidas entre las tres cabezas en que se divide el complejo entramado de sociedades y participadas del grupo Caixa: la Fundación, primera de Europa; su filial Criteria, primer ‘holding’ inversor de España; y CaixaBank, primer banco en España por volumen de negocio. Un Contrato de Licencia permite a CaixaBank que use la marca ‘la Caixa’ y el reconocido logo mironiano. A cambio, el banco paga un canon anual -no indicado- a la Fundación. Este contrato indefinido está sujeto a que la Fundación mantenga una participación del 30% o superior en CaixaBank o que no haya un accionista superior a la Fundación.

Han pasado dos años desde que la entidad financiera de la estrella diera un golpe sobre el tablero bancario español. Tras meses de negociaciones, CaixaBank compraba Bankia, la entidad salvada por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy en 2012. Tras el canje definitivo de acciones, en marzo de 2021 Fundación Caixa se convertía en el primer accionista de la entidad a través de Criteria, seguido del Estado mediante el FROB, con el 16%. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, fue nombrado presidente de la nueva entidad; Gonzalo Gortázar, procedente de Caixa, consejero delegado. Esta operación fue la última ejecutada por Isidro Fainé, presidente de Fundación Caixa y de Criteria. Fainé ha sido el muñidor -inició su presidencia en La Caixa en junio de 2007- de esta recomposición societaria y estratégica cuyo prólogo escribieron sus dos predecesores en el cargo, Josep Vilarasau y Ricardo Fornesa.

Esta reconstrucción continúa. Es el desafío en el que se trabaja desde las dos sedes operativas del grupo: en las torres de Diagonal de Barcelona y de paseo de la Castellana de Madrid. Condición necesaria: la obra social de la Fundación debe mantener sus donaciones, incluso con la aspiración de incrementarlas, alrededor de 500 millones de euros anuales.

El Patronato de la Fundación Caixa se erige en la cúspide del triángulo del grupo. Es el sanedrín que marca las líneas de inversión de la obra social y de Criteria, y que incluye el control a distancia de CaixaBank. A sus ochenta años, Fainé, sin ánimo de ceder su testigo a corto plazo -un tema tabú en cualquier conversación con su entorno- se rodea de catorce consejeros, incluyendo al vicepresidente, notario de carrera, Juan José López Burniol (1945). En su consejo se incorporaron este año dos pesos pesados de la empresa española: Pablo Isla, ex presidente de Inditex, y José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica. Junto a ellos se sienta otro presidente del Ibex 35, Marc Murtra, presidente de Indra, la empresa tecnológica y de defensa en que el Estado tiene un 25,2% a través de la Sepi. "Es un error analizar estos recientes nombramientos en carácter de relevo. Sería no entender al presidente", afirman fuentes del Patronato.

¿Hasta qué punto la relación entre Criteria y la Fundación debería reordenarse una vez más, empezando por sus órganos de Gobierno? Además de Fainé y López Burniol, las dos sociedades comparten otros cinco miembros en el Consejo. Como consejero delegado está Marcelino Armenter. Conocido por su perfil bajo, Armenter se incorporó a Caixa en 1985 y es considerado una de las personas de mayor confianza de Fainé.

Criteria se ha reconvertido más de una vez. Creada para aglutinar parte de las participaciones en el sector industrial y de servicios de la Caixa, en octubre de 2007 salía a Bolsa con un valor de 17.260 millones de euros. Criteria estaba entonces presidido por Fornesa y su director general era Francisco Reynés, hoy presidente de Naturgy. Al lado de Fainé en la Caixa ocupaba el cargo de director general Juan María Nin. Los dos marcaron el segundo capítulo en el proceso de ingeniería financiera de la caja. En enero de 2011, en medio de la profunda crisis financiera, aquella Criteria se reconvertía en Caixabank, y nacía el embrión de la Criteria actual. Para acabar de complementar la remodelación, impulsada en parte por las necesidades legislativas, en junio de 2014 culmina el proceso de segregación entre la Fundación y Criteria, donde la primera controla esta y desde esta se controlan la mayoría de las participaciones del grupo. La cuadratura del círculo se cumple.

Desde entonces, la recomposición de la cartera de participadas en grupo Caixa ha sido constante. A la salida total del capital de Repsol en 2019 se le ha unido el mantenimiento, excepcional, de una participación directa del 4,5% de CaixaBank en Telefónica. A este porcentaje, Criteria ha ido acumulando acciones de la operadora a lo largo de este año que llega ya al 1,7% en septiembre. Afirman desde Caixa que la intención es ir concentrando estas participaciones en Criteria. Isidro Fainé sigue siendo vicepresidente de Telefónica, compañía en la que es consejero desde 1994.

La recuperación económica tras la pandemia ha permitido que los dos pesos pesados en que participa la Fundación a través de Criteria (ver gráfico), CaixaBank y Naturgy, hayan abastecido la gran parte de los dividendos obtenidos en el primer semestre, 564 millones. La crisis energética ha abierto un nuevo escenario. «El deterioro de las participaciones accionariales es el principal riesgo del modelo de negocio», se escribe en la memoria semestral de Criteria. El valor neto de los activos de las participadas suma 20.000 millones favorecidos en 2022 por la revalorización de CaixaBank en Bolsa, que hasta ayer se había revalorizado un 44%, y con un valor de mercado de 28.000 millones. Al anuncio de la intención de vender el grupo de aparcamientos Saba, donde controla un 99,5%, en Criteria apuestan por seguir invirtiendo por valores estratégicos con capitalizaciones superiores a 10.000 millones de euros. A medio plazo, Caixa tendrá que tomar la decisión sobre por cuál de las dos patas en que se plantea dividirse Naturgy (regulados, con mayor dividendo, y liberalizados, con mayor opción de crecimiento) acabará apostando. El sector inmobiliario, valorado en 2.600 millones, seguirá creciendo: desde la Costa Dorada (Tarragona), con terrenos alrededor de Port Aventura, hasta Sanjenjo, en Pontevedra. 

En medio de la reconstrucción, solo una constante: la impertérrita estrella de Miró.

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