Otra empresa familiar de la provincia que cambia de mano. Tras la compra de Café Jurado por parte del Grupo Pascual y la operación pendiente de cierre que supondrá el traspaso de Suavinex a la multinacional Peek a Boo, ahora es el fabricante de tejas de Agost La Escandella el que ultima su venta al grupo francés Edilians.

Según ha confirmado el director general de la compañía, Alfred Vincent, los propietarios de la firma agostense, los hermanos Román, ya tienen un principio de acuerdo con el conglomerado galo, que ahora estaría pendiente de los permisos necesarios por parte de la Comisión Nacional de la Competencia, debido a los efectos que la operación podría tener en el mercado. Sobre todo, porque Edilians ya es el propietario de uno de los principales competidores de La Escandella, la valenciana Tejas Borja.

Eso sí, de momento, el consejo de la CNMC ya ha autorizado la venta en primera fase, por resolución dictada el pasado 14 de septiembre, según consta en la web del organismo supervisor.

Según explica Vincent, la decisión de venta se adopta sobre todo ante la falta de relevo generacional, ya que los actuales propietarios están próximos a la edad de jubilación y ninguno de sus descendientes quiere asumir las riendas del negocio, ante lo que se optó por buscar un nuevo accionista que garantizara la continuidad del negocio.

Las instalaciones de La Escandella. David Revenga

De esta forma, según afirma el director general, la intención de Edilians sería mantener tanto la marca, como las actuales instalaciones que la firma tiene en Agost, para las que, de hecho, habría nuevos planes de inversión para incrementar su capacidad de producción. La compañía francesa también mantendría al staff que se ha encargado de pilotar la compañía en los últimos años.

Tras pasar momentos difíciles con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la paralización de la construcción, La Escandella se vio obligada a solicitar el concurso de acreedores en 2009. Sin embargo, la compañía consiguió alcanzar un acuerdo de refinanciación con la banca y, diez años después, en 2019 abandonó definitivamente la situación concursal.

La firma logró capear sin grandes dificultades el primer año de la pandemia y el pasado ejercicio registró un considerable aumento de su facturación y sus beneficios, gracias a la reactivación del sector inmobiliario y el auge de las reformas de viviendas. Así, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil, la cifra de negocio de 2021 ascendió a casi 47,5 millones de euros, un 35,7% más que en el ejercicio anterior. Y lo hizo, además, con un resultado de 4,4 millones, frente a los 1,4 que cosechó en 2020.

Eso sí, la compañía no se ha librado de los problemas que ha ocasionado el aumento del coste de las materias primas y, sobre todo, del encarecimiento de la energía y, en concreto, del gas. De esta forma, desde principios de este mes de septiembre, la compañía ha optado por paralizar tres de los cuatro hornos que tiene al considerar que mantener la producción en estas instalaciones le ocasionaría pérdidas, una medida que prevé extender también al mes de octubre, según su director general.