El Grupo Edilians ya es el propietario del fabricante alicantino de tejas La Escandella. La multinacional francesa, que también controla en España a la valenciana Tejas Borja, ha anunciado este miércoles el cierre de la operación de compra que trascendió a la luz pública hace unas semanas, después de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) haya aprobado las pertinentes autorizaciones.

Como ya ocurre con su filial valenciana, la compañía ha aclarado que, a pesar del cambio accionarial, La Escandella "seguirá operando con sus marcas existentes, ofreciendo productos y servicios de primera calidad a sus clientes".

Según explicó hace un par de semanas el director general de la firma, Alfred Vincent, la venta del histórico fabricante de tejas de Agost se produce ante la falta de relevo generacional, ya que ninguno de los descendientes de los hasta ahora propietarios de la empresa, los hermanos Román, quería asumir la gestión del negocio.

El interior de la fábrica de La Escandella en el municipio alicantino de Agost. David Revenga

Ante esta situación se optó por buscar un nuevo accionista que pudiera dar continuidad a la compañía y se consideró que el grupo francés era el candidato más idóneo, por lo que se iniciaron unas conversaciones que se prolongaron durante varios meses. Finalmente, el pasado mes de julio se llegó a un principio de acuerdo, pero no fue hasta el pasado 14 de septiembre cuando se obtuvo la autorización de la CNMC.

Según la información facilitada por Vincent cuando trascendió la noticia del principio de acuerdo, la intención de Edilians sería mantener tanto la marca, como las actuales instalaciones que la firma tiene en Agost, para las que, de hecho, habría nuevos planes de inversión para incrementar su capacidad de producción, aunque desde la multinacional francesa aún no han confirmado sus planes.

Del concurso a la crisis energética

Tras experimentar un fuerte crecimiento durante los años del "boom" inmobiliario, el estallido de la burbuja obligó a La Escandella a solicitar el concurso de acreedores en el año 2009, aunque logró cerrar un acuerdo de refinanciación con la banca, que le permitió continuar su actividad y, diez años después, en 2019 dejar atrás definitivamente esta situación.

La firma logró capear sin grandes dificultades el primer año de la pandemia y el pasado ejercicio registró un considerable aumento de su facturación y sus beneficios, gracias a la reactivación del sector inmobiliario y el auge de las reformas de viviendas. Así, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil, la cifra de negocio de 2021 ascendió a casi 47,5 millones de euros, un 35,7% más que en el ejercicio anterior. Y lo hizo, además, con un resultado de 4,4 millones, frente a los 1,4 que cosechó en 2020.

Eso sí, la compañía no se ha librado de los problemas que ha ocasionado el aumento del coste de las materias primas y, sobre todo, del encarecimiento de la energía y, en concreto, del gas. De esta forma, a principios de septiembre, la compañía optó por paralizar tres de los cuatro hornos que tiene al considerar que mantener la producción en estas instalaciones le ocasionaría pérdidas.