Durante décadas fue casi una tradición, sobre todo en los pueblos, que los corredores de seguros pasaran por las casas cada mes o cada trimestre para cobrar "los muertos", es decir, lo que técnicamente se conoce como el seguro de decesos o la póliza que, llegado el caso, corre con los gastos del entierro. Y aunque ahora los cobros estén domiciliados en el banco y buena parte de las contrataciones se realice por internet, lo cierto es que sigue siendo una de las coberturas más extendidas, muy por encima, por ejemplo, de los seguros de salud, que tanto protagonismo han ganado a raíz de la pandemia.

En el caso de Alicante hasta el 50,16% de los residentes cuentan con una póliza de decesos a su nombre, lo que sitúa a la provincia por encima de la media nacional, que es del 46,7%, de acuerdo con los datos de la patronal de las aseguradoras, Unespa. Una mayor penetración que desde el propio sector relacionan con la tradición, pero también con la mayor presencia de determinadas compañías o de agentes que trabajan en exclusiva para algunas aseguradoras especializadas.

"En muchas pueblos de la provincia los padres se encargaban de hacerle el seguro a los hijos e incluso a los nietos en cuanto nacían. Era una costumbre muy arraigada y que aún se mantiene", explica el expresidente del Colegio de Mediadores de Seguros de Alicante y profesional en activo Eusebio Climent.

Un cementerio de Alicante durante la última celebración del Día de Todos los Santos. Héctos Fuentes

Al contrario de lo que algunos pudieran pensar, el porcentaje de población cubierta no ha dejado de crecer en los últimos años, y en la última década ha pasado del 44,17% que alcanzaba en 2012 hasta el 50,16% actual.

Sólo en el último año el número total de alicantinos que ya tienen el entierro pagado se ha incrementado en más de 5.500 personas, hasta alcanzar las 951.974 en total. Son más del triple de los que cuentan con un seguro de salud privado en la zona.  

Aunque Alicante se sitúa en la parte alta de la tabla, aún tiene mucho camino por recorrer para alcanzar a las provincias con más población asegurada frente a decesos. Una clasificación que encabeza Cádiz, con un 78,78% de asegurados sobre el total de residentes, seguida por Ávila, con un 77,34%; Badajoz, con un 73,37%; y Ciudad Real, con un 71,10%.

En el lado opuesto, Melilla es la demarcación con menos asegurados: sólo un 16,74% de sus residentes pagan "los muertos". En Soria, la penúltima, son el 19,52%; mientras que en Teruel la cifra alcanza el 20,58%, según los datos de Unespa.

"Al final, a nadie le gusta dejarle la factura a los que quedan. Todos preferimos no cargar con esa responsabilidad a nuestros seres queridos", señala Climent, que calcula que un entierro puede llegar a costar alrededor de 6.000 euros a un particular.

A pesar de que su función no ha variado con el tiempo –pagar los dispendios del sepelio-, las compañías sí han ido introduciendo mejoras en los servicios asociados a este tipo de pólizas. En los últimos años una de las que se está generalizando es la tramitación del borrado de la huella digital del fallecido, una tarea cada vez más ardua ante la proliferación de redes sociales y bases de datos de todo tipo que existen hoy en día. Una tarea, además, que la familia suele agradecer especialmente, ya que resulta bastante duro encontrarse con las publicaciones del ser querido, como si nada hubiera ocurrido.

También son cada vez más las compañías que incluyen la redacción del testamento o el acompañamiento a las familias en los trámites a seguir para la formalización de las herencias. Y prácticamente todas incluyen la posibilidad de la cremación.

Como reconoce Eusebio Climent, también la pandemia ha supuesto un acicate en las nuevas contrataciones de este tipo de coberturas, aunque sin llegar a los incrementos de dos dígitos que se ha registrado en los seguros de salud. En cualquier caso, unas cifras que indican que el seguro de decesos sigue gozando de buena salud en la provincia.