La palabra más temida para empresarios y ciudadanos ya se escucha en los medios de comunicación y redes sociales: crisis. Y aunque a algunos prefieren llamarlo "recesión" para que no cunda el pánico, lo cierto es que el problema energético derivado de la guerra de Ucrania, la inflación disparada y la subida de los intereses, están precipitando la llegada de una crisis económica global. Mientras tanto, Santiago Niño Becerra, el economista que predijo la crisis del 2008, se ha mojado en Twitter al pronosticar los efectos de la nueva recesión.

En este caso, el peligro es que lo que se avecina sea peor que la crisis financiera de 2008 y la pandemia de covid-19, con unos costes sociales inaceptables que empujarían a millones de personas adicionales a la pobreza extrema. Por lo menos, así lo han explicado varios expertos economistas de la ONU, que han analizado si las medidas que están tomando los bancos centrales para evitar una recesión global.

En este punto, el economista Santiago Niño Becerra, que en 2006 anticipó que las “elevadas tasas de endeudamiento” desencadenarían un tsunami económico y social, ha lanzado en su cuenta de Twitter un terrible augurio sobre lo que ocurrirá en España en los próximos años.

Según el catedrático en Economía, esta crisis comenzará a sentirse en la calle en 2024: "En mi opinión en 'la calle' se percibirá peor el 2024 que el 2023. En el 2023 hay elecciones por lo que pienso que Bruselas mirará hacia otro lado para que el año sea tranquilo. Pero en el 2024 exigirá, ordenará, cosas".

Además, Niño Becerra, que también acertó al vaticinar que el mundo no saldría de la recesión de 2008 hasta 2015 y que España no lo haría hasta 2018, se ha aventurado a opinar sobre las voces optimistas que aseguran "que la caída que viene será regeneradora y actuará de turbo para poner en marcha un volver-a-empezar". La opinión del economista es completamente opuesta: "Pienso que la caída será el camino hacia la puerta de un crecimiento muy reducido y concentrado en unos subsectores muy concretos coordinados por una serie de corporaciones globales".

Es decir, Niño Becerra augura un futuro desigual, con un equilibrio a nivel macroeconómico, pero una incertidumbre permanente para las economías familiares. Un mundo dividido entre lo premium y lo low-cost.