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Sector pesquero

Pescadores rusos lanzan sus redes en aguas próximas a Canarias

Moscú y Rabat reeditan un acuerdo pesquero que permite a diez buques faenar en la costa atlántica africana para capturar hasta 140.000 toneladas de pelágicos

Pesquero ruso atracado en el Puerto de La Luz y de Las Palmas. Juan Castro

Europa y Estados Unidos han impuesto a Moscú, Marruecos mantiene firme un acuerdo pesquero que autoriza a una flota de diez buques con bandera rusa a faenar al sur del paralelo 28 –que cruza el Archipiélago a la altura de Telde y La Aldea de San Nicolás–, lo que incluye las aguas próximas al banco de pesca canario-sahariano. El convenio permite a los pescadores soviéticos capturar 140.000 toneladas al año de pequeños pelágicos –sardina, sardinella, caballa, jurel y anchoa– dentro de los "espacios marítimos en los que el Reino de Marruecos ejerce derechos soberanos o jurisdicción", a 15 millas de la costa. Esta alianza intergubernamental, que se reedita cada cuatro años desde 1992 y que se firmó por última vez en octubre de 2020 tras varias rondas de negociación, incluye una millonaria compensación económica de más de siete millones de euros, con los que el Kremlin adquiere los derechos de acceso al recurso. A este importe se suma el 17,5% del valor de los productos pesqueros producidos por los buques, con lo que la contribución global superaría los 22 millones de euros anuales.

Más allá de la actividad pesquera, este acuerdo bilateral busca estrechar lazos entre ambos países a través del desarrollo de actividades industriales asociadas al sector. Entre otras, el texto destaca la construcción y reparación de barcos, la producción de redes y artes de pesca, la venta de productos pesqueros y formación de personal para trabajar en esta industria. Los puertos marroquíes ofrecen una serie de servicios a los buques rusos que pueden atracar, fondear y repararse en sus instalaciones, donde también pueden cargar y descargar equipos y repuestos. Además, el convenio incluye el avituallamiento de los barcos rusos con agua potable, combustible y alimentos que cargan en los muelles locales.

Marruecos incluye la costa y los puertos saharauis en el convenio de pesca firmado con Rusia

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Los responsables de los pesqueros deben proporcionar mensualmente a Rabat información estadística detallada de las toneladas de pescado capturado, congelado y descargado en otros buques. En relación a esta información –que debe estar certificada por el observador científico marroquí que obligatoriamente debe viajar en el pesquero–, el Ejecutivo alauí calcula el importe que cada barco debe desembolsar –en dólares americanos– ese mes a las arcas públicas del país a través de una cuenta del banco Al Maghrib (el banco central del Reino de Marruecos). Según el acuerdo, el valor de la tonelada de pescado congelado es de unos 600 euros y el de la captura incidental, de 1.350 euros. También se tasa el precio de productos derivados como la harina de pescado, que cotiza en 1.200 euros por tonelada o el aceite de pescado, con un valor de 1.012 euros.

Mikhail Tarasov, responsable en Marruecos de la Agencia Federal de Pesca de Rusia, aseguró hace apenas diez días que sus buques pesqueros han consumido más del 44% de la cuota asignada por las autoridades marroquíes. El acuerdo firmado a finales de 2020 especifica que el 23% de la captura puede ser de sardina y sardinella; el 75% de caballa, jurel y anchoa; y el 2% de captura incidental. También se detalla que está prohibida la pesca de cefalópodos, crustáceos y peces de fondo. En caso de ser capturados accidentalmente, deberán ser liberados inmediatamente al mar. Para faenar, estos buques rusos emplean redes de arrastre pelágicas o de media agua.

No vender a competidores

Marruecos se reserva la facultad de actualizar cada año los porcentajes que autoriza a pescar de cada especie, así como las zonas de pesca, el precio de cada producto y el número de buques que pueden faenar. Una fiscalización que lleva a cabo en el marco de una comisión mixta. El fin de esta revisión es respetar su plan nacional para racionalizar la pesca de pequeños pelágicos en la costa atlántica y salvaguardar los descansos biológicos de la zona pesquera. Además, en el convenio Rusia se compromete a garantizar que los productos pesqueros congelados en sus buques no se venden en países competidores de Marruecos en la producción de conservas de pescado.

Rabat obliga a los pesqueros soviéticos a embarcar tripulación marroquí para fomentar la creación de empleo en el país. Al menos 16 marineros –además de un observador científico– deben trabajar en cada uno de los barcos autorizados a faenar y la contratación debe cumplir una serie de cláusulas, como ofrecerles las mismas condiciones laborales que a sus homólogos rusos, hacerse cargo de sus seguros de vida y alojarlos en camarotes habilitados para un máximo de seis pasajeros. Al final de año, las navieras rusas deben entregar a las autoridades marroquíes un certificado que justifique que han abonado el 100% del salario a los marineros marroquíes.

El Kremlin desembolsa más de 7 millones por el acceso al recurso natural marroquí

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Esta decena de buques están sujetos a un régimen de control y seguimiento. Una vez al año deben superar una inspección técnica en uno de los puertos contemplados en el acuerdo: Casablanca, Jorf Lasfar, Agadir, El Aaiún, Dakhla –los tres últimos en territorio ocupado por Marruecos en el Sáhara Occidental– y deben permanecer bajo un seguimiento continuo vía satélite. 

El convenio económico también incluye una cooperación científica para el seguimiento del ecosistema pelágico en aguas marroquíes, que se lleva a cabo entre el Instituto Nacional Marroquí de Investigación Pesquera y su homólogo ruso. Asimismo, este año, 34 estudiantes marroquíes se han beneficiado de becas de formación en establecimientos rusos especializados en pesca marítima, una cifra que podría incrementarse hasta el medio centenar en el próximo curso. Moscú también plantea la posibilidad de abrir escuelas de ruso para profesionales del sector en Rabat, Casablanca y Agadir.

Juego a dos bandas

Marruecos trabajar en sus alianzas con Estados Unidos y algunos países europeos para que le respalden en la causa saharaui, a la vez que se asocia con Rusia para asuntos militares y económicos, motivos que le empujaron a abstenerse en la votación de la resolución de la ONU que condena la invasión rusa de Ucrania. Al margen de este acuerdo bilateral, los lazos económicos entre Rabat y Moscú se han estrechado también en el sector de las reparaciones navales, en detrimento del Puerto de La Luz y de Las Palmas. La flota pesquera rusa, que tiene en el recinto de la capital grancanaria su mayor base de operaciones en el Atlántico medio desde los tiempos de la Unión Soviética, planea ahora trasladar a la ciudad marroquí de Casablanca el mantenimiento de sus buques, un negocio de «cientos de millones de euros», según anunció Tarasov.

Rusia es el principal socio de los países africanos en la cooperación dentro de la industria pesquera, pero su influencia en el continente no se limita a este sector. Las redes del Kremlin en África, y especialmente en el Sahel, van mucho más allá de la economía. Las raíces de la presencia rusa son cada vez más profundas en la región y el Kremlin es capaz de condicionar las decisiones políticas y militares de países como Malí, donde le ha ganado la guerra a Europa. Los mercenarios rusos del grupo Wagner se han hecho con el control de la lucha antiterrorista, lo que obligó a renunciar a la operación Barkhane, dirigida por Francia durante una década para tratar de acabar con el yihadismo en el Sahel. Esta situación ha desencadenado en la población maliense un profundo sentimiento anticolonialista contra Francia, que ha perdido toda su capacidad de control en la región, ubicada a menos de 100 kilómetros del Archipiélago.

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