A la Unión Europea parece que se le ha metido la pesca entre ceja y ceja. En un momento en el que el sector todavía no ha podido digerir los recortes impuestos en los últimos dos años en los días para salir a faenar, Bruselas ha vuelto a la carga y ya prepara un nuevo tijeretazo para el próximo ejercicio. La Conselleria de Agricultura y Pesca, consciente del devastador impacto que tendría la medida, está manteniendo negociaciones con el comisario europeo para tratar de frenarla. Mientras tanto, los pescadores de la provincia de Alicante, asfixiados también por la subida de los precios de los carburantes, advierten de que no les quedará otro remedio que dejar amarrada de forma definitiva la flota y buscarse la vida en otras ocupaciones.

La política de recortes de los días de pesca en aguas del Mediterráneo está suponiendo para las 130 embarcaciones de arrastre que operan en la provincia que solo puedan faenar este año 165 jornadas de las 240 de las que disfrutaban hace apenas dos ejercicios. Una reducción que, lógicamente, ha tenido consecuencias directas en las capturas, que han caído en cerca de un 20%, lo que supone 1.900 toneladas anuales menos. El impacto sobre el sector es de tal nivel que ya en estos momentos está en riesgo la continuidad de 800 empleos.

Pues bien, por si esto fuera poco, la Unión Europea está planificando un nuevo tijeretazo para 2023, lo que supondría la puntilla definitiva para la actividad. De momento no se ha concretado la envergadura del recorte, aunque la voz de alarma ya se ha lanzado y la Conselleria de Agricultura y Pesca, a través del ministerio, está intentando detener el golpe. Así lo señala el secretario autonómico, Roger Llanes, quien indica que se están manteniendo conversaciones con el comisario europeo del sector, Virginius Sinkevicius, para tratar de disuadirlo de sus intenciones.

Llanes lamenta que desde Bruselas se esté tratando a la pesca mediterránea como si fuese industrial, cuando en realidad está basada en artes tradicionales. Asimismo, desde el Consell se exige que, antes de adoptar cualquier nueva restricción, se valoren los efectos de una serie de medidas adicionales que ya se están implementando, como la creación de zonas de exclusión o variaciones en las redes para que la actividad se circunscriba al tamaño de los peces objetivo. «Se trata -explica- de propuestas avaladas por el Instituto de Oceanografía, y lo lógico es esperar a ver sus resultados».

El secretario autonómico recuerda que el año pasado el ministerio español ya se posicionó en contra de los recortes, y que las gestiones realizadas permitieron que al final fuesen siete días en lugar de los 14 previstos inicialmente. En cualquier caso, el objetivo es que no se vuelva a meter la tijera el próximo ejercicio, «porque se está conduciendo al sector a un callejón sin salida», advierte.

Y eso justo es lo que piensan los pescadores. El secretario de la federación provincial, Juan Mulet, no duda a la hora de señalar que, «si prosperan las intenciones de la Unión Europea, apaga y vámonos. El sector ya está muy castigado, no solo porque en la actualidad dispone de muchas menos jornadas para salir a faenar, sino también por el enorme encarecimiento de los carburantes».

En estos momentos están a punto de salir las ayudas directas prometidas por el Gobierno central a la pesca para tratar de paliar la subida de precios, pero, aún así, destaca Mulet, «la gente está saliendo a faenar prácticamente para cubrir los costes del gasoil, la Seguridad Social y el IRPF».

En parecidos términos se expresa Rafael Torres, representante de los pescadores de Alicante, quien asevera que, ya en la actualidad, «tres de cada cuatro patrones estarían dispuestos a desguazar sus embarcaciones ante la escasísima rentabilidad que obtienen del trabajo. Además, cada vez nos ponen más trabas en todos los sentidos, empezando por los equipamientos que deben llevar los propios barcos».

Por su parte, Moisés Herades, patrón mayor de la Cofradía de Xàbia, asevera que la actividad, en estos momentos, ya no resulta rentable, por lo que, si se introduce un nuevo recorte, «no nos quedará otra que abandonar. Desde luego, lo que no tiene ningún sentido es salir al mar para acabar perdiendo dinero».