El sector energético se ha sumido en un continuo clima de incertidumbre en el último año. La crisis provocada por la guerra en Ucrania ha provocado un considerable aumento del precio de la electricidad y de los carburantes, al tiempo que amenaza a los países europeos con un invierno difícil en el que se prevé escasez de gas proveniente de Rusia.

La Unión Europea lleva meses trabajando en un plan que atenúe los problemas derivados de la escasez de suministro de gas. Y como no puede ser de otro modo, uno de los caminos elegidos es continuar con la firme apuesta por las energías renovables.

Esta iniciativa se encuentra incluida hace tiempo en la Agenda 2030. Pero es en la primera parte de esta década –en la que estamos inmersos– cuando se han de poner los pilares de una estrategia que minimice el uso de los combustibles fósiles, ya sea para evitar los problemas derivados de su comercialización, ya sea para cuidar el medio ambiente y frenar en la medida de lo posible el cambio climático que llevamos tiempo sufriendo.

Apoyo a las energías renovables

Así pues, la incertidumbre mencionada no hace sino fortalecer la adopción de las energías renovables –como la solar–, tanto a nivel particular como empresarial. Eso y las ayudas que tanto la Unión Europea (mediante los planes NextGenerationEU) como el Gobierno Español (con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030) están otorgando para llevar a cabo una transición energética que se antoja necesaria si se tiene en cuenta tanto la actualidad como las previsiones que los especialistas apuntan de cara a las próximas décadas: aumento de las temperaturas, fenómenos climáticos extremos…

Y los primeros resultados ya se comienzan a ver. No en vano, la Unión Española Fotovoltaica ha apuntado que el autoconsumo doméstico de energía solar aumentó un 101,84% entre 2020 y 2021. El incremento se espera que se mantenga de cara a 2022 y deja muy clara la preocupación que tienen los ciudadanos por controlar su gasto energético a la vez que contribuyen a que se generen menos agentes contaminantes.

Esta situación se traslada al sector empresarial, en el que la demanda de paneles solares tampoco para de crecer, al igual que ocurre en las viviendas. A fin de cuentas, los beneficios son los mismos, aunque a mayor escala: ahorro de costes energéticos, mayor control de la energía que se consume –o que se genera– y un menor impacto medioambiental.

El resultado por este creciente interés en la instalación de paneles solares se ha traducido en una demanda que ha superado en ocasiones a la oferta, lo que deja entrever que estamos ante un mercado que aún está en ciernes y que tiene un largo camino por delante.

La ingeniería civil, a escena

Es en ese camino donde la ingeniería civil tiene una importancia manifiesta. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, los ingenieros civiles se erigen como figuras clave en la puesta en marcha de proyectos relacionados con la energía solar. Las razones de esta afirmación son muy claras: cuentan con una demostrada experiencia a la hora de estudiar las necesidades de suministros, al diseñar e implementar infraestructuras y en la gestión de los activos a lo largo de su ciclo de vida.

Eduardo Francisco Vílchez, decano Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas.

Esta realidad nos hace prever un escenario favorable para la contratación de ingenieros civiles, dado que son muchos los proyectos que verán la luz en los próximos meses y años. La implantación de infraestructuras que hacen posible el empleo de energía solar conlleva una reducción de costes a medio y largo plazo, un paso adelante en el concepto de economía circular y el cumplimiento de las normas medioambientales que regulan la actividad empresarial en todos los territorios del estado. Por lo tanto, podríamos afirmar que estamos ante un movimiento imparable que la ingeniería civil debe liderar.

A esto debemos añadir el hecho de que se abren nuevas oportunidades para la construcción de instalaciones que se adecúen a las próximas normativas, lo que a su vez se traduce en un impulso a las economías locales. Conviene recordar que la edificación industrial es un pilar clave y un motor para la evolución de cada población.

Versatilidad

¿Por qué deben asumir ese liderazgo los ingenieros civiles y no otros profesionales? La respuesta a esta pregunta se puede resumir en una sola palabra: versatilidad. Se trata de un colectivo que está preparado para adaptarse a proyectos de todo tipo, incluidos los relacionados con las fuentes de energía.

Esa versatilidad les ayuda a conseguir una mejor percepción global, ya que tienen presentes cada uno de los factores que se han de cotejar –cálculo de estructuras e instalaciones, dinámica de procesos, elección de los materiales, conocimiento de la legislación–. Tal condición los convierte en los profesionales más adecuados para liderar la transición hacia la energía solar como fuente energética principal de una empresa. Y es que, su visión holística les sitúa como cabezas visibles en cualquier proyecto.

Situación en España

Dadas las características climáticas de nuestro país, la energía solar debe acaparar un mayor protagonismo. De ahí que los ingenieros civiles tengan ante sí una gran oportunidad para liderar el cambio.

Sobre esta evolución hay que señalar dos aspectos que muestran una realidad tan optimista como pesimista, dependiendo del prisma con el que se observe. Por un lado, según Red Eléctrica de España, desde comienzos de 2019 hasta el final de 2021, la potencia solar fotovoltaica instalada en nuestro territorio se triplicó. Esto situó a España como el país con mayor crecimiento en la Unión Europea. No obstante, aún hay mucho por hacer si se tiene en cuenta que Alemania, un país con menos horas de sol, genera más del doble de energía solar (según el Observatorio de las Energías Renovables de la Unión Europea - EurObserv'ER).

Desde CITOP Alicante estamos convencidos que la labor de los ingenieros civiles será clave en los próximos años, pues se prevé que, en España, y especialmente en la provincia de Alicante, haya un mayor aprovechamiento de la energía solar, la cual estuvo penalizada hasta el año 2018.