El calzado infantil de la firma ilicitana Garvalín dio el estirón el año pasado y no sólo logró recuperar en un solo ejercicio todo lo perdido durante la pandemia, sino que, incluso, superó los registros que anotaba antes de la llegada del covid. Y lo hizo, además, mejorando considerablemente su rentabilidad.

Así se desprende al menos de las cuentas depositadas en el Registro Mercantil por Internacional Shoes Garvalin SL, la principal compañía del grupo ilicitano, que acumula ya una experiencia de más de 50 años.

De acuerdo con estos balances, la citada sociedad cerró el pasado año con una cifra de negocio de 22,8 millones de euros, un 10,8% más que en el ejercicio anterior en el que, por el contrario, había retrocedido un 6,7%, como consecuencia del confinamiento y el resto de restricciones que se impusieron para frenar la pandemia. Como explicaron entonces los responsables de esta firma, fue un descenso bastante más moderado que la media del sector, entre otras cosas, porque el principal motivo de compra en este segmento es que los zapatos se le han quedado pequeños al niño o la niña, algo que no deja de suceder –los niños no dejan de crecer- por mucha pandemia que haya.

Por el mismo motivo también ha sido más sencilla la normalización de las ventas y que se retomara la senda de crecimiento que la firma llevaba anteriormente, de manera que la facturación del pasado año ya fue un 3% superior a la de 2019.

Por segmentos geográficos, el principal impulso a la cifra de negocios de Garvalín llegó de los mercados exteriores. Las exportaciones al resto de la Unión Europea crecieron más de un 30%, hasta superar los siete millones de euros, mientras que los envíos a terceros países sumaron un 11,7% más, hasta rozar los 3,2 millones. De esta forma, en total las ventas al extranjero representaron el 45% del total, según los balances de la firma.

Las instalaciones de Garvalín en Elche. Antonio Amorós

Las buenas noticias también llegaron por el lado de la rentabilidad, ya que este aumento de los ingresos y la contención de los gastos que consiguió la compañía llevaron sus beneficios por encima del millón de euros, más del triple que en el ejercicio anterior, cuando anotó 309.000 euros de ganancias. Una cantidad que los gestores de Garvalín decidieron destinar íntegramente a reforzar las reservas de la compañía y optaron por no distribuir dividendos.

Historia

Creada en 1968, Garvalín es uno de los principales fabricantes de calzado infantil de la provincia que, a diferencia de la mayoría de sus competidores en la zona, tiene su sede en Elche, en lugar de Villena, donde se ha concentrado tradicionalmente el mayor número de firmas de este segmento. Además de la propia marca Garvalín, la compañía también ha desarrollado la marca Biomecanics, fruto de la colaboración que mantiene con el Instituto de Biomecánica de València y que diseña calzado ergonómico para adaptarse a las distintas etapas de desarrollo del pie de los más pequeños. Igualmente, la compañía también es la responsable del calzado infantil para la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada.

Entre los accionistas de la firma está Vicente García, el empresario copropietario de Tempe junto al grupo Inditex, que tiene un 20% de la compañía a través de Promociones Azarbe.