La provincia alcanza con 62.800 parados de larga duración la cifra más alta en siete años

La complicada coyuntura económica generada por la pandemia y la guerra dispara el número de personas que llevan más de 24 meses en el desempleo. Las mujeres suponen el 65% del total

Edificio en construcción en Alicante, sector del que proceden buena parte de los parados de larga duración.

Edificio en construcción en Alicante, sector del que proceden buena parte de los parados de larga duración. / Alex Dominguez

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Cuanto más tiempo se permanece en el paro más cuesta volver a tener un empleo. Esa es una realidad incontestable a la que se le está intentando poner remedio desde las administraciones con diferentes programas de inserción y formación. Estas iniciativas, sin embargo, están tropezando con un adversario formidable como es la complicada coyuntura económica que se está viviendo en la actualidad. Y es que la provincia de Alicante ha alcanzado la cifra de parados de larga duración más alta desde 2015, justo cuando los efectos de la Gran Recesión daban sus últimos coletazos. Son, en concreto, 62.800 los desempleados que llevan más de dos años sin encontrar un trabajo, un 65% de ellos mujeres, una cota en la que la pandemia y las consecuencias de la guerra de Ucrania han tenido mucho que ver. De hecho, en 2019, antes de la crisis sanitaria, la cifra total de parados de estas características se situaba en 42.500, con lo que el incremento hasta la fecha actual ha sido de más de 20.000.

Según las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), para encontrar cifras más altas a las actuales hay que remontarse a los años posteriores a la crisis del ladrillo, toda vez que, aunque estalló en 2008, sus secuelas se extendieron mucho más allá. En aquel momento fueron multitud los trabajadores que acabaron expulsados del mercado de trabajo, primero los vinculados directamente a la construcción, algunos de los cuáles aún tienen problemas para encontrar empleo, y después, como si de una metástasis se tratara, los de otros muchos sectores, que acabaron arrastrados por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Las grandes dificultades para encontrar empleo en esa época tan convulsa, sobre todo por parte de aquellos que hasta ese momento se habían dedicado a la obra y tenían que acometer un proceso de reciclaje, propiciaron que las personas con más de 24 meses en el paro fuesen incrementándose de forma paulatina hasta alcanzar su punto álgido en 2013, cuando en la provincia de Alicante se llegaron a contabilizar 69.800. Desde ese momento los registros fueron disminuyendo de forma paulatina hasta llegar a 2015, momento en el que el baremo quedó situado en 63.400.

Punto de inflexión

Ese fue el último año en el que el número de parados de larga duración superó al que existe en la actualidad. De hecho, el punto de inflexión, es decir, el momento en el que las cifras volvieron a iniciar una línea ascendente, coincidió con la irrupción de la pandemia. En 2019 se había tocado fondo, con 42.500 parados de estas características, pero solo un ejercicio después, ya con el virus campando a sus anchas, aumentaron hasta 48.100, en una dinámica al alza que ha continuado hasta alcanzar los 62.800 desempleados que se contabilizan en estos momentos. Se da la circunstancia, además, de que 40.900 son mujeres, en un claro ejemplo de la discriminación que impera en el mercado laboral.

La pandemia, evidentemente, ha tenido mucho que ver en esta evolución, al igual que el conflicto bélico de Ucrania, que ha propiciado que la economía siga presentando una acusada inestabilidad, aún cuando se ha logrado superar lo peor de la crisis sanitaria.

El problema radica en que la paulatina recuperación del empleo que se ha venido registrando a nivel general a medida que la pandemia perdía fuerza, no ha beneficiado a este colectivo. La secretaria general de UGT en l'Alacantí y Les Marines, Yaissel Sánchez, explica este fenómeno en los perfiles de la mayor parte de estas personas, con edades habitualmente de 50 años o más. Según sus palabras, "son gente que no ha podido volver al mercado de trabajo después del covid debido, sobre todo, a que las empresas prefieren contratar a jóvenes con una mayor capacitación. De ahí que resulte necesario más que nunca aplicar políticas activas de reinserción y potenciar al máximo la formación, porque la FP no puede ser una cosa solo de la juventud".

Con todo, la dirigente sindical también remarca que las empresas tienen en este campo un papel importante que desempeñar, "porque -enfatiza-, no se puede desperdiciar el talento y la experiencia acumulada por parte de estos trabajadores, que todavía tienen mucho que aportar".

Labora impulsa programas para favorecer la contratación

La Generalitat está impulsando diversos programas para favorecer la contratación de los parados de larga duración. La directora general de Empleo y Formación de Labora, Rocío Briones, explica que, con la pandemia, «ha habido personas que han tenido menos oportunidades de reinsertarse en el mercado de trabajo», de ahí que se hayan implementado iniciativas como Avalem Experiencia, con planes de empleo público, itinerarios personalizados, cursos formativos y ayudas a la contratación.

Briones, asimismo, destaca que se está prestando una atención especial al colectivo de las mujeres a través del programa Avalem Dones, al tiempo que se elabora un estudio con el objetivo de identificar los sectores en los que están menos representadas para intentar corregir la situación.