Asaja lanza la alerta: la baja rentabilidad de las especies autorizadas deja baldíos los campos de la xylella

La organización denuncia que solo se han gastado 84.000 euros de los 500.000 presupuestados por Agricultura para replantar

Un almendro arrancado en el municipio de Gorga.

Un almendro arrancado en el municipio de Gorga. / JUANI RUZ

Devastación, desolación y abandono. Esos son los resultados que, según Asaja, ha traído consigo el plan de la Conselleria de Agricultura para combatir la xylella en las comarcas del norte de la provincia de Alicante. Un programa que, denuncia la organización, está fracasando tanto en lo que respecta a la lucha contra la bacteria, como también en la replantación de los campos afectados. Y es que, asevera, la baja rentabilidad de las especies autorizadas ha propiciado que solo se hayan gastado 83.930 euros de los 500.000 que se habían presupuestado para la concesión de ayudas.

Asaja ha hecho balance del plan de erradicación llevado a cabo por la conselleria en los últimos cinco años, que han comportado la destrucción de 187.400 árboles sobre una superficie de 2.620 hectáreas de campo, desoyendo, indica la organización, la petición de los agricultores afectados, que han reclamado incansablemente la contención, la convivencia con la enfermedad y la investigación de variedades tolerantes.

La organización agraria denuncia que el Consell se ha equivocado en su estrategia y que podría haber conseguido el mismo resultado con una estrategia de contención, creando las barreras oportunas, es decir, con unas medidas menos agresivas y lesivas para el territorio y las personas que viven en él. “Que no se equivoque el secretario autonómico de Agricultura, Roger Llanes, cuando presume de haber contenido la plaga. La erradicación es una estrategia fallida desde su origen. Invito a cualquier ciudadano a que visite pueblos como Tárbena, Alcalalí o Balones, arrasados por las trituradoras de Tragsa que envía conselleria. Verán que lo único que han conseguido erradicar es la agricultura y el paisaje de la zona. Se han cargado la agricultura de secano de las tres comarcas afectadas por xylella y ha sido peor el remedio que la enfermedad, causando un daño irreparable”, denuncia el secretario técnico de Asaja Alicante, Ramón Espinosa.

Asaja critica que en la estrategia de lucha para combatir la xylella se hayan arrancado multitud de almendros sanos que perfectamente podrían haber convivido con las medidas de contención de la plaga, al igual que ha ocurrido con el picudo en el cultivo de palmeras. “Pero no, han preferido sacrificar a Alicante para que, por todos los medios, la plaga no llegara a Valencia y, como siempre, cuando no tienen justificación alguna por el daño que han hecho a estos pueblos y sus ciudadanos, se escudan en Bruselas. Todo se hace porque obliga Bruselas, cuando saben que se podría haber luchado por la contención, como la llevan aplicando años en otros territorios como Italia”, declara Espinosa, que también critica “el afán de conselleria de aparentar que se hace algo ante los ojos de Bruselas, a sabiendas de que no es efectivo”.

Mención especial merece la opacidad y falta de transparencia en lo que se refiere a todo el trámite administrativo, así como el tono amenazante que la Conselleria ha aplicado durante todo el proceso con los afectados a través de las cartas enviadas desde Sanidad Vegetal para comunicar la presencia de árboles enfermos en la parcela del destinatario e instar a tratar los almendros y a arrancarlos, con castigo de multa de hasta tres millones de euros si no se hacía. “Muchos de los afectados son personas mayores que han vivido este asunto con gran impotencia, ansiedad y miedo, sobre todo cuando recibían las cartas de Sanidad Vegetal con el mensaje de multa de miles de euros si no arrancaban sus parcelas”, lamenta el secretario de Asaja.

Otro de los aspectos que desde Asaja critican con respecto a la gestión de esta plaga es que la compensación económica nunca ha estado en primer plano, al considerar que las indemnizaciones son bajas y su pago se ha demorado tanto que perdían el objetivo para el que fueron diseñadas. “Hace unos días que la consellera de Agricultura, Isaura Navarro, comunicaba al sector la decisión de realizar un estudio para aumentar la cuantía de las mismas por considerarlas insuficientes, aunque sin efecto retroactivo. Asimismo, se debería agilizar más el pago de las indemnizaciones. No se puede entender que una solicitud presentada en el 2021, que en agosto del 2022 ya se sabe el importe que le corresponde, hasta enero de 2023 no reciba la resolución, diciéndole que en 3 meses cobrará”, declara Fran Molines, de la plataforma de afectados por la Xylella, AXFA.

Asimismo, Asaja denuncia el fracaso de la replantación, donde ha resaltado el poco atractivo de las especies autorizadas para ello, bien por su poca rentabilidad, como el olivo o el algarrobo, o porque necesitan tierras de regadío, como el aguacate o la pitahaya. También porque porque mucha de la población que gestionaba los almendros son personas mayores que, una vez arrancados sus árboles, solo se plantean el abandono, no el inicio de nuevos proyectos. “Las ayudas de replantación han resultado un fracaso a la vista de los resultados. Se han aprobado 50 expedientes con un importe de 83.930,36 euros, cuando la convocatoria era de 500.000 euros. Desde luego, no han sido bien planteadas, teniendo en cuenta que la mano de obra propia no es subvencionable y no entraba el 100% de la inversión, sólo el 80 %”, sentencia el presidente de ASAJA Alicante, José Vicente Andreu, quien añade que "quizá habría que plantearse la posibilidad de que dicha replantación la asumiese la Administración de la misma manera que asume la destrucción".

Con tal escenario, Asaja reclama a la Conselleria de Agricultura "que abandone de una vez una estrategia que solo ha dejado devastación, desolación y abandono. Que rectifique en su protocolo de aplacar un problema dando la espalda a los principales afectados, ya que entendemos que, tras casi seis años de arrasar almendros enfermos, pero también sanos, lo lógico sería aunar todos los esfuerzos en el control de la zona perimetral y dejar de erradicar, ya que lo único que se está consiguiendo es ahogar a toda la zona del interior, acabando con su medio de vida o economía complementaria y favoreciendo el abandono de los pueblos de interior".