Los madrileños quieren trabajar en Alicante
La pandemia o el desarrollo del teletrabajo dan un vuelco a los flujos migratorios entre la provincia y la principal ciudad del país
Madrid ha dejado de ser la gran aspiradora de recursos de España, como la llegó a definir el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, al menos por lo que respecta al mercado laboral y a la provincia de Alicante. La irrupción de la pandemia ha provocado un auténtico vuelco en los flujos migratorios entre la capital del estado y la Costa Blanca, hasta el punto de que por primera vez el intercambio de trabajadores entre ambos territorios resulta positivo para la provincia.
En otras palabras, que en los últimos dos años Alicante ha sido capaz de atraer a más profesionales en activo llegados desde Madrid, de los que han decidido emprender el camino contrario en busca de mejores oportunidades laborales. Justo lo contrario de lo que tradicionalmente ocurría antes de la irrupción del covid, que también ha conllevado el desarrollo de prácticas como el teletrabajo o una mayor implantación de empresas tecnológicas en la zona.
Así se desprende del estudio Movilidad del Mercado Trabajo, que elabora anualmente la Agencia Tributaria y que permite comprobar los movimientos migratorios que se registran entre las distintas provincias españolas en base a las declaraciones de retenciones que presentan las empresas. Eso sí, el informe sólo recoge los traslados de aquellos contribuyentes que trabajaron ambos años.
Equilibrio
En términos generales, los datos señalan que el año pasado Alicante logró mantener un cierto equilibrio en el intercambio de trabajadores con otros territorios, ya que se marcharon un total de 8.725 asalariados y llegaron 8.733. Son bastantes menos que en 2020 –cuando la pandemia provocó un número de traslados inusual, con 11.868 salidas y 12.911 entradas-, pero lo más significativo es que supone un cambio con respecto a lo que ocurría en los años anteriores a la llegada del covid, en los que la provincia siempre había presentado un balance negativo, desde que se empezó a elaborar el estudio en el año 2013.
Aunque la mejora es generalizada, el cambio más significativo se produce en los intercambios con Madrid, que tradicionalmente lograba captar más mano de obra de la que enviaba a la provincia. Por ejemplo, en 2019 emigraron a la capital casi un centenar de alicantinos más de la cifra de madrileños que se instaló en Alicante; en 2018 el saldo negativo fue de casi 400 profesionales; en 2017, de casi 500; y en 2016, de cerca de 600.
Se trataba, además, de un intercambio muy desigual, como recuerda el exrector y catedrático emérito de la UA Ignacio Jiménez Raneda, ya que lo habitual es que se mudaran a Madrid trabajadores cualificados –generalmente atraídos por alguna oferta laboral en una gran empresa-, mientras que muchos de los que venían lo hacían para trabajar en oficios o sectores que requieren de menos formación. Es decir, que se producía un importante trasvase de capital humano desde la provincia hacia Madrid.
Por el contrario, desde la irrupción de la pandemia la situación ha dado un vuelco. Así, en 2020 llegaron a Alicante 2.580 asalariados desde Madrid por los 2.074 que se marcharon, y el año pasado fueron 1.861 los que entraron, frente a 1.666 salidas.
Sueldo
El estudio no permite conocer el tipo de trabajadores de que se trata, pero sí da un dato fundamental. Si se tiene en cuenta el conjunto de movimientos migratorios con todas las provincias –no sólo con Madrid, ya que no se ofrece este dato-, por primera vez el salario que cobraron los que llegaron fue superior al de aquellos que emigraron a otras partes del país. En concreto, de 21.773 euros frente a 21.683. Es una diferencia pequeña, pero que contrasta con los datos previos a la pandemia –en 2019 los que llegaron se tuvieron que conformar con un sueldo de 19.185 euros frente a los 21.526 de los alicantinos que se fueron a otras provincias-, lo que indica un claro cambio en la tipología de los profesionales que vienen a trabajar a Alicante.
Con todo, también hay que señalar que la provincia sigue manteniendo un balance claramente negativo con otras demarcaciones, como València o Barcelona. Así, a la provincia vecina se marcharon 312 trabajadores más de los que vinieron, mientras que la capital catalana logró captar 124 profesionales más de los que mandó a Alicante.
En cualquier caso, otras de las conclusiones del estudio es que, por lo general, la movilidad tiene recompensa, ya que tanto los salarios de los alicantinos que emigraron, como el de los profesionales de otras provincias que se instalaron en la zona fueron superiores al que recibieron los que no se movieron a ningún lado, que fue de 20.130 euros.
Los hombres cambian más de residencias
Las estadísticas de la Agencia Tributaria reflejan que los hombres tienen una mayor tendencia a emigrar que las mujeres. Así, frente a los 4.793 trabajadores varones alicantinos que se marcharon a otras provincias el año pasado, hubo 3.932 mujeres. En el caso de los que vinieron, fueron 5.042 hombres frente a 3.691 mujeres.
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