Activos

La exportación salva al viverismo alicantino

El fuerte incremento de las ventas al exterior permite a la horticultura ornamental capear las subidas de costes y la atonía del mercado nacional

Un operario cargando árboles en terrenos de los Viveros Planta Viva, en Elche.

Un operario cargando árboles en terrenos de los Viveros Planta Viva, en Elche. / AXEL ALVAREZ

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Las plantas y los árboles alicantinos están triunfando en todo el mundo, y eso es lo que está permitiendo a los viveristas de la provincia sobrevivir a la tormenta perfecta que está suponiendo la subida de costes y la atonía en la que se encuentra inmerso el mercado nacional. Y es que las exportaciones del sector de la horticultura ornamental se han incrementado en los últimos diez años un 80%, en una dinámica que se apoya en la calidad del producto y el buen rendimiento de los cultivos. El panorama, pese a todo, está repleto de incertidumbres, tanto por la inflación como por los recortes que se anuncian en el trasvase Tajo-Segura, que pueden poner en peligro la supervivencia de una parte de las empresas.

El sector de la horticultura ornamental está considerado, erróneamente, como el hermano pobre de la agricultura. Sin embargo, los rendimientos generados por la producción y el valor de sus exportaciones son, en la mayoría de los casos, superiores a los del resto de los sectores agrarios. En los últimos diez años, España ha sido, después de Alemania, el país que más ha incrementado las ventas al exterior de flores, plantas y árboles, lo que lo convierten en el país con mayor potencial de crecimiento a nivel europeo.

Pero si los datos a nivel nacional son positivos, aún lo son más los de la provincia de Alicante. Y es que, solo en 2021, las exportaciones alcanzaron los 62,3 millones de euros, frente a los 39,5 del ejercicio anterior. Este incremento superior al 50% le permitió situarse en el segundo puesto del ranking nacional, solo por detrás de la provincia de Valencia. Las ventas al exterior de los viveros alicantinos, de hecho, representan el 11% del total de las exportaciones españolas, lo que evidencia el peso de las empresas de este territorio.

Cuarenta países

Estos datos adquieren mayor notoriedad si se tiene en cuenta que la exportación tiene una importancia fundamental para la actividad viverista de la provincia, toda vez que un 85% de las flores, plantas y árboles que se cultivan traspasan las fronteras con destino a más de 40 países, fundamentalmente de la Unión Europea, como son Francia, Países Bajos, Portugal, Alemania, Italia, el Reino Unido y Bélgica. Con todo, cada vez están cobrando una mayor importancia mercados como Japón, China, Sudáfrica o los Emiratos Árabes, entre otros.

Los viveros alicantinos están especializados en la producción y recuperación de plantas mediterráneas y árboles como el olivo o la palmera, entre otros, para atender la demanda de distribuidores al por mayor, así como a grandes cadenas de comercialización y paisajistas. Los productores dedican un gran esfuerzo inversor a la logística, para llegar a cualquier parte del mundo en el menor tiempo posible, y también a la investigación de nuevos formatos. Para ofrecer los mejores productos, las empresas han potenciado sus equipos humanos, mejorando la cualificación y la capacitación.

La mayor parte del sector provincial está integrado en la Asociación de Empresas Productoras de Plantas de Vivero (VAME), que ha centrado su actividad en fomentar la competitividad de este gremio, organizando, entre otras cuestiones, la participación agrupada de sus miembros en las ferias sectoriales más importantes de todo el mundo. Además, organiza misiones comerciales, directas e inversas, para la búsqueda de nuevas tecnologías y mercados en los que posicionar los productos de sus asociados.

Balsa de agua para el riego en un vivero de la zona del Camp d'Elx.

Balsa de agua para el riego en un vivero de la zona del Camp d'Elx. / AXEL ALVAREZ

Como se puede observar, un gran esfuerzo de internacionalización que le ha servido a los viveristas para hacer frente en estos momentos a una situación más que complicada. El presidente de VAME, Paco Agulló, propietario, además, de los Viveros Planta Viva, explica que el sector vivió un fuerte despegue tras los peores momentos de la pandemia, «debido a que mucha gente, al quedarse en sus casas y no poder salir a viajar, optó por acondicionarlas con plantas o mejorar sus jardines. De ahí el fuerte incremento de las exportaciones que registramos el ejercicio pasado».

La situación, sin embargo, ha tendido a normalizarse este año, con un mercado nacional que se ha estancado y unas ventas al exterior, eso sí, que siguen creciendo, pero a un ritmo inferior, de alrededor de un 7%. Según Agulló, «no nos podemos quejar de las ventas, pero la realidad es que los costes se han incrementado muchísimo. Los fitosanitarios y los abonos, sin ir más lejos, han doblado su precio, mientras que el gasóleo y los plásticos también son mucho más caros». El problema, añade, es que estos encarecimientos no se han repercutido, ni de lejos, en las plantas, «porque -aclara- dejaríamos de ser competitivos en los mercados internacionales y nos quedaríamos sin vender».

Trasvase

Otro asunto que preocupa, y mucho, son los recortes que no paran de anunciarse para los envíos del trasvase Tajo-Segura, de los que dependen en gran parte los viveros del Camp d’Elx y la Vega Baja. «Si se reduce el caudal, vamos a tener que recortar, y mucho, las plantaciones, y eso va a poner en riesgo la viabilidad de muchas empresas», sentencia. Y mientras eso sucede o no, los viveristas se ven sometidos a una gran incertidumbre, «porque  -añade- no sabemos si plantar menos de cara a 2023. Lo lamentable es que todo esto esté pasando por guerras políticas».

En parecidos términos se expresa José Luis Maciá, de Viveros Ferriol, quien señala que «estamos vendiendo más o menos lo normal, pero a unos costes muy superiores, porque ha subido todo, desde la materia prima hasta el transporte, pasando por la mano de obra». En este sentido, resalta que la exportación es lo que más está ayudando al sector, dado que «las ventas, a nivel nacional, tienen muy poco peso en nuestra actividad». Coincide con Paco Agulló en que el problema del agua les está generando una enorme preocupación. «No sabemos si vamos a poder plantar, y no solo por si el caudal se reduce, sino también porque la alternativa, que es el agua desalada, costaría el triple», advierte.

Por su parte, Irineo López, de Viveros Iris, señala que, tras el tirón que supuso la pandemia, «estamos medio pudiendo trabajar, pero con el problema de los costes, que nos han obligado a subir precios. De momento nos siguen comprando, pero ya veremos lo que sucede en el futuro».

Alfredo Cano, de Vivero Ornamentales Alicante, señala que la subida de los costes la han solucionado con un incremento progresivo de precios en los últimos años, que les ha permitido mantener a los clientes. Con todo, el temor reside en lo que pueda pasar a partir de ahora, «con una inflación disparada y el encarecimiento de las hipotecas, porque nuestro producto no es de primera necesidad». En lo que respecta al agua, explica que, en su caso, cuentan con un sistema de embalses propios que les permite rentabilizar al máximo los recursos hídricos.

El sector reclama el apoyo de la Administración para continuar ampliando sus mercados internacionales

El sector de los viveristas quiere seguir ampliando su presencia en los mercados internacionales, y para ello reclama el respaldo de la Administración. Según explican desde la federación nacional Fepex, los buenos resultados obtenidos en comercio exterior se han logrado sin disponer de ninguna medida de apoyo y a pesar de la fuerte competencia existente, tanto de países terceros como de otros estados productores de la Unión Europea. En este sentido, explican que la incorporación del mayor número de empresas a la actividad exportadora, con un respaldo de la Administración que facilite la difusión de la oferta española, es una de las principales prioridades que tiene el sector, al tiempo que es un instrumento clave para su mantenimiento y desarrollo futuro.

Otra de las cuestiones que preocupan entre los viveristas es la dificultad para encontrar mano de obra. Así lo señala Irineo López, de Viveros Iris, quien subraya que «es una realidad que falta gente para trabajar en la agricultura, en general, y en nuestro sector, en particular. Y no hablamos solo de mano de obra básica, sino también de ingenieros, que no somos capaces de encontrar». La razón para que se esté dando esta situación, añade, pasa, principalmente, por el hecho de que «la agricultura no está bien vista, sobre todo porque se trata de un trabajo físico. La paradoja, sin embargo, es que los gimnasios cada vez están más llenos, por lo que tampoco le acabamos de ver la lógica a esta situación».