Unión Europea

La UE inyecta 14 millones a una empresa de inteligencia artificial cofundada por un español

El Consejo Europeo de Innovación ha seleccionado 78 “start-ups” disruptivas entre más de un millar y destaca el potencial de Iris.ai para poder competir frente a EE UU y China

Jacobo Elosua, con sus socios Victor Botev y Anita Schjoll Abildgaard, estos días en Madrid.

Jacobo Elosua, con sus socios Victor Botev y Anita Schjoll Abildgaard, estos días en Madrid. / Cedida

Sandra Penelas

El asombro generado en todo el mundo por el ChatGPT de la empresa norteamericana OpenAI ha dejado en evidencia lo rezagada que se encuentra Europa en la carrera por aplicar la Inteligencia Artificial que lideran EE UU y China. Ésta ha sido una de las razones por las que la UE ha seleccionado la start-up cofundada por el vigués Jacobo Elosua para inyectarle 14 millones de euros –2,4 millones de subvención y hasta 12 en inversiones de capital– y conseguir que el viejo continente gane peso en esta competición, además de evitar posibles sesgos en los logaritmos de los desarrollos de ambos países.

El Consejo Europeo de Innovación, el programa estrella y extremadamente competitivo para identificar e impulsar las tecnologías más innovadoras y disruptivas, recibió más de un millar de solicitudes. Y hace solo dos semanas anunciaba que la empresa emergente Iris.ai, tras quedarse a las puertas en la edición anterior, está entre las 78 seleccionadas.

“La vida de las start-ups tecnológicas es muy frágil y delicada y este apoyo de la UE cambia radicalmente nuestra perspectiva. Desde que la creamos hemos tenido una financiación total de inversores y de ayudas públicas de 6 millones, así que tener 14 más para los próximos dos años supone alcanzar otro nivel”, celebra Elosua, fundador de Iris.ai a finales de 2015 junto al búlgaro Victor Botev y la noruega Anita Schjøll Abildgaard.

La compañía recurre a la inteligencia artificial para rastrear e identificar, entre el gigantesco volumen digital de artículos científicos, patentes y todo tipo de documentación técnica o de investigación, la información de interés para las industrias y las instituciones académicas. Su herramienta no solo ahorra costes y tiempo a los científicos y a los departamentos de I+D de las empresas que buscan mejorar sus productos y servicios, sino que garantiza el rigor de las respuestas ofrecidas.

Cuando crearon la empresa, la inteligencia artificial todavía estaba en estado incipiente en Europa. “Y ahora la UE se da cuenta de que vamos tarde. Los desarrollos más excitantes están apareciendo en EE UU y China. Y Microsoft va a invertir 10 billones de dólares en OpenAI. Pero lo que hacemos en Iris.ai está al mejor nivel mundial. Somos capaces de generar respuestas a partir de datos científicos reales y validados. Las respuestas del Chat GPT impresionan porque suenan humanas y verosímiles, pero no está hecho el trabajo de comprobar si son verdaderas o no. Nada está verificado y, al final, estás construyendo sobre cimientos malos”, destaca Elosua.

Las ventas de la compañía ya se acercan al millón de euros anuales y, entre sus clientes, además de universidades, están la multinacional siderúrgica ArcelorMittal, la editorial científica Springer Nature, la tecnológica holandesa Materiom o la marca suiza de bicicletas Scott Sports.

“Con el departamento de investigación y desarrollo global de ArcelorMittal, que está en Asturias, tenemos una relación espectacular. Fueron los primeros que apostaron muy en serio por nosotros y son españoles, pero esto es más la excepción que la regla”, apunta.

Más clientes y trabajadores en España

Elosua confía en que el espaldarazo de la UE contribuya a que aparezcan más clientes en España y también ayude a contratar más talento del país. La plantilla actual está constituida por una veintena de personas repartidas por toda Europa.

“Nos reconocen como empresa paneuropea porque un tercio está en España, otro en Noruega y otro en Bulgaria. Pero está radicada en Oslo. Me duele que no sea española, pero cuando arrancamos no se daban las condiciones para convencer a mis socios porque hay demasiadas trabas a la hora de crear una empresa. He explorado la posibilidad de trasladarla en el marco de los Next Generation pero la respuesta ha sido descorazonadora. Nos plantean que nuestra herramienta procese en español cuando el inglés es la lengua franca de la ciencia. Nosotros tenemos que ofrecer la mejor solución de inteligencia artificial que entienda el lenguaje científico en inglés”, lamenta.

“Talento hay de sobra en España y a la gente de fuera le encanta pasar tiempo aquí, por eso me gustaría alinear ambas cosas. Pero ahora mismo también es complicado porque la legislación laboral de los países no está pensada para la deslocalización de la contratación. Se está cubriendo este vacío y llevará su tiempo”, añade.

Elosua y sus dos socios en Iris.

Elosua y sus dos socios en Iris. / ISABEL PERMUY

Un cuarto de la plantilla de Iris.ai se dedica a la investigación, un aspecto clave y que marca la diferencia: “Estamos en un campo que se mueve a velocidad de relámpago y en el que las mayores compañías del mundo está muy activas. Es complicado estar a su altura y seguir trabajando en artículos científicos sobre la mejora de algoritmos y otros aspectos, pero en estos años ya hemos publicado cinco. No nacimos para crear una aplicación y ganar dinero muy rápido. Estamos haciendo I+D en la gran frontera del conocimiento en inteligencia artificial para poder hacer aportaciones a ese esfuerzo colectivo de conseguir que las máquinas nos ayuden y las tengamos controladas”.

Frente a este reto, Elosua alerta sobre las consecuencias de herramientas como ChatGTP: “La inteligencia artificial se ha puesto de rabiosa actualidad pero aprovechar su potencialidad en el buen camino es una batalla. La clave no es que la respuesta de la máquina suene a real, sino que lo que dice sea cierto o no. Da mucho miedo de cara al futuro de la democracia porque los bots equipados con esto se convierten en un arma horrible. Pueden llenar los foros públicos de comentarios interesados que nadie sabe de dónde viene. La UE debería exigir legalmente que cuando se utilicen inteligencias artificiales generativas tú puedas hacer click y ver de dónde sale eso, que exista una segunda capa que lo explique. No vale que sean una barra libre o un vertedero de bilis y estos outputs tengan la misma credibilidad que los comentarios de los periódicos”.

Una idea que nació en la Singularity University, en el centro Ames de la NASA

Jacobo Elosua (Vigo, 1974) dejó su carrera profesional en la City londinense y regresó a España para centrarse en el emprendimiento tecnológico con vocación social tras superar un doble trasplante pulmonar. Titulado en Empresas Internacionales, Derecho y Económicas, también es patrono fundador, junto a David Cabo, y presidente de la Fundación Civio, que promueve la transparencia de las instituciones públicas. Y en 2015 fue seleccionado, entre 450 aspirantes de todo el país, para participar en la Singularity University.

Elosua, en el Centro Ames de la NASA, en California.

Elosua, en el Centro Ames de la NASA, en California. / CEDIDA

La NASA, Google y Cisco son algunos de los patrocinadores de esta institución que cada año elige a 80 profesionales de todo el mundo para cursar un programa intensivo impartido por los mejores especialistas de su ámbito y aportar soluciones tecnológicas de vanguardia a los problemas globales. La sede de la Singularity es el Centro Ames de la NASA, en California, donde Elosua conoció a sus socios, Botev y Schjøll, y comenzaron a desarrollar la idea de crear su actual empresa Iris. ai.

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