La recuperación pasa de largo para el comercio: 500 establecimientos menos en la provincia que hace tres años

El aumento de los costes ha reducido los beneficios, mientras que la inflación mantiene las ventas por debajo de 2019. Las tiendas regentadas por personas de edad avanzada son las más afectadas por los cierres

Un comercio con las persianas cerradas en el barrio alicantino de Benalúa.

Un comercio con las persianas cerradas en el barrio alicantino de Benalúa. / ALEX DOMINGUEZ

M. Vilaplana

M. Vilaplana

La rápida reactivación económica registrada por la provincia de Alicante tras la pandemia ha servido para que la mayor parte de las actividades se rehagan del duro impacto que tuvieron las restricciones y la consiguiente caída del consumo. Transcurridos tres años, sin embargo, sigue habiendo un sector, como es el comercio, que todavía no ha logrado recuperarse de la avalancha de cierres que trajo consigo la crisis sanitaria. Y es que en estos momentos continúa habiendo 500 establecimientos menos que en 2019, debido a una serie de factores que se han convertido en un auténtico lastre para la rentabilidad. Este es el caso del aumento de los costes, que ha propiciado un descenso de los beneficios, o la inflación, que mantiene las ventas por debajo de los niveles prepandemia. Las tiendas regentadas por personas que se encontraban a las puertas de la jubilación son las que han resultado más damnificadas.

Los últimos datos publicados por el Portal Estadístico de la Generalitat Valenciana (PEGV) ponen de manifiesto que la provincia cuenta en estos momentos con 13.847 comercios activos, frente a los 14.329 que tenía a finales de 2019, antes de que irrumpiera la crisis sanitaria. La cifra se ha estabilizado en 2022, un año en el que no se han producido nuevos cierres, pero siguen sin recuperarse los registros de hace tres años, en una muestra evidente de que los problemas continúan estando presentes.

José María Gómez Gras, catedrático en Organización de Empresas por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, señala que “la sangría, a la vista de los últimos datos, parece que ha acabado, pero estamos viendo que hay cuestiones que todavía afectan de manera negativa, como es el caso de la inflación”. Respecto a los comercios que se han quedado por el camino, Gómez Gras hace referencia, sobre todo, a los regentados por personas de edad avanzada. Según sus palabras, “se han encontrado con que estaban cerca de la jubilación y no tenían a quien transmitir el negocio, por lo que han acabado arrojando la toalla. Además, este perfil coincide también con el de tiendas que no se habían digitalizado para, por ejemplo, vender vía internet”.

Por su parte, Paloma Taltavull, catedrática en Análisis Económico Aplicado por la Universidad de Alicante (UA), indica que “el último año, en líneas generales, ha sido bueno a nivel económico, de ahí que no se hayan registrado más cierres. Pero sigue habiendo elementos negativos que no acaban de despejar el panorama, como la subida de los tipos de interés y una crisis financiera que acaba de irrumpir sin que nadie lo esperara. La verdad es que supone casi un milagro que muchas tiendas hayan logrado resistir”.

¿Y qué opinan los propios comerciantes? Esther González, que regenta un establecimiento de ropa en Alicante, señala que la pandemia “ha sido desoladora para nosotros, con ayudas muy pequeñas y teniendo que poner la casa como garantía para poder pedir préstamos ICO. En cualquier caso, tenemos que ser positivos y confiar en la mejora que está propiciando el regreso del turismo”.

En parecidos términos se expresa Vicente Grau, responsable de un comercio de regalos, quien también hace referencia a los elevados intereses para solicitar préstamos o al incremento de los costes, principalmente los de la luz o la Seguridad Social. “No ha habido otra -subraya- que estrechar márgenes y no repercutir estas subidas en los precios, porque iría en contra de las ventas”.

Por último, Juanjo Cantó, propietario de una tienda de alimentos, destaca que, “con la pandemia, la gente se decantó por hacer más la compra en las grandes superficies, y ahora nos encontramos con que las ventas continúan estando alrededor de un 40% por debajo de antes de la crisis”.