La cereza pierde 20 millones y 4.000 empleos tras quedarse sin cosecha

Los problemas en el cuajado de la fruta y las posteriores lluvias han reducido un 90% la producción en la provincia de Alicante

Cerezas agrietadas por la lluvia en la zona de Planes.

Cerezas agrietadas por la lluvia en la zona de Planes. / Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Se las prometía felices el sector de la cereza en la provincia de Alicante cuando, allá por el mes de abril, todo hacía presagiar que este año se iba a alcanzar una cosecha récord. Pero nada más lejos de la realidad. Los problemas en el cuajado de la fruta y las posteriores lluvias han reducido la producción alrededor de un 90%, lo que ha tenido como consecuencia unas pérdidas cercanas a los 20 millones de euros, además de 4.000 empleos que se han ido al limbo entre temporeros y personal de almacén. Con esta ya son cinco las campañas desastrosas que se han venido encadenando, lo que ha llevado a los productores a solicitar ayudas al Consell para tratar de hacer frente a las deudas que se acumulan.

Había muchas esperanzas depositadas en la actual campaña tras los problemas de lluvia y falta de polinización que se habían registrado en los ejercicios anteriores. A principios de abril la floración avanzaba de manera adecuada y todo hacía presagiar que se iba a alcanzar una cosecha récord, superior a los cuatro millones de kilos, lo que iba a servir a los productores para resarcirse, al menos en parte, de los desastres anteriores. Pero como ya advertía en aquel momento el presidente de la Denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, con esta fruta, tan sensible a las inclemencias meteorológicas, nunca se puede cantar victoria. Y lo cierto es que lo acontecido ha acabado otorgándole la razón.

La cosa empezó a torcerse por las zonas montañosas de El Comtat y la Marina Alta, donde las temperaturas anómalamente altas que se registraron al final de la floración impidieron el correcto cuajado de la fruta, hasta el punto de dejar la cosecha reducida a la mínima expresión. Después llegaron las lluvias, que se cebaron, sobre todo, con las plantaciones del Vinalopó y l’Alcoià, agrietando las cerezas y dejándolas inservibles para su comercialización.

El resultado de todo ello ha sido un nuevo desastre, superior incluso al de los últimos ejercicios, dado que apenas se habrá podido recolectar medio millón de kilos. Y las consecuencias a nivel económico son más que considerables. Teniendo en cuenta el precio que se ha estado pagando por las cerezas, se calcula que las pérdidas económicas en el conjunto de la zona productora van a rondar los 20 millones de euros. A ello hay que añadir, explica Calabuig, las cerca de 4.000 personas que se han quedado sin poder trabajar en los campos y en las diferentes cooperativas y almacenes, debido al escaso volumen de fruta que ha quedado aprovechable en los árboles.

Así las cosas, la situación, según el presidente de la Denominación de Origen, es en estos momentos más que delicada. «Los seguros -explica- apenas cubren los costes de producción. El problema es que hay muchos productores que han realizado inversiones, y que ahora mismo no las pueden amortizar porque no han tenido ningún tipo de ganancia».

De ahí que el sector haya reclamado una reunión con responsables de la Conselleria de Agricultura, con la finalidad de obtener algún tipo de apoyo. «Necesitamos que nos echen una mano, como mínimo que nos refinancien las deudas, porque en estos momentos hay mucha gente que se encuentra en una situación muy apurada», enfatiza Calabuig.

Crecimiento engañoso

La superficie cultivada en la provincia de Alicante ha experimentado en los últimos años un moderado crecimiento, hasta alcanzar las 1.200 hectáreas. La cifra, sin embargo, es engañosa. Según el representante del sector, «este incremento se está dando en las grandes fincas, pero en los minifundios de las zonas de montaña, que son los campo de cultivo tradicionales, la situación es justo la inversa, porque la gente está desencantada tras estos años seguidos tan decepcionantes».

La campaña está siendo mala en el conjunto de zonas productoras nacionales, dado que las lluvias también han afectado al Valle del Jerte y a Aragón. De ahí que los precios de las cerezas se hayan disparado, situándose cerca de los siete euros el kilo.

Los ayuntamientos solicitan la zona catastrófica

Los ayuntamientos de las zonas productoras de cerezas, principalmente los situados en las comarcas de El Comtat y la Marina Alta, han iniciado los trámites para solicitar la declaración de zona catastrófica a la Conselleria de Agricultura.

Uno de ellos es el consistorio de Planes, cuyo alcalde, Javier Sendra, destaca que el cultivo se encuentra en estos momentos en serio peligro de desaparición. Según sus palabras, «antes de que llegaran las lluvias, apenas quedaba un 2% de la cosecha. Luego, con las precipitaciones, nos quedamos a cero, hasta el punto de que no ha habido cerezas ni para consumo propio en las casas».

El problema, añade, son las cinco campañas consecutivas de malas cosechas, que según Sendra, «han desanimado mucho a la gente y generado un grave quebranto a la economía de las familias. Los campos se están abandonando, hasta el punto de que existe una sensación real de que el cultivo se acaba».

El alcalde, además, señala que se pretende elaborar un escrito conjunto con las cooperativas y Asaja, que sirva para reforzar las peticiones municipales.