Durante los últimos ocho años, Antonio Rodes (Benejúzar, 1951) ha capitaneado los esfuerzos el Consell del Botànic por poner orden en la ristra de proyectos fallidos que dejó en herencia la política de grandes eventos de los anteriores gobiernos del PP. También ha liderado la principal iniciativa de la Generalitat de Ximo Puig por impulsar el nacimiento de un nuevo sector tecnológico en el sur de la Comunidad, a través de Distrito Digital.

¿Qué pensó cuando le propusieron ser director general de la entonces denominada Sociedad de Proyectos Temáticos, una compañía que concentraba buena parte de los fiascos de los anteriores ejecutivos autonómicos?

Lo primero que hice fue pedir un balance y ver en qué consistía la sociedad. Proyectos Temáticos era un instrumento del sector público para desarrollar de manera más ágil y libre de procedimientos el modelo económico que quería desplegar el antiguo Gobierno de la Generalitat. Y ahí nos encontramos con un balance donde estaba desde el aeropuerto de Castellón, hasta los terrenos de Terra Mítica, Ciudad de la Luz, un centro cultural en Benidorm, un auditorio en Torrevieja que se acababa de terminar y estaba sin actividad, dos años y medio de financiación de la Fórmula 1 y cantidad de proyectos que no se llegaron a desarrollar. Yo creo que afortunadamente, porque hubiesen sido inviables y de un coste desmesurado. En honor a la verdad hay que decir que el propio PP en aquel momento se dio cuenta de aquello y, después de la crisis de 2008, paralizó muchos de estos proyectos.

Una de esas patatas calientes era Ciudad de la Luz. ¿Cómo surgió la idea de crear Distrito Digital?

Después de analizar la situación, lo primero que hicimos fue enterrar una serie de proyectos, que ya estaban paralizados, y quisimos orientar la actividad de la sociedad a otro modelo de desarrollo económico. Si antes fue un instrumento para impulsar un modelo basado en el inmobiliario y los grandes eventos, ahora queríamos ir hacia actividades que generasen mayor valor añadido y que incorporasen a profesionales de mayor capacitación. Ahí decidimos trabajar para generar un ecosistema digital.

Antonio Rodes, en el recinto de Ciudad de la Luz. AXEL ALVAREZ

¿Cree que se ha conseguido el objetivo de situar a Alicante en el mapa de la economía digital?

Antes que nada hay que decir que, cuando creamos Distrito Digital, no había un manual que dijera cómo se construye un ecosistema digital. Tuvimos que hacerlo a base de prueba y error. Pero sí hay algunas cosas claras. Lo primero es que conseguimos generar un efecto llamada inicial, con unos incentivos que es verdad que luego Intervención y la Sindicatura nos tumbó, pero que sirvieron para que llegaran muchas startups de Europa. Y, segundo, se puso en valor inmediatamente el sur de la Comunidad Valenciana. Porque había activos que lo sustentaban. Teníamos unos edificios ociosos, pero también un clima, el mar, las conexiones del aeropuerto y todo eso configura un marco muy competitivo. Con el tiempo también nos hemos dado cuenta de algunas cosas. Por ejemplo, con la experiencia sabemos que las empresas que vienen aquí buscando mercado para su producto se acaban marchando, porque el mercado digital aquí aún es muy pequeño. Las que se quedan son las que buscan un lugar para producir y que venden luego esos productos en todo el mundo. Son empresas cuya cadena de producción es un portátil, que tienen como materia prima el talento y que pueden ir donde quieran. Por eso escogen sitios «10» y ahí sí que estamos, sí cumplimos con esas condiciones. Como decía, creo que el gran efecto que hemos conseguido es la puesta en valor del sur de la Comunidad Valenciana, de Alicante, como un polo de referencia en la economía digital. Hoy estamos en el mapa y somos una de las provincias donde más ha crecido este sector.

"Hoy estamos en el mapa del ecosistema tecnológico español. Somos una de las provincias donde más ha crecido el sector"

¿Cuántas empresas albergan y con cuántos trabajadores?

Nos movemos en cerca de cien empresas instaladas, que van rotando, con alrededor de un millar de trabajadores. Pero es importante señalar el efecto llamada. Por ejemplo, a raíz de la creación de Distrito Digital también se reconvirtió Panoramis, que también se orientó hacia la economía digital, o Regus. Y luego hay que hablar del impacto que tiene el teletrabajo, que hace que la repercusión real de muchas de las empresas que vienen sea mayor. Por ejemplo, Accenture vino a Distrito Digital y nos alquiló espacio para 270 trabajadores, aunque en este momento en la oficina apenas trabajan 30 o 40 personas, que van cambiando. Pero es que en el conjunto de la ciudad tiene como 500 personas trabajando desde sus casas.

A pesar de esos números, hace unos días Ineca destacaba que el peso del empleo en los sectores tecnológicos en Alicante aún es la mitad que en Valencia. ¿Qué ha faltado para que la provincia aún no esté al mismo nivel?

Es que en Valencia tienen un ecosistema bastante más tupido y con más historia. En Alicante se partía de muy poquito. Allí tienen una asociación de startups muy potente y ya había instituciones como Lanzadera, que es una auténtica factoría de empresas digitales. Pero, en Alicante, viniendo de muy abajo, hemos conseguido ponernos en el mapa. Ahora mismo están Madrid, Barcelona y Málaga como grandes centros de innovación, y a continuación están el País Vasco, Valencia y luego Alicante. Ya estamos en esa liga, vamos a ser un ecosistema muy potente. Todo tiene su ritmo y ahora lo que espero es que no pare. Soy optimista y creo que esto va a continuar, porque el presidente Mazón ya ha dicho que hay que apostar por la innovación, y la nueva consellera (Nuria Montes) también hizo unas declaraciones en el mismo sentido en su toma de posesión.

Rodes, durante un momento de la entrevista. AXEL ALVAREZ

Se marchan ustedes tras haber conseguido que vuelvan los rodajes a Ciudad de la Luz, ¿cómo se gestó ese regreso?

Ciudad de la Luz fue una idea muy pertinente, pero la gestión no fue diligente y por eso acabó como acabó. Cuando llega el Botànic, la actividad está prohibida por la UE –los estudios llevaban sin actividad desde 2012- y la expropiación de los terrenos estaba anulada por el Supremo. Pero el presidente Puig siempre tuvo en la cabeza que había que recuperarla. Por eso, después de que las subastas quedaran desiertas, negociamos con Europa, que nos permitió quedarnos los activos, con la condición de que no hubiera actividad económica en los platós hasta 2027. Pero cada año el presidente de la Generalitat nos instaba: ‘Seguid planteando el tema y tocando a la puerta de la Comisión de la Competencia’. Pero siempre teníamos la misma respuesta.

"Cada año Puig nos instaba 'seguid planteando el tema y tocando a la puerta de la Comisión de Compentencia"

¿Cuándo cambió la situación?

Fue en una reunión el 8 de junio de 2021, en plena pandemia, cuando el director de Relaciones con Europa de la Generalitat, Joan Calabuig, nos consiguió una reunión por videollamada con la Dirección General de Competencia. Les pedimos que nos obligaran a trabajar en condiciones de competencia o como quisieran, pero que no tuvieran secuestrado un activo, que era uno de los más importantes de la industria cinematográfica europea en cuanto a calidad. Al final nos dijeron que enviáramos un informe con nuestras peticiones y que ya nos contestarían. Ahí montamos un dosier con las valoraciones de los activos, los precios de los platós en España y toda una serie de propuestas y se la mandamos el 29 de julio.

¿Y qué ocurrió?

Pues, antes de final de año, se produjo una expedición a Bruselas para hablar con un alto cargo jurídico de la Comisión Europea –no de la Dirección de Competencia- , en la que participaron el conseller Vicent Soler, la consellera Carolina Pascual y la secretaria autonómica María José Mira, entre otros. Una reunión donde se nos trasladó que la única alternativa era apostar por la economía digital y olvidarnos del cine, si queríamos que se levantara la prohibición de actividad en los estudios. Incluso nos dijeron que mejor si quitábamos el nombre de Ciudad de la Luz. Tras la reunión empezaron a presionarme para que lo hiciera, para que quitara el cartel, pero me resistí y fui dando largas al asunto con tácticas de filibusterismo porque habíamos mandado una carta y nos tenían que contestar. Y, cuando en marzo de 2022 llegó la carta que levantaba la prohibición, fue todo un triunfo.

El también CEO de Distrito Digital, delante de una de las sedes del hub tecnológico. AXEL ALVAREZ

¿Han encontrado receptivas a las productoras? ¿Hay demanda en estos momentos?

Sí, hay mucha demanda. Pero, claro, para que venga esa demanda tuvimos que hacer deberes primero. Hicimos una auditoría técnica, cambiamos la bomba del tanque de agua y pusimos en marcha un plan de marketing para que el sector conociera que estábamos en funcionamiento. Lanzamos una campaña muy focalizada en los Los Ángeles, Londres, Berlín, Cannes y el cine español diciendo: ‘Ciudad de la Luz. Hemos vuelto’. Desde entonces hemos atendido a cerca de cien productoras -entre visitas y videollamadas- que se han interesado, y hablamos de las ‘majors’ (los grandes estudios cinematográficos) y las grandes plataformas. Al mismo tiempo, nos hemos puesto a profesionalizar Ciudad de la Luz, con una licitación para conseguir una empresa que sea conocedora del sector, que gestione los estudios y los comercialice. La primera licitación resultó fallida, pero ahora tenemos cinco grandes empresas que se han presentado y que son gestoras de estudios muy importantes. Eso es fundamental para trasladar confianza al mercado.

"Necesitamos que vengan grandes producciones. Con las pequeñas no se amortiza Ciudad de la Luz"

¿Por qué?

Porque lo que necesitamos es que vengan grandes producciones. Con pequeñas producciones como las que había antes no se amortiza Ciudad de la Luz. Necesitamos 4,5 millones de ingresos al año para que la cuenta de resultados cuadre. Mire, según el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), una producción dedica de media entre el 2% y el 3% de su presupuesto a los platós. Eso significa que con películas que con presupuestos de entre dos y cuatro millones como venían antes no consigues suficiente, porque te dejan 100.000 euros. Necesitas una gran producción de cien millones que te ocupe la mitad de los estudios ocho meses y te deje dos o tres millones. Aunque, claro, hay que buscar la fórmula para hacerlo compatible con el cine español.

¿Pero hay proyectos de esa envergadura sobre la mesa?

Nosotros tenemos en este momento peticiones de reserva de espacio de ocho grandes producciones americanas, todas por encima de los 100 millones de dólares. Y alguna de ellas ya estaría rodando aquí de no ser por la huelga de guionistas y ahora la huelga de actores. Proyectos de ‘majors’ y, sobre todo, de plataformas. Esta misma semana tenía que entrar una, y hace dos meses habrían empezado otras, si no fuera por la huelga. Ciudad de la Luz va a estar llena el año que viene y con este nivel de producciones. Piense que cada una de estas producciones trae entre 400 y 600 profesionales, y que están una media de entre seis y doce meses. Si multiplica eso por pernoctaciones, comidas, etc… El impacto es tremendo. Solo con el rodaje de «Sharks in Paris» hemos tenido dos hoteles llenos. Ciudad de la Luz va a ser uno de los grandes motores de la economía alicantina a partir de 2024. Tenga en cuenta que la demanda actual es muy superior a la que existía en la anterior etapa, por la aparición de las plataformas. Estoy convencido de que el año que viene Ciudad de la Luz va a estar llena y que en dos años se tendrá que ampliar.

El también exedil de Elche, durante la charla. AXEL ALVAREZ

Creo que el plan de negocio ya contempla esa ampliación...

Sí, tenemos los mejores estudios de Europa en calidad, pero no en magnitud. Seis platós son poco. Ya hay preparados dos solares de 4.000 metros que ya están listos para hacer dos megaplatós grandes, o un megaplató y cuatro o cinco platós de tamaño medio. Y se tendrán que hacer porque la demanda lo pide. Eso ya lo contemplábamos y hace dos años hicimos la reforma del PDUI de Ciudad de la Luz para poder segregar parcelas y ampliar. Piense que los estudios Pinewood de Londres tienen 30 y pico platós y los de Bucarest son 19.

Hablemos ahora de la Ocen Race. ¿Por qué fue el único gran evento del PP con el que decidieron continuar?

El president, Ximo Puig, siempre tuvo claro que iba a mantener la la Ocean Race por tres razones. Una, por la calidad de la prueba deportiva; otra, por el impacto económico que tiene, que está medido por PwC; y tercera, porque la ciudad de Alicante lo tenía muy asumido. Por eso se hizo la edición de 2017, todavía como Volvo, que fue muy exitosa, y luego se produjo el cambio de franquicia y decidimos firmar dos más, la que se acaba de hacer y otra para 2027. Estamos hablando de un impacto de entre 65 y 70 millones.

No se quiso apostar igual por la Copa América, que ahora se celebrará en Barcelona. ¿Fue un error dejar escapar esa competición?

Es que el coste de la Copa América es altísimo. En el caso de la Ocean Race, a raíz del cambio de franquicia, logramos bajar el riesgo de 22 millones anuales a 10 millones. Pero en la Copa América era mucho mayor, hablamos de muchas decenas de millones de euros. Sin embargo, nosotros estábamos mirando la posibilidad de poder hacer una vuelta a España de vela en la que Alicante sea el eje. No es el principio ni el final, porque geográficamente no es posible, pero que sea la etapa reina. Y con eso se puede convertir la ciudad de Alicante en un hub de deporte de vela muy importante, si se quiere, y no tendría prácticamente coste.