Las dos apuestas alicantinas para invertir en vino

Además de un placer para el paladar, un buen vino también puede convertirse en una gran inversión. Un negocio que mueve cantidades millonarias todos los años y que cuenta, incluso, con compañías especializadas en la gestión de este tipo de patrimonio o con su propio mercado electrónico, el Liv-ex o London International Vintners Exchange.

Y no es para menos, si se tiene en cuenta la cotización que pueden alcanzar algunos de estos caldos, como se pudo comprobar con el famoso robo que sufrió el restaurante Atrio en 2021, donde las 45 botellas que sustrajeron los ladrones estaban valoradas en 1,6 millones de euros.

Por ese motivo, que una bodega con apenas 10 años consiga colocar alguno de sus vinos entre los más recomendados para invertir supone todo un logro. Y más si se trata de una tan peculiar como la que regenta Pepe Marín, cuya principal característica es que madura sus botellas bajo el mar, frente a la costa de Alicante.

Así es el vino de una bodega alicantina que se vende a casi 1.000 euros por botella

El joven bodeguero ha conseguido que la revista internacional Decanter -algo así como la biblia del sector- haya seleccionado dos de sus vinos entre los 15 mejores para invertir en España, dentro del ranking que elabora anualmente y que sirve de guía para los amantes de esta bebida. “Hemos batido a muchas de las mejores bodegas del mundo y somos la primera bodega submarina en aparecer”, asegura exultante Marín.

Aparecer en la lista significa que los expertos de la publicación consideran que el vino en cuestión tiene unas características que lo hacen mejorar con la edad, lo que está directamente relacionado con su potencial de revalorización como inversión.

En el caso de los seleccionados de Bodega Submarina del Mediterráneo se trata del Cava Brut Reserva NV, que ya consiguió también el premio de Decanter al mejor cava “non vintage”; y del W 01 Crianza, Ribera del Duero 2016, que también había sido galardonado anteriormente.

Viñedos muy especiales

Tanto en un caso, como en otro, la producción anual es bastante modesta, de entre 2.000 y 3.000 botellas, como todos las que saca adelante la bodega. De hecho, quien quiera hacerse con una caja del Ribera recomendado tendrá que hacerlo en el mercado de reventa, porque la bodega ya solo dispone de 150 botellas, que ha decidido retirar del mercado.

El proyecto impulsado por Pepe Marín busca viñedos con características especiales y con producciones limitadas por toda Europa que, una vez embotellados, somete a una maduración de un año bajo el mar frente a la costa alicantina. De esta forma, la microvibración de las corrientes permiten una evolución muy peculiar de estos vinos.

En estos momentos, la bodega tiene viñedos de malvasía volcánica en Tenerife; godello centenario en Zamora, además de otros en el Penedès, las Rías Baixas, la Rioja alavesa o la región francesa de Champagne. Igualmente, trabaja en una explotación en Hungría y también ha empezado con algunas variedades en Croacia.

Entre todos estos viñedos su producción anual ronda las 32.000 botellas, una cifra que no quieren incrementar mucho más –“no creo que lleguemos a superar las 40.000”, asegura Marín- para mantener su sello.

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