Alicante frena la fuga de talento a otras provincias

El dinamismo reflejado por el mercado laboral alicantino durante el pasado año, -con la creación de cerca de 22.000 empleos, sobre todo gracias al tirón del turismo y los servicios-, permitió contener la habitual fuga de talento que sufre la provincia. Una fuga que se había acelerado con el fin de la pandemia, cuando muchos trabajadores que habían pasado el confinamiento en sus poblaciones de origen regresaron a las grandes urbes españolas donde trabajaban habitualmente, lo que provocó un importante éxodo en 2022.

Ese año, Alicante expulsó hacia otras provincias españolas 4.600 trabajadores más de los que pudo atraer, lo que supuso una importante pérdida de capital humano. Sin embargo, los datos de 2023 apuntan a que esa fuga empieza a taponarse o, al menos, a compensarse.

De acuerdo con los datos de la estadística sobre Movilidad del Mercado de Trabajo que elabora la Agencia Tributaria, durante el pasado año se marcharon a otras demarcaciones 10.763 profesionales, prácticamente el mismo número que en 2022. Pero la diferencia estuvo en la cifra de los que llegaron atraídos por las oportunidades laborales de la zona, que pasaron de 6.167 a 10.471, casi un 70% más. De esta forma, la resta entre los que llegaron y los que se fueron todavía fue negativa para Alicante, pero se redujo a tan solo 292 personas.

Se van los jóvenes

Si se analiza por edades, un factor muy a tener en cuenta en estos casos, la provincia perdió mano de obra como fruto de estos intercambios entre los jóvenes menores de 26 años y la franja que va desde esa cifra hasta los 35 años. Por el contrario, ganó profesionales de entre 36 y 55 años y por encima de esa edad.

Unos datos que indicarían que son los más jóvenes los que se marchan a buscar suerte o como consecuencia de encontrar una oferta laboral en otra zona del país, mientras que Alicante atrae más a profesionales con experiencia, que suelen valorar otros aspectos, más allá de la remuneración.

Así lo corroboran también los datos de la Agencia Tributaria. Mientras que entre los jóvenes de 26 a 36 años que hicieron la maleta para trasladarse vieron recompensado su esfuerzo con un salario 4.644 euros superior al que cobraban el año anterior, entre los mayores de 55 años lo habitual es que el cambio de provincia supusiera una pérdida de ingresos, de más de 3.300 euros, lo que indica que habría otros motivos para este desplazamiento.

Destinos

Por lo que respecta a el origen y destino de los trabajadores que se marchan o llegan a la provincia. Durante el pasado año Alicante logró mantener un saldo positivo con la mayoría de provincias, incluidas Madrid y Barcelona, que tradicionalmente han supuesto -sobre todo la capital española- auténticas aspiradoras de talento de la provincia. De esta forma, en 2023 se instalaron en Alicante casi 400 madrileños más de la cifra de alicantinos que se marcharon a esta ciudad, mientras que en el caso de Barcelona el saldo positivo fue de 90 personas.

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Pero el mercado laboral alicantino también captó un buen número de profesionales de Sevilla, de donde llegaron 319 trabajadores más de los que se fueron; de Toledo (+321); Albacete (+150); o de Murcia, donde el intercambio de personal se saldó con un balance positivo de 402 personas para la provincia. Por el contrario, el gran agujero por el que se marcha gran parte del talento alicantino sigue siendo Valencia. La provincia vecina atrajo el pasado año a 4.760 alicantinos, más del doble de quienes realizaron el camino inverso, que sumaron 1.981. Un agujero que prácticamente anuló por sí solo el superávit que se produjo con la mayoría del resto de demarcaciones del país.

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Empleo de corta duración

Para el director de estudios de Ineca, Francisco Llopis, esta reducción de la fuga de talento resulta positiva y es indicativo de la mejora del mercado laboral de la provincia. No obstante, Llopis llama la atención sobre otro de los datos que también refleja la estadística de la Agencia Tributaria y es el gran número de trabajadores que cada año se incorporan y salen del mercado de trabajo en la provincia, con independencia de si permanecen o se mudan de domicilio. Una cifra que indica la precariedad que aún acompaña a gran parte del empleo que se crea, que no se mantiene durante mucho tiempo.