La sequía causó daños de 125 millones el año pasado a la agricultura alicantina

Asaja afirma que la falta de lluvias redujo un 25 % el valor económico de la producción provincial del sector y pide un plan de choque para salvar cultivos como el cereal, la cereza, la uva de vino, el almendro o el olivar

El calor y la sequía ponen en alerta a distintas comunidades

PI STUDIO

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Asaja reclama un plan de choque para salvar de la sequía a la agricultura alicantina. La organización destaca que el año pasado hubo un déficit de lluvia del 56 %, y que eso provocó pérdidas de 125 millones de euros, lo que supone el 25 % del valor económico de la producción agrícola provincial. Es por ello por lo que reclama apoyo urgente para habilitar infraestructuras e introducir variedades más resistentes en cultivos como el cereal, la cereza, la uva de vino de secano, el almendro o el olivar, que se encuentran en una situación límite. Todo en un ejercicio que también estuvo marcado por la crisis del limón, con gran parte de la cosecha sin recoger debido a los bajos precios.

Asaja ha hecho balance del año agrícola, el cual, según el presidente de la organización a nivel provincial, José Vicente Andreu, estuvo marcado por tres problemas principales. Por un lado, la falta de agua y la extrema sequía, y por otro, los bajos precios en origen y el gran desequilibrio entre los eslabones de la cadena alimentaria. Por último, la política llevada a cabo por Bruselas, con acuerdos que, según dijo, anteponen los intereses medioambientales a la rentabilidad agraria, al tiempo que dificultan el trabajo de los agricultores y ganaderos. 

José Juan Reus, Ramón Espinosa, José Vicente Andeu y Juan Luis Gimeno han hecho balance del año agrario.

José Juan Reus, Ramón Espinosa, José Vicente Andeu y Juan Luis Gimeno han hecho balance del año agrario. / INFORMACIÓN

ASAJA Alicante afirma que la sequía avanza de tal manera que ya se ha convertido en un problema estructural, generando importantes descalabros económicos en todos los cultivos de la provincia y un creciente abandono de explotaciones agrarias, con especial incidencia en los de secano, que dependen de la pluviometría. Cada vez llueve menos y hace más calor en meses tradicionalmente fríos, y las consecuencias son reducción de calibres y alteración de floración de los árboles, causando importantes mermas de producciones.

El cereal alicantino, en concreto, atraviesa una situación más que complicada con una producción insignificante este último ejercicio debido a la falta de lluvias y las elevadas temperaturas, un combo perfecto que hizo que la tierra estuviese excesivamente seca y no se pudiese desarrollar la siembra. 

«El estrés que atraviesan las plantaciones de uva de vinificación dejó este año la cosecha más exigua de la historia de la DOP Vinos de Alicante desde que se tienen registros. Solo 16 millones de kilos de uva, y ya partíamos de una cosecha mala en 2023 de apenas 18 millones», explicó el vicepresidente de Asaja Alicante, José Juan Reus.  

El olivar alicantino, por su parte, recogió 3.675 toneladas, un 51 % menos que el año pasado. A pesar de ello, la superficie del cultivo ganó 570 hectáreas durante el último año a costa de otras plantaciones como las de cereales y cerezos, que vienen encadenando campañas nefastas.

La producción de almendra en la Comunidad Valenciana registró una caída del 33 %, convirtiéndose con estas cifras en la región con mayores pérdidas de España. En Alicante, algunas explotaciones reportaron pérdidas de hasta el 100 % debido a la ausencia de lluvias y al calor extremo que afectó tanto al secano como al regadío, sumado a plagas como la avispilla y la xylella. 

Las adversidades climáticas, igualmente, volvieron a castigar por sexto año consecutivo a la emblemática cereza alicantina, con resultados desiguales según la zona de producción. Al menos, destacan desde Asaja, se cerró 2024 con la publicación de la orden por parte de la Conselleria de Agricultura para las ayudas a las explotaciones cereceras, una reivindicación que partió desde la propia organización.

Crisis del limón

En lo que respecta a la crisis del limón, desde Asaja recuerdan que el año pasado se superaron en Alicante las 500.000 toneladas de producción, de las cuales más de 150.000 se quedaron en el suelo, un 30 %. Y los que se pudieron vender lo hicieron sin cubrir costes, a 10 o 15 céntimos el kilo. Por su parte, la naranja experimentó dos partes muy diferenciadas en la misma campaña: bastante razonable en la primera mitad y desastrosa en la segunda, en la que los precios en origen sufrieron un repentino desplome de hasta el    40 %, mientras se mantuvieron altos para los consumidores. 

Esta problemática también se extiende a otros cultivos. Los bajos precios en origen lastran al agricultor, por lo que Asaja Alicante exige el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, que las sanciones sean más estrictas y exista mayor vigilancia, así como la creación de un observatorio de costes que asegure la transparencia en la formación de los precios, garantizando que estos superen lo que los agricultores y ganaderos han gastado para producir.

Otro de los grandes caballos de batalla al que se enfrentó el sector en 2024 fueron las importaciones de terceros países: la naranja egipcia, que aumentó sus envíos en un 319 %, y la de Sudáfrica, que también subió en un 45%. Y no solo eso, la entrada de plagas como el trips sudafricano causó daños en cítricos, uva y granada, entre otros.

Ganadería

En lo que respecta a la ganadería, en febrero se detectó el primer foco de lengua azul en una explotación ovina de Orihuela, por lo que se activó un protocolo urgente que incluyó la vacunación de más de 55.000 animales. Juan Luis Gimeno, ganadero y vicepresidente de ASAJA Alicante, denunció que la inestabilidad de los precios de la leche, los altos costes de producción y la sequía están lastrando al sector, al tiempo que pidió la supresión de las trabas burocráticas. 

Rechazo al pacto con Mercosur

El secretario técnico de Asaja, Ramón Espinosa, expresó el rechazo de la organización al acuerdo entre la UE y Mercosur, sobre la base de que «consideramos que nuestro sector vuelve a ser moneda de cambio para otros intereses económicos y exigimos la implementación inmediata de cláusulas espejo para garantizar reciprocidad en los estándares de producción».

Otro de los caballos de batalla para Asaja en 2025, según explicó su presidente, José Vicente Andreu, pasará por seguir ejerciendo presión para el mantenimiento del trasvase Tajo- Segura, vital tanto para el riego como para el consumo urbano de la provincia de Alicante, así como la exigencia de una gestión eficiente del agua con inversiones en infraestructuras hídricas.

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