Función pública
Los mutualistas, angustiados por la crisis de Muface: "Para las aseguradoras somos mera mercancía"
Tres empleados públicos explican cómo han vivido estos últimos meses de incertidumbre por la continuidad del modelo y qué creen que puede pasar si el concurso del Estado queda desierto

Reportaje sobre como viven los empleados públicos la crisis de Muface / / Jordi Otix

La crisis de Muface tiene en vilo a algo más de 100.000 mutualistas en Catalunya y a sus familiares más cercanos. Empleados públicos en medio de un tratamiento a los que su aseguradora ya no da citas para más de una semana vista, jubilados que no saben cuál será su médico de cabecera cuando lo necesiten y padres que ya se han hecho a la idea que tanto ellos como sus hijos tendrán que pasarse a la Seguridad Social, entre otras casuísticas.
“La incertidumbre es generalizada” y el malestar con las compañías aseguradoras que se han retirado de un concurso público en el que el Estado ha aumentado el presupuesto en un 33,5% es extendido, según coinciden los tres mutualistas entrevistados por EL PERIÓDICO para saber cómo están viviendo en primera persona este episodio.

José Ángel Méndez, funcionario y damnificado por la crisis de Muface, es profesor de secundaria y en espera de una operación de rodilla. / / ZOWY VOETEN
José Ángel Méndez es profesor en un instituto de Barberà del Vallès. Dentro del abanico de empleados públicos que se rigen por el concierto sanitario de Muface –que son una minoría dentro de los 449.400 trabajadores públicos que residen en Catalunya, según datos del INE-, los docentes son el cuerpo mayoritario. José Ángel arrastra problemas de rodilla y tiene pendiente operarse. “Soy de Adeslas y me están dando largas para tratarme ya que el 31 de marzo ya no tengo cobertura”, explica. En estos momentos, no obstante, Adeslas estaría reconsiderando su decisión y, según anunció el Gobierno este sábado, podría avenirse a seguir en el sistema si finalmente se modifican los pliegos del concierto.
“Hace tiempo estuve por los hijos, ya que la atención era rápida, y ahora por comodidad, por no cambiarme. Pero lo que tengo claro es que no voy a seguir, me paso a la Seguridad Social”, afirma Méndez. En su razonamiento hay un punto de malestar con la actitud de las aseguradoras. “¿Cómo me voy a fiar de esta gente que solo me ve cómo un número?”, apunta.
No voy a ceder a su chantaje y acabar contratándoles un seguro privado
Así como una actitud de militancia –es afiliado de CCOO- a favor de la sanidad pública. “No voy a ceder a su chantaje y acabar contratándoles un seguro privado”, afirma.

Berta Riera profesora en instituto Bitàcola, es una de las afectadas por la crisis de Muface / / Anna Mas
Para Berta Riera, también docente, la cobertura que le dio Muface cuando sus cinco hijos eran pequeños también fue uno de los puntos que destaca del modelo. “A través de la pública hubiera sido supercomplicado”, afirma. Si bien también opina que el servicio prestado a través de la sanidad concertada ha ido empeorando y le ha tocado sufrir su “masificación”. Hace tres años le diagnosticaron un cáncer, del que está en tratamiento. “¿Voy a tener que cambiarme de médico a medias?”, se pregunta.
Me diagnosticaron cáncer, ¿voy a tener que cambiarme de médico a medio tratamiento?
Una de sus hijas es médica, otro de sus hijos enfermero y a través de ellos y sus historias conoce que muchos hospitales y centros que dan cobertura a los asalariados comunes que se rigen por la Seguridad Social no son públicos, sino privados que luego le pasan la factura al Estado. Riera confiesa tener miedo de pasar ahora a tratarse por el sistema “público”, pero que en verdad acabe siendo un privado con peor servicio que venía percibiendo hasta ahora en Muface.
Acabar en un centro privado adscrito a la sanidad pública con los recursos limitados o ir a una Seguridad Social “masificada” son los dos temores que comparten Méndez, Riera y Luis Navarro, trabajador de Correos. “A mí no me importaría en absoluto ir a la Seguridad Social, creo en la sanidad pública, pero si nos vuelcan a todos va a ser un caos”, advierte este último.

Entrevista a Luis Navarro, funcionario de Correos. / / JORDI OTIX
Preguntado sobre si se ha llegado a plantear hacerse un seguro privado para seguir en Adeslas, responde lo siguiente: “Hay muchos funcionarios del Estado que no tienen salarios como para permitírselo. Yo, que llevo desde 1992 con plaza de funcionario, no cobro más de 1.500 euros. Y hay muchos empleados públicos ya jubilados a los que les ha quedado una pensión justa y no se pueden permitir pagar los 150 o 200 euros que te pide una aseguradora. Y cuanto más mayor te hacen, más te cobran o directamente ni te aceptan”, afirma.
Para las aseguradoras somos sal en tiempos de romanos, una mera mercancía
“Mi suegra es la que está angustiada”, añade Navarro, también presidente de empresas públicas estatales en Catalunya de Csif. Cuenta que ella es beneficiaria de la cobertura de Muface a través de su suegro, ya fallecido y que durante décadas fue trabajador público. “¿Cómo me voy a ir a un médico que no me conoce?”, le dice, a sus 80 años.
“Lo que ha quedado claro en todo esto es que solo somos números para las aseguradoras. No entiendo como con un incremento del 33,5% no les salen los números. Están jugando a alargar esto para que nos cansemos y nos hagamos un seguro privado con ellos. Y ahí ganan las mutuas y gana el Estado, que se evita que una parte de los mutualistas vayan a la Seguridad Social”, pronostica. “No les preocupa ni lo más mínimo nuestros tratamientos. Somos sal en tiempos de romanos, una mera mercancía”, se queja.
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