Muñecas que juegan limpio

La firma alicantina Antonio Juan se convierte en la primera del sector en España con sello Zero Waste al promover la reutilización de todos los residuos de su fabricación

Muñecas Antonio Juan, muñecas que juegan limpio

Juani Ruz

David Navarro

David Navarro

Detrás de cada muñeca artesanal hay muchas horas de trabajo y dedicación. Desde el escultor que se encarga de producir los modelos para los moldes hasta las modistas que cosen una a una las piezas de ropa, pasando por las operarias que se encargan de vestirlas y peinarlas. Lo que ya no hay, al menos en el caso de Muñecas Antonio Juan, son residuos que acaben en el vertedero.

La firma de Onil (Alicante) ha sido la primera del sector en conseguir el sello Zero Waste, que acredita la reutilización de todos los materiales sobrantes que se generan durante su fabricación. Una iniciativa que se une a otras en la misma línea que ha puesto en marcha la compañía, como el empleo de tejidos orgánicos, la utilización de hilos reciclados para la confección de los trajes de punto y selección la de fibras procedentes de botellas de plástico recicladas para el relleno del cuerpo blando de las muñecas.

Un camino hacia la sostenibilidad que la histórica juguetera -con casi 70 años de trayectoria- emprende por convicción, pero también por las normativas cada vez más exigentes de la UE y, sobre todo, por las tendencias de consumo en el mercado europeo, donde el respeto al medio ambiente es un factor de compra cada vez con más peso, como apunta Darío Juan, administrador de la empresa junto a sus hermanos Marco Aurelio y Teresa, la tercera generación familiar al frente del negocio.

Darío Juan, uno de los tres hermanos administradores de la compañía, con varios de sus modelos de muñecas.

Darío Juan, uno de los tres hermanos administradores de la compañía, con varios de sus modelos de muñecas. / Juani Ruz

Con una producción anual que supera las 400.000 unidades, la política de residuos cero ha permitido recuperar cerca de cinco toneladas de materiales, que en buena parte han ido a parar a otras empresas de la zona, lo que también contribuye a la economía circular. Así, las 1,8 toneladas de residuos textiles se destinan a una compañía de la cercana población de Banyeres de Mariola, donde se transforman en trapos para la limpieza de maquinaria. Los más de 500 kilos de plástico recuperado también se quedan en la misma zona, en este caso en otra empresa que se encarga de convertirlo en sacos y bolsas. Lo único que viaja más lejos es el cartón, que se va a una empresa especializada en Aragón para darle nueva vida, explica el responsable de la firma.

Desde el punto de vista de los materiales que utiliza, Muñecas Antonio Juan también es pionera en la utilización de bioplásticos, gracias a un proyecto desarrollado junto a Aiju, el instituto tecnológico del juguete. Una materia prima que utiliza en los chupetes de las muñecas o las tetinas de los biberones y que permite que si, por ejemplo, uno de estos accesorios acaba perdido en la naturaleza, se degrade por sí mismo, evitando la contaminación casi perpetua que ocasionan otro tipo de plásticos.

Últimas tendencias

Más allá de la sostenibilidad, la compañía de la familia Juan también ha sabido adaptarse a las modas que, inevitablemente, acompañan a cualquier producto de consumo. Así, en 2016 sus responsables decidieron sumarse a una tendencia que llevaba años asentada en países como Estados Unidos y Alemania y que empezaba a llegar a España, la de las denominadas muñecas reborn. Se trata de muñecas con acabados hiperrealistas y que fácilmente pueden confundirse con un bebé real.

Una de las operarias de la firma da los últimos retoques a una muñeca.

Una de las operarias de la firma da los últimos retoques a una muñeca. / Juani Ruz.

Aunque se trata de un mercado más reducido que el de la muñeca normal -suelen producirse en ediciones limitadas-, también tienen un precio muy superior. Por ejemplo, algunos de los últimos modelos de la compañía en este segmento -como el último, fabricado completamente en silicona- pueden superar los 300 euros-. Sus compradores potenciales suelen ser niñas de entre 6 y 9 años, -para las que se diseñan modelos de un segmento intermedio, más asequible, según Darío Juan-, pero también personas adultas que las quieren para coleccionarlas.

En total, en el último año la compañía ha logrado una facturación de 6,5 millones de euros entre todas sus gamas, de los que alrededor del 30% proceden de la exportación que realizan a 30 países distintos, aunque sus grandes mercados en el exterior son Italia, Francia y Estados Unidos. Precisamente, uno de los objetivos que persigue ahora la firma con su apuesta por la sostenibilidad es mejorar sus ventas en el exterior, que ven como principal vía para crecer en los próximos años. También como una forma de diferenciarse de los grandes fabricantes con los que compiten en las estanterías de las principales cadenas de jugueterías en las que están presentes, como Toy Planet, Juguettos y El Corte Inglés.

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