Pulso económico

Trump centra su guerra arancelaria en China para reducir el déficit comercial de EEUU y su dependencia tecnológica

El comercio entre los dos países ascendió a unos 582.400 millones de dólares en 2024, con un déficit comercial de EEUU con China de 295.000 millones de dólares

Donald Trump y Xi Jinping, en la cumbre del G20 en Osaka, en 2019.

Donald Trump y Xi Jinping, en la cumbre del G20 en Osaka, en 2019. / KEVIN LAMARQUE / REUTERS

Madrid

Apenas han pasado tres meses del segundo mandato del presidente estadounidense, Donald Trump, y ya ha vuelto a centrar su punto de mira en China. Como si fuese una coreografía pactada, ambos países están subiendo los mismos peldaños de la escalada comercial que vivieron hace apenas ocho años: el magnate se muda a la Casa Blanca, amenaza al gigante asiático, impone los primeros aranceles y recibe las mismas tasas a cambio. La última novedad en esta espiral comercial es que Estados Unidos ha suspendido durante 90 días los gravámenes a la mayor parte de los países, a excepción de China, donde se sitúan en el 145%. A cambio, este país ha respondido con tasas del 84% a las importaciones estadounidenses. ¿Por qué Trump mantiene el pulso con China?

Hay que echar un vistazo a su intercambio comercial para entender la razón principal. El comercio de bienes entre Estados Unidos y China ascendió a unos 585.000 millones de dólares en 2024. Pero el equilibrio no existe. El déficit comercial de Estados Unidos con China es de 295.000 millones, equivalente al 1% de la economía estadounidense, y además aumentó en 16.300 millones de dólares (un 5,8%) respecto al año anterior, según los últimos datos de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

Cifras aparte, lo cierto es que aunque la dependencia estadounidense hacia el país asiático disminuyó en los últimos años, aún es notable la dependencia tecnológica: las principales exportaciones de China hacia Estados Unidos fueron productos electrónicos, ordenadores y juguetes, pero también baterías, cruciales para los vehículos eléctricos. En el otro sentido, a China le llega soja, aeronaves y motores, productos farmacéuticos y petróleo. Pero, además, el país asiático ha diversificado su mercado de exportaciones, de tal manera que ahora Estados Unidos representa el 14%, por debajo del 20% de hace apenas siete años, y también ha innovado en sectores críticos para no tener que responder ante su principal competidor.

También existe una carrera tecnológica en ámbitos como la inteligencia artificial, la defensa o la movilidad eléctrica. "Si bien las formas pueden diferir, uno de los pocos puntos en común que tienen republicanos y demócratas es la idea de contener a China en su avance como superpotencia", desgrana el director de Economía y Empresa de Casa Asia, Amadeo Jensana. "Con Trump en el poder las diferencias se han acentuado y la escalada en las tensiones viene dada porque China no quiere dar señales de debilidad ante Estados Unidos y el resto del mundo".

'America first'

En la decisión de Trump existe un interés por forzar la conversación entre ambos países. "Trump claramente está intentando impulsar las negociaciones para conseguir lo que quiere. Busca que China se siente a la mesa de negociaciones", expone el analista de mercados de eToro, Josh Gilbert.

En el informe "Transformación del Comercio Global: desafíos geopolíticos y el nuevo rumbo de EEUU", elaborado por EY Strategic Tax Observatory, los analistas explican que la imposición de aranceles por parte del magnate responde a dos intenciones. Por una parte, a una visión proteccionista clásica para "proteger a la industria estadounidense de la competencia exterior y asegurarle una mayor cuota en el mercado de EEUU (aun a costa de sufrir riesgos de inflación y de pérdida de competitividad)", y por otra, a una visión multipropósito "como instrumento para conseguir ventajas para la posición de EEUU en negociaciones bilaterales con otros países en relación con aspectos no necesariamente comerciales".

En esta estrategia del 'America first', China ha estado siempre en el centro de la diana de Trump. La primera mención apareció en la campaña presidencial de 2016, cuando prometió poner en marcha un plan para acabar con las prácticas de comercio injustas por parte del país asiático. Cuando su primera Administración dio el pistoletazo de salida, reiteró su intención de imponer medidas contra los productos chinos tasados por debajo de los precios corrientes del mercado ('dumping'), equilibrar el déficit comercial exterior de Estados Unidos y combatir los subsidios otorgados que conceden a las empresas chinas ventajas competitivas, además de atajar el robo de propiedad intelectual por parte de ellas.

Así, la primera reunión entre Trump y su homólogo en China, Xi Jinping, se celebró en abril de 2017 con el objetivo de acordar un plan de 100 días para negociaciones comerciales. Sin embargo, la propuesta no salió adelante y a partir de enero de 2018 Estados Unidos empezó la guerra comercial con una serie de aranceles que ascenderían a 250.000 millones de dólares solo en ese año. China contraatacó con tasas por valor de más de 100.000 millones de dólares. Las hostilidades escalaron hasta 2020. Cinco años más tarde, el presidente estadounidense ha seguido la misma lógica al imponer un arancel del 20% inicial que ha crecido hasta el actual 125%.

Aislar a China

La apuesta de Trump por mantener la guerra comercial abierta con China también persigue el deseo de aislar a este país. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, llegó incluso a afirmar que no descarta eliminar los valores chinos cotizados en las bolsas americanas, recuerdan los analistas de Renta 4. "Bessent afirmó que espera que haya negociaciones con el grueso de países para luego hacer un frente común contra China", añaden. Este miércoles también advirtió a España, que se desplazó a China también en representación de la Unión Europea, de no alcanzar acuerdos con China, porque "sería como cortarse el cuello".

Desde China avisaron hace dos días: "Si Estados Unidos insiste en seguir su propio camino, China luchará hasta el final", aseguró un portavoz del Ministerio de Comercio de China. Las autoridades chinas se reunirán este jueves, de donde podrían salir nuevos estímulos para su economía en pleno contexto de guerra comercial. Y aunque Trump continúa aumentando el porcentaje de los aranceles, también espera llegar a un acuerdo con este país. "Xi es un tipo inteligente y terminaremos haciendo un muy buen acuerdo", señaló en una rueda de prensa.

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