Fin de la mala racha: Alicante recolectará 8.000 toneladas de cereales después de tres años en blanco

Las lluvias de los últimos meses permitirán alcanzar una buena cosecha, pese a que los bajos precios apenas darán para cubrir costes

Un buen año para los cereales

Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Se acabó la mala racha. Los productores de cereales de la provincia de Alicante prevén recolectar alrededor de 8.000 toneladas de cebada, avena y trigo después de tres años prácticamente en blanco como consecuencia de las malas condiciones climatológicas. La situación, sin embargo, ha cambiado este ejercicio de manera radical, toda vez que las lluvias registradas en los últimos meses traerán consigo una buena cosecha, con unos rendimientos que hacía ya tiempo que no se veían por estos lares. La felicidad, en cualquier caso, no será completa, toda vez que los bajos precios que imperan en el mercado apenas permitirán cubrir los costes.

El de los cereales es uno de los cultivos que más ha sufrido en los últimos tiempos en la provincia de Alicante. Hace tres campañas fue el exceso de lluvia en el momento de la germinación la que envió al traste la cosecha, mientras que en las últimas dos el fenómeno que impidió recolectar el grano fue la extrema sequía. La ausencia de lluvias, combinada con las altas temperaturas, propiciaron que la tierra estuviese excesivamente seca, evitando que se desarrollasen las raíces. Solo en 2024 el descenso de la producción fue del 90 %, lo que generó pérdidas por encima de los dos millones de euros.

"Las lluvias han caído en cantidades suficientes y el momento adecuado"

Ricardo Ferri

— Productor de cereales

Pues bien. La situación ha cambiado de manera radical de cara a este año, según se ha encargado de destacar Ricardo Ferri, productor del área de l'Alcoià y representante de Asaja. "No es que las cantidades recogidas hayan sido demasiado elevadas, pero han caído en los momentos adecuados y en varios episodios, permitiendo una adecuada germinación después de estas últimas campañas tan desastrosas", enfatiza.

Ricardo Ferri, productor de l'Alcoià, contempla uno de sus campos de cereales.

Ricardo Ferri, productor de l'Alcoià, contempla uno de sus campos de cereales. / Juani Ruz

El inconveniente, sin embargo, es que los precios que se están abonando por los cereales en los mercados internacionales son muy bajos, hasta el punto de que apenas se podrán cubrir los costes de producción. "Por poner un ejemplo -explica-, una tonelada de fertilizantes, que antes de la guerra de Ucrania costaba 320 euros, se disparó hasta los 1.200 euros. Ahora los costes se han moderado un poco, pero siguen estando por encima de antes del conflicto bélico, alrededor de los 550 euros".

A todo ello hay que sumar otras subidas como las registradas por los combustibles, entre otros elementos. Según Ferri, "la realidad es que los costes de producción han crecido entre un 50 % y un 60 %, mientras que los precios de los cereales han tocado fondo, por lo que nos encontramos con que apenas tenemos márgenes comerciales". De media, en concreto, se están pagando alrededor de 185 euros por la tonelada de cebada, y entre 220 y 260 euros por la de trigo.

"Es necesario un plan urgente para la supervivencia de los campos de secano"

José Vicente Andreu

— Presidente de Asaja Alicante

Todos estos inconvenientes, los de las malas cosechas de los últimos años y la escasa cotización, han propiciado que solo en el último ejercicio se hayan perdido la mitad de hectáreas dedicadas a este cultivo, situándose en la actualidad en alrededor de 3.600. De ahí que desde Asaja Alicante su presidente, José Vicente Andreu, vaya reclamando desde hace tiempo un plan urgente para garantizar la supervivencia no solo de los campos de cereales, sino del secano en general. La organización considera imprescindible que vayan prorrogándose las ayudas a la sequía, así como llevar a cabo acciones concretas que compensen a los agricultores que en estos últimos años aseguraron sus cosechas sin obtener rendimientos.

Y es que este es otro de los problemas a los que se enfrentan los agricultores. El de unos seguros que solo permiten asegurar rendimientos muy bajos, lo que propicia que el nivel de contratación no sea demasiado elevado. En opinión de Asaja, lo que debería ser una herramienta eficaz se ha convertido en una opción poco atractiva y con plazos mal adaptados a las circunstancias climáticas que se han estado produciendo en los últimos tiempos.

Preocupación por los daños de la fauna salvaje

Si no fuesen suficientes los problemas a los que se enfrentan los agricultores en materia climática y de precios, hay otro factor que se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza, como son los daños provocados por la fauna salvaje en los cultivos. Según explica Ricardo Ferri, "hay zonas en las que no merece la pena plantar, porque los cereales se los acaban comiendo conejos, muflones, jabalíes, arruíes y cabras montesas". Para el representante de Asaja, es necesario tomar medidas contundentes. Según sus palabras, si no quieren matarlos, que los trasladen y les den comida en la montaña. O si no, que se nos indemnice de forma adecuada, porque lo que no podemos es ser nosotros los que mantengamos a estos animales".

En el mismo sentido se ha venido expresando Carles Peris, secretario general de La Unió, quien señala que, en algunas zonas, la situación es insostenible. "Los agricultores y ganaderos -señala- estamos pagando las consecuencias de una gestión deficiente que no ha solucionado el problema de la superpoblación de ungulados. Son urgentes las medidas adecuadas y efectivas para frenar esta plaga que está arruinando nuestras explotaciones". La conselleria, en este sentido, emitió un decreto sobre la gestión, caza y control de ungulados silvestres, para el que las organizaciones agrarias reclaman financiación suficiente.

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