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Tres comercios bajan la persiana todos los días en Alicante para no volver a subirla

El aumento de los precios de alquiler, la competencia de las ventas online y la falta de relevo generacional están detrás del cierre de 2.000 establecimientos en los últimos dos años, lo que supone un 8 % del total

El comercio tradicional en crisis

El comercio tradicional en crisis / Alex Domínguez

Miguel Vilaplana

Miguel Vilaplana

Casi tres comercios bajan la persiana cada día para no volver a subirla. Esa es la cruda realidad del sector en la provincia de Alicante, donde más de 2.000 establecimientos han echado el cierre en los últimos dos años, en lo que supone alrededor de un 8 % del total. El aumento de los precios de alquiler, la competencia de las ventas online y la falta de relevo generacional son factores que guardan una relación directa con esta sangría.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no mienten y reflejan a las claras la preocupante situación en la que se encuentra el pequeño comercio en la provincia de Alicante. La irrupción de la pandemia de coronavirus ya propició que se pasase de los 25.686 establecimientos que estaban activos en 2019 a 24.807 solo dos años después. La reanudación de la actividad, con todo, propició un pequeño repunte en 2022, hasta alcanzar los 24.869. Sin embargo, y a partir de ahí, una caída imparable, que ha propiciado que se pasase a los 23.087 comercios en 2023 y a los 22.864 al término de 2024. Nada menos que 2.005 establecimientos menos en solo dos años, lo que viene a representar alrededor de un 8 % del total.

"Una ciudad sin comercio no es una ciudad viva. Pierde identidad y eso no nos lo podemos permitir

Vicente Armengol

— Presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante

Un retroceso del que es muy consciente Vicente Armengol, presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante y propietario de una tienda de ropa de caballero y bodas en la capital de la provincia, quien hace referencia a diversos factores que han llevado al sector a la situación actual.

Vicente Armengol atendiendo a un cliente en su comercio de ropa en Alicante.

Vicente Armengol atendiendo a un cliente en su comercio de ropa en Alicante. / ALEX DOMINGUEZ

De entrada, destaca la feroz competencia con la que tiene que convivir el pequeño comercio en lo que respecta a las ventas online. «Es un fenómeno -explica- que venía creciendo de forma paulatina, pero que registró un notable impulso a raíz de la pandemia y también como consecuencia de la irrupción de plataformas como Temu, que han provocado efectos devastadores en el sector».

Otra cuestión que está haciendo mucho daño, añade Armengol, es el aumento de los precios del alquiler, que, según sus palabras, andan desbocados. «En los últimos años se pueden haber incrementado alrededor de un 30 %. En el centro de Alicante, sin ir más lejos, un local de apenas 30 metros cuadrados puede costar 1.500 euros, lo cual es mucho dinero», enfatiza.

Una subida que, según el representante comercial, guarda relación, entre otras cuestiones, con la utilización de bajos comerciales para la habilitación de apartamentos turísticos. «Eso ha tenido mucho que ver con los precios que se le piden a los comerciantes», lamenta.

"No es posible sostener un comercio que destina la mitad de sus ingresos al pago de un local"

María José Landaburu

— Secretaria general de UATAE

A ello hay que añadir, continúa, los impuestos, la luz y otros gastos que se van incorporando, como la factura digital o el registro horario. «Todo va sumando», se queja. Y resalta otros problemas a los que se han tenido que enfrentar determinados comercios, «que solicitaron préstamos ICO y después no los pudieron devolver».

Un conjunto de cuestiones que se están dando, además, en un contexto económico nada boyante. «Los sueldos -indica Armengol- son los que son, y la gente tiene que priorizar y dedicarlos en primer lugar a lo que resulta imprescindible».

El tercer factor al que alude el presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante es la falta de relevo generacional, dado que son pocos los jóvenes que se deciden a adentrarse en esta profesión, habida cuenta de las complicaciones a las que tienen que hacer frente en la actualidad.

En parecidos términos se expresa María José Landaburu, secretaria general de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), con relación a un fenómeno, el de los cierres de comercios, que se está dando también a nivel nacional. Según señala, «estamos asistiendo a un desmantelamiento silencioso del pequeño comercio. El relato de la recuperación económica choca con la realidad de miles de personas autónomas que no pueden mantener abiertas sus actividades económicas ante la asfixia de los costes y la falta de apoyo estructural».

Comercios cerrados en una calle de Alicante.

Comercios cerrados en una calle de Alicante. / ALEX DOMINGUEZ

Y se refiere, precisamente, a lo que define como «precios desorbitados» de los alquileres comerciales, especialmente en zonas tensionadas y ciudades turísticas, donde, coincide con Armengol, «la conversión de locales en alojamientos de uso turístico ha empujado al pequeño comercio a la marginalidad económica. No hay posibilidad de sostener un comercio que destina más de la mitad de sus ingresos al pago de un local».

A ello, añade, se le suma la brecha digital que arrastra a muchos establecimientos a la obsolescencia frente a los grandes canales de venta online, así como la libertad horaria con la que siguen operando las grandes superficies en muchos territorios del Estado.

Cierre tras 55 años en Alcoy

En este contexto, un comercio que ha bajado definitivamente la persiana después de nada menos que 55 años es Selecciones Rafael, en el centro de Alcoy. Además, su propietario, Rafa Pérez, forma parte de una familia que llevaba un siglo en el sector, dado que él había seguido los pasos de su abuela y su padre. Destaca que ha cerrado con motivo de su jubilación, y porque no tenía relevo generacional. «A mi hija y mis sobrinos les gusta el comercio, pero cuando ven los horarios y la presión fiscal, se echan atrás», indica.

Rafa Pérez detrás de la persiana de su comercio en Alcoy, que ha tenido que cerrar por jubilación.

Rafa Pérez detrás de la persiana de su comercio en Alcoy, que ha tenido que cerrar por jubilación. / Juani Ruz

Y se refiere a las demás dificultades, como la competencia de internet, los alquileres y otras cuestiones como los problemas de señalización de las zonas comerciales o la falta de aparcamientos y accesibilidad. «Yo creo -indica- que debería haber más comunicación entre los comerciantes, los vecinos y los ayuntamientos para mejorar las condiciones en las que trabaja el comercio que, no lo olvidemos, representa el 13,5 % del PIB nacional».

"He cerrado porque me he jubilado y no tenía relevo generacional para continuar el negocio"

Rafa Pérez

— Propietario de Selecciones Rafael en Alcoy

En este sentido, y con la finalidad de acabar con esta sangría de cierres, desde UATAE exigen que se aborde de manera urgente un plan de protección integral del comercio local, que regule los alquileres, equilibre el terreno competitivo con las grandes plataformas y que ponga freno a una política de horarios que favorece a las grandes superficies en detrimento del comercio de cercanía.

Coincide con este planteamiento Vicente Armengol, quien, además, subraya que el sector no se ha quedado de brazos cruzados. «Intentamos que la gente se forme en nuevas tecnologías y que tenga presencia en el canal online, porque se trata de renovarse o morir. Todo ello, además de ofrecer una atención individual y personalizada a nuestros clientes», manifiesta. Y advierte que «una ciudad, sin comercio, no es una ciudad viva. Con los cierres perdemos identidad y no nos lo podemos permitir».

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